lunes, 1 de marzo de 2010

LA VISUALIZACION I

Una de las más potentes herramientas con las que cuenta el ser humano, aún cuando no seamos conscientes de ello, es la visualización. Si tomamos como base que “Todo es Mente”, es decir, la primera Ley Hermética, llegamos a la conclusión de que todo es mental, tanto lo bueno como lo malo, todo es por que en algún momento existió en la mente de alguien. Así pues, partiendo de esta premisa, la mente puede ser encauzada de forma consciente para que cree o recree aquellas condiciones y/o hechos favorables para nosotros y nuestros intereses.

Para empezar, habría que definir lo que es la visualización, puesto que existe un tanto de confusión al respecto. Mucha gente piensa que se trata simplemente de soñar despierto, dejar volar libremente la imaginación sin ningún método ni propósito concreto.


La visualización requiere un esfuerzo, un propósito y una dirección, hay una serie de pasos muy sencillos para llevar a cabo una visualización, son elementales, pero importantes.

En primer lugar es fundamental tener claro qué es lo que queremos. Parece una perogrullada, pero no lo es. Voy a poner un ejemplo que va a ser muy fácil de entender. Imaginemos a una jovencita que quiere encontrar pareja. No tiene muy claro el tipo de persona que, si pudiera hacerlo, elegiría. Hace unos días vio una película cuyo protagonista la encandiló, sin ser físicamente perfecto, su personalidad era atrayente, así que nuestra amiga del ejemplo decide que es ese tipo de hombre el que la conviene.

Pero varios días después, en su serie favorita aparece un personaje nuevo. Así que ella decide que va a cambiar, que ahora el tipo de hombre que la gusta es el que encarna el nuevo actor. Físicamente es muy distinto del anterior, la personalidad de su personaje también difiere mucho de la personalidad del otro. Entonces tenemos un dilema, ¿qué tipo de hombre quiere nuestra amiga en su vida: el primero o el segundo? Viendo esto, es muy probable que de aquí a muy poco tiempo, aparezca otro tercer actor que haga de nuevo dudar a nuestra amiga.



Este ejemplo sirve para ilustrar uno de los primeros escollos que nos encontramos a la hora de emprender un trabajo de visualización. No sabemos lo que queremos, no tenemos una idea concreta, sino más bien vaguedades que van cambiando según las corrientes externas, ahora quiero esto, ahora cambio y quiero lo otro. El primer paso para visualizar es SABER qué queremos con exactitud, con datos, pelos y señales. Y, por supuesto, una vez que nos hayamos decidido, atenernos a ese deseo concreto y no cambiarlo caprichosamente.

¿Quieres una casa? Muy bien tienes que tener una idea clara del tamaño, la forma, la distribución… No es correcto querer hoy un ático en el centro de la ciudad para mañana querer un chalet en la periferia y al día siguiente un bungalow frente al mar o una casita de piedra en la sierra. Los deseos tipo goma de mascar que se alargan y se encogen a antojo lo único que hacen es conducirnos al fracaso. Si consideras que es oportuno anotar los detalles, perfecto, no importa el tiempo que se dedique a descubrir el deseo, lo importante es tener la idea muy clara. El tiempo que dediques a estudiar seriamente qué es lo que quieres, no es tiempo perdido, sino ganado.

El segundo paso es la visualización en sí; vamos a dotar de vida ese deseo. Esto es, esa imagen que tú has planificado clara y nítida, perfectamente detallada y estructurada, la vamos a llevar a nuestra mente. Los ojos cerrados y un estado de relajación mental y física son imprescindibles. Una vez calmados cuerpo y mente, vamos a reproducir esa imagen mentalmente de forma real. Siguiendo con el ejemplo de la casa, no se trata de sostener en la mente una idea vaga y borrosa, que a la menor distracción se evapore. No puedes visualizar la casa de tu vida a la vez que repasas mentalmente la lista de la compra para mañana, o te recuerdas que tienes que llamar a Fulanito.


En tu mente solo puede haber una cosa y esa es la imagen que quieres traer al mundo real. ¿Qué hacer para conseguir que sea más real para ti? Sentirla, es decir, imagina sus colores, sus sonidos, sus olores, toca, siente, vívela. Sigo con la casa como ejemplo. Introdúcete en la escena, pasea por la casa y siente como tus pies pisan las baldosas, tus manos acarician las paredes, siente su tacto frío y firme, escucha el ruido de tus pasos, al recorrer todas las estancias, siente el olor de la pintura reciente, de los muebles nuevos, recréate en todas las sensaciones que experimentarías al pisar tu nueva casa. Esfuérzate en sentir la alegría de estrenar una casa de tu propiedad, en la sorpresa por su tamaño, por la calidad de los materiales, etc.

Se trata de que no te limites solo a ver, sino que creas que aquello que visualizas es real y como algo real lo sientes. En la visualización tienes que sentir, la emoción impulsa el resultado. No hay un tiempo concreto para trabajar con la visualización, pero es importante tener en cuenta una cosa: valen más cinco minutos de una visualización bien hecha, que una hora de pensamientos que divagan sin sentido. Como suele decirse es más cuestión de calidad que de cantidad.

Después llega lo que para mí resulta más difícil: DESCONECTAR. Sí, parece fácil, pero es tremendamente complicado cortar con tu visualización y volver a tus actividades cotidianas sin que tu mente vuelva al objeto de la visualización con demasiada frecuencia. Y en este punto pasan dos cosas, una que pensamos tanto en ello que imprimimos ansiedad, con lo que anulamos el deseo, o bien que esa vocecilla interior que conocemos tan bien y que incordia demasiado, nos va a empezar a hacer dudar del éxito de nuestro ejercicio.

Una vez me pusieron un ejemplo muy gráfico sobre lo que pasa cuando no “sueltas” la visualización. Es como escribir una carta, la guardas en el sobre, pones la dirección y pegas el sello; acto seguido te diriges al buzón de correos para enviarla. Pero cuando llegas al buzón, te niegas a soltar la carta por temor a que no llegue a su destino, evidentemente si no la depositas en el buzón, el servicio de correos no podrá recogerla y por lo tanto no podrá entregársela a su destinatario.

Con la visualización ocurre lo mismo. Tú ya has hecho tu parte, deja que el Universo se encargue del resto, a ti sólo te corresponde ya propiciar que se cree el escenario adecuado para que eso se produzca. Y esto nos lleva a uno de los puntos clave para que se produzcan resultados: FE. Si no creemos en lo que estamos haciendo, si a cada segundo dudamos del éxito de lo que hemos solicitado, si en el fondo estamos convencidos de que no nos lo merecemos… entonces la visualización se transforma en una absurda pérdida de tiempo.

2 comentarios:

  1. Excelente.. me ha gustado mucho Cristina.

    Joel (Grappler).

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    Respuestas
    1. Hola, Joel

      Gracias por tu visita y tu comentario. Ya tiene su tiempo esta entrada, pero el contenido es completamente vigente.

      Un fuerte abrazo

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