miércoles, 22 de junio de 2011

PERSONAS NEGATIVAS


El ser humano es una especie esponja que a su vez lleva incorporada una caja de resonancia, absorbe lo que hay a su alrededor y luego lo amplifica y proyecta hacia el exterior. Lo queramos o no, estamos constantemente abiertos a influencias externas, de todo tipo. Lo mismo estamos expuestos a las radiaciones solares que a la contaminación ambiental o al mal humor de las personas con las que nos encontramos en nuestro camino. No somos seres aislados en una burbuja, estamos todos interconectados y, de un modo u otro, todos participamos de lo de todos.

Del mismo modo que un ambiente de diversión y alegría, nos anima y empuja a participar, una atmósfera de dolor y angustia, nos deprime y entristece. Las Leyes Herméticas son muy claras al respecto: “Todo es mente”; eso quiere decir que somos el resultado de nuestros estados mentales, los pensamientos positivos nos polarizan en un estado optimista y confiado, los negativos nos llevan a la tristeza y el pesimismo. Como anteriormente he dicho, no vivimos solos en el mundo, así que nos vamos a encontrar constantemente con estímulos que nos inducirán a una u otra situación.


Hay técnicas que nos ayudan a mantenernos en un estado positivo: meditaciones, oraciones, autosugestiones, etc. y que, en cierto modo, pueden contrarrestar la negatividad que nos rodea y que no podemos evitar. También es importante hacer un esfuerzo por evitar, en la medida de lo posible, situaciones que podríamos denominar “de alto riesgo”, es decir, siempre que podamos, alejarnos de aquellos ambientes, lugares, objetos, prácticas y personas que son negativas y que pueden influirnos para mal. Hoy me gustaría hacer mención especial a las personas negativas.

Quiero que se me entienda bien, no me estoy refiriendo a aquella persona que en un momento puntual tiene un problema y se siente triste o preocupada, no, yo hablo de esas personas que siempre se quejan de todo, que solamente ven el vaso medio vacío, que se regodean en la desgracia y el dolor, que cada conversación suya parece un catálogo de “Cómo deprimirse profundamente en menos de cinco minutos”.

Evidentemente, si estamos con un amigo que acaba de pasar por un duro trance, pongamos por caso el fallecimiento de un ser querido, no salgamos huyendo de él como si tuviese la peste para que no nos contagie con su pena y sus lamentos, claro que no, por el contrario, sería bueno que tratásemos de prestar nuestro apoyo y simpatía, y si puede ser, animarle y ofrecerle cierto consuelo en su pérdida. Yo hablo de aquel amigo que siempre protesta por todo, que incluso ante un acontecimiento feliz, se dedica a entresacar el lado negativo, lo malo.

Las personas así tienen una increíble cantidad de energía, pero dirigida de forma destructiva, no constructiva, lo que las otorga un gran poder. Si consiguen el ascenso soñado, automáticamente harán un listado de los inconvenientes que éste trae aparejado, no de los beneficios, aunque lo hubieran estado deseando desde mucho tiempo atrás. Tienen el don de extraer oscuridad de donde no la hay. Voy a poner un ejemplo para describir este tipo de personas y me basaré en una situación que, todos conocemos muy bien en estos momentos.

Actualmente vivimos inmersos en una crisis económica terrible, muchas personas han perdido su empleo, incluso su vivienda, otras hacen verdaderos juegos malabares con su economía simplemente para poder subsistir y otras tienen que recurrir a la caridad para poder hacerlo, sea por medio de ayudas estatales o de la iglesia o alguna asociación de carácter social. Pero, y este es el ejemplo que quiero poner, muchