domingo, 26 de septiembre de 2010

¿QUÉ MENSAJE TIENES HOY PARA MÍ? III

Hasta ahora hemos visto ejemplos de imágenes con un objeto, pero no es infrecuente que recibamos mensajes más complejos. Por ejemplo, durante el ejercicio tal vez nos llegue una idea que puede tener que ver con algún asunto concreto que últimamente nos tiene especialmente absortos o puede que no tenga nada que ver, quizás hace referencia a nuestra vida en general, al modo que tenemos de afrontarla y de desenvolvernos en ella. Puede suceder que esa idea guarde estrecha relación con la carta con la que trabajamos o tal vez no tenga nada que ver.

No quiero que se den confusiones al respecto. Muchas personas pueden pensar que para recibir este tipo de mensajes, tienen que escuchar una voz atronadora que desde los alto diga una frase de gran sabiduría, con acompañamiento de rayos varios e incluso un vendaval que haga revolotear todo lo que hay a nuestro alrededor. Nada más lejos de la realidad; bueno puede que alguien tenga en alguna ocasión esa ruidosa experiencia, si es así, por favor que nos lo cuente, pero puedo asegurar que no es lo usual. Lo más probable es que surja en nuestra mente una idea que parezca propia, o tal vez se nos encontremos a nosotros mismos pensando en esa frase… pero desde luego es una vivencia mucho más suave y silenciosa.


Tarot Visconti

Veamos un ejemplo del primer caso; imaginemos que estamos trabajando con la carta de la Rueda de la Fortuna y de pronto en nuestra mente irrumpe un pensamiento: “Deja que las cosas sigan su curso”, aquí tenemos un mensaje que está claramente unido al significado de la carta. Esa frase nos quiere decir: “no luches contra la corriente sino a favor”. Bien, es el momento de repasar nuestros temas pendientes y ver si en alguno de ellos nos estamos obcecando y nos empeñamos en algo.

¿Quizás quieres forzar las cosas cuando el momento no es el adecuado? ¿La vida te lleva por un lado y tú tratas de avanzar a la contra? La Rueda de la Fortuna tiene un mensaje muy claro y rotundo, que consiste en los ciclos perpetuos de la vida, la frase parece una invitación a girar con esa Rueda y no empeñarte en girar contra la Rueda. No es una llamada a la inacción, ni mucho menos, por el contrario, es una invitación a cooperar con las corrientes para aprovechar el flujo oportuno. Como se suele decir, hay un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar lo sembrado. Simplemente se trata de sembrar cuando es la época óptima y cosechar cuando los frutos están maduros.

Cualquier persona que tenga plantas sabe que se puede empeñar todo lo que quiera en sembrar en cualquier época del año, pero los resultados se obtendrán cuando ha sembrado la semilla adecuada en la época adecuada. Si nos apetece mucho ir a una galería de arte en la que expone un artista que admiramos, es estupendo, pero si la galería cierra sus puertas a las diez de la noche, por más que nos empeñemos en que queremos ir a las once de la noche, no vamos a conseguir entrar; simplemente, la puerta está cerrada. Sería una tontería sentirnos frustrados y dolidos porque se nos ha antojado ir a las once aún sabiendo que a esa hora la galería ya ha cerrado, es decir, nos disgustamos porque queremos ir contra corriente. Lo lógico será informarnos del horario y hacer la visita a la exposición a una hora en la que la galería esté abierta, es decir, ir a favor de la corriente.

Este ejemplo parece una perogrullada, pero no lo es. Tal vez alguien piense: ¿A quién se le va a ocurrir ir a un sitio a una hora que sabe que está cerrado? Si, buena pregunta, pero en nuestra vida cotidiana nos empeñamos en hacer cosas cuando sabemos que no es el momento (en nuestro interior sabemos que no es el momento, nuestro exterior se hace el loco) pero insistimos e insistimos, porque lo queremos ya. Solo hay que pensar un poco, repasar nuestra historia, siendo sinceros con nosotros mismos, claro, y veremos que nos obcecamos en ir contra corriente con mucha frecuencia. Bien, ya tenemos una aplicación para el ejercicio con la Rueda de la Fortuna, hemos recibido un mensaje de nuestro subconsciente con referencia a algún aspecto sobre el que deberíamos trabajar.

