miércoles, 16 de diciembre de 2009

EL HOMBRE MÁS FELIZ DE LA TIERRA

Se habló de él pero poco. No interesaba. Este hombre no era el amante de nadie famoso, no era el protagonista de ningún reallity, ni había estafado, engañado, robado, matado,… o cualquier cosa que se nos pueda pasar por la imaginación. No estaba implicado en asuntos de drogas o de sexo, no era un famoso que iba a la cárcel o que protagonizaba un escándalo, no estaba rodeado de morbo ni de sangre. Precisamente se trataba de una persona completamente ajena a todo lo que hoy importa a la inmensa mayoría de las personas: Es un hombre feliz, por lo tanto aburrido y carente de interés.


Su nombre es Matthieu Ricard y en el año 2007 varios reportajes dieron a conocer a este hombre con el título del “hombre más feliz de la tierra”. Fue un nombre del que se habló durante poco tiempo, luego no se volvió a hablar de él en los medios de comunicación.


¿Y cuál fue el motivo de ese fugaz interés por los medios? Tras haber sido objeto de estudio de varias universidades de Estados Unidos durante años; su cerebro fue sometido a todo tipo de mediciones constantes resonancias magnéticas nucleares, en sesiones de hasta tres horas de duración. Su cerebro fue conectado a múltiples sensores con el objeto de medir sus niveles de diversas sensaciones: estrés, tristeza, satisfacción, ira, etc.

Estableciendo una tabla de niveles de felicidad cuyos parámetros se establecían entre el nivel de muy infeliz que se situaría en 0.3 muy feliz que se sitúa en -0.3. Esta tabla recibió el curioso nombre de “felizómetro” Estos criterios se constituían a través de los mismos estudios realizados con cientos de voluntarios.

Los resultados de Matthieu Ricard superaron todas las expectativas puesto que logró una puntuación de -0,45
Sin entrar en demasiados detalles se podría resumir la biografía de Ricard diciendo que fue una persona educada y criada en un ambiente intelectual y artístico; su descubrimiento de la filosofía budista hizo que su vida sufriera un cambio radical.
Matthieu Ricard nació en el año 1946 en París en un ambiente intelectual. Su padre era un escritor y filósofo, miembro de la Academia Francesa, su madre era pintora. A los 20 años viajó a la India sintiendo curiosidad por los reportajes que sobre los maestros espirituales vio en la televisión. Durante varios años realizó varios viajes en verano a la India.

Matthieu se doctoró en genética celular en el Instituto Pasteur junto a un premio Nobel: Françoise Jacob. En 1972, con tan solo 26 años, recién conseguido el doctorado y con un brillante futuro profesional y social por delante, decidió abandonarlo todo y marcharse definitivamente al Himalaya.
Durante años estudio con diversos maestros budistas hasta que en el año 1989 se convirtió en interprete del Dalai Lama, lo que le llevó a viajar por occidente de nuevo.

Sería en el año 2000 cuando se involucró en un ambicioso estudio sobre la meditación y el poder de la mente sobre el cerebro, que aún continúa. Las conclusiones ya las hemos visto: Ricard sobrepasó con creces el límite del “felizómetro”. Y la explicación que da para conseguir semejante record es muy simple: la plasticidad mental para sustituir los pensamientos negativos por otros positivos, para él la felicidad puede aprenderse, desarrollarse y mantenerse, es cuestión de poner en práctica los principios que él ha seguido: desapego y contemplación.
Así se simple, así de complicado. Os animo a investigar más sobre esta figura, es un persona que merece la pena conocer.
Este enlace os lleva a un video muy interesante y debajo de la pantalla podéis elegir el idioma de los subtítulos.

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