Ahora vamos a imaginar, que hacemos el ejercicio con otra carta, por ejemplo la Templanza, y en esta ocasión recibimos un mensaje que nos desconcierta, puesto que no guarda, al menos en apariencia, ninguna relación con los significados tradicionales de la Templanza. Para nuestra sorpresa, y disgusto, recordamos de golpe a esa compañera de trabajo que no soportamos, vamos a llamarla Celia. Desconcertante, ¿verdad? Si realmente creemos en lo que estamos haciendo, sentimos que las cartas nos quieren ayudar y hemos realizado el trabajo meditativo con seriedad y concentración absolutas, eso quiere decir que el mensaje recibido tiene una importancia capital en este momento de nuestras vidas, el Tarot no pierde el tiempo con bobadas, si no tiene nada que decir, no dice nada, no habla por hablar.

Así que tenemos un trabajo importantísimo por delante, que es relacionar la carta de la Templanza con Celia. Siempre suele ser más fácil empezar por lo más terrenal, es decir, empecemos por Celia, reflexionemos sobre la relación que tenemos con ella y los sentimientos que provoca en nosotros. Para empezar es una persona que no nos cae bien, la convivencia con ella es difícil, puesto que siempre tiene una palabra de crítica para todo lo que hacemos o decimos, crea discordia entre los otros miembros del departamento y nunca sabemos a qué atenernos con ella, lo que hoy es blanco, mañana es negro. Los sentimientos que despierta en nosotros son de irritación y a la vez de impotencia, nos empezamos a preguntar si esto no se debe a que en una vida anterior hemos sido muy, pero que muy malos y Celia es una especie de castigo que nos ha tocado en suerte, o en desgracia para redimirnos. En resumen, en nuestras oraciones diarias pedimos con fruición que Celia reciba una oferta de trabajo maravillosa de otra empresa, a ser posible en otra ciudad, y desaparezca para siempre de nuestras vidas.

Ya tenemos encuadrado el personaje de Celia y lo que en nosotros provoca. Ahora llega el momento clave ¿qué tiene la Templanza que ver con todo esto? Es imposible que pueda representar a Celia, puesto que no pueden existir características más opuestas a las encarnadas por el Arcano; antes de precipitarnos y creer que el Tarot se ha equivocado y la meditación ha sido un fracaso, pensemos en qué sentido tiene aquí la Templanza. Bien, hemos estudiado a Celia y cómo la percibimos nosotros y también las emociones que nos inspira; pues ahora nos toca a nosotros. Empecemos a sincerarnos: ¿Estamos libres de pecado, podemos tirar la primera piedra? ¿Jamás hemos criticado a Celia? ¿Seguro, nunca? Repasemos uno por uno los defectos de Celia y, si logramos apartar por un momento la influencia del Ego que nos dice lo claramente perfectos que somos (si somos tan perfectos ¿qué hacemos reencarnados en la tierra?), tratemos de detectar en nosotros esos fallos que hemos detectado tan rápidamente en Celia.

Tomo sólo como ejemplo la crítica. Hemos reconocido en Celia a una persona criticona, para todo tiene comentarios destructivos. Muy bien vamos a ver si nosotros “jamás” criticamos a nadie. Primero a Celia. Cuando tomamos café con el grupito de compañeros habitual a media mañana, ¿podemos confesar con toda sinceridad que jamás hemos dicho una sola palabra crítica sobre Celia? ¿Nunca, pero nunca, ha salido de nuestros labios un comentario negativo sobre Celia?. Cuando salimos del trabajo, llegamos a casa y la persona que vive con nosotros: cónyuge, pareja, padres, hijos, compañeros de piso, gato, canario o quien sea, nos pregunta qué tal nos fue el día, ¿seguro, completamente seguro que no hemos dicho nunca, jamás, una sola palabra de crítica con referencia a Celia? ¿Seguro?... ¡Ah, ya me parecía a mí que eso no era posible!

Bien, avancemos un paso más. Olvidémonos de Celia por un momento. En el resto de nuestras relaciones, a lo largo de nuestra existencia ¿nunca, pero nunca hemos criticado a nadie? ¿Jamás? ¿Aunque se haya portado mal con nosotros, aunque nos haya hecho un daño terrible e irreparable? ¿Nunca, jamás? Pues ya lo tenemos. Podemos seguir con todos y cada unos de los defectos que hemos visto tan horribles en la persona de Celia. Los demás son espejos que nos devuelven nuestros reflejos, o bien de lo que hacemos a otros o bien de nuestros mayores miedos. Si llegados a este punto, consideramos que el defecto que tan claramente hemos detectado en la otra persona, nos es completamente ajeno, podemos tranquilamente abandonar este tipo de ejercicio con el Tarot, no tiene sentido, o bien porque nuestro nivel evolutivo es lo suficientemente elevado o bien porque nuestro nivel de Ego es más elevado todavía, y requiere un trabajo más específico.
Tarot Bodet
Si ese no es el caso, podemos seguir y el último paso es relacionar la carta, es decir, la Templanza, con el mensaje que hemos recibido. ¿Qué cualidades o virtudes encarna la Templanza? Diplomacia, paciencia, tacto en las relaciones, capacidad para enfrentarnos a los conflictos y no dejarnos avasallar por ellos, por decir unos cuantos significados. Creo que a esta altura del ejercicio ya se puede ver lo que nos está diciendo esta carta con relación al mensaje recibido.

La Templanza nos está ofreciendo las claves para abordar nuestra relación con Celia. Necesitamos tener paciencia con ella, ser diplomáticos en el trato y sobre todo no dejar que nos lleve a su terreno, ser moderados y conciliadores con ella. Puede que alguien se pregunte ¿por qué, si ella se porta fatal conmigo? La respuesta es muy sencilla: porque Celia está reflejando defectos que nosotros tenemos pero que, como somos incapaces de reconocer en nosotros, los reconocemos en ella. Desde esta perspectiva, no solo no deberíamos aborrecer a Celia, sino sentir gratitud puesto que nos está enseñando a ver desde fuera los comportamientos que nosotros tenemos con otras personas y de los que, en el 90% de las ocasiones no somos conscientes, puede que suene duro y terrible, pero es muy probable que otras personas nos vean y nos perciban exactamente igual que nosotros vemos y percibimos a Celia.

Tal vez alguien se defienda argumentando: “Sí pero el comportamiento de Celia lo sufre más gente, no sólo yo, así que no es algo subjetivo que solamente yo percibo”. La respuesta es muy simple: Tú no eres la única persona que necesita un espejo para esos defectos, Celia no está siendo un espejo sólo para ti y los demás se dedican a mirar (¡ay el Ego!), si un grupo de gente ha sido reunido en un lugar concreto, es porque tiene una serie de lecciones comunes que aprender, si todos estamos sufriendo los estragos que provoca el comportamiento de Celia es porque se nos está dando a todos nosotros la oportunidad de aprender una lección que todos nosotros tenemos pendiente (esto es siempre que se crea en la Ley de la Causa y Efecto, claro está). Unos aprovecharan la enseñanza y otros no.

Si reconocemos en nosotros esos defectos y trabajamos en las virtudes que representa la Templanza, podremos con toda seguridad, liberarnos de esa carga y, es casi seguro, que nuestra relación con Celia cambiará o bien empezaremos a tener una buena relación (esos “milagros” ocurren) o bien desaparecerá de nuestras vidas para siempre, puesto que ya se han cumplido los objetivos que nuestra relación tenía, desde el punto de vista espiritual.

Estos son sólo dos ejemplos de los muchos tipos de mensajes que podemos recibir del Tarot en este ejercicio. Pueden ser menos trascendentales que en estos casos, más cotidianos, por supuesto, ya que recibimos orientación sobre aquellos temas sobre los que estamos preparados en este momento. Habrá gente que no reciba casi comunicados, puede ser porque no esté concentrándose de la forma adecuada o porque en este preciso momento no los necesita. Yo aconsejaría insistir en ambos casos, en el primero para vencer esa resistencia y en el segundo porque más tarde o más pronto todos recibimos mensajes… ¡Nos queda tanto por aprender!

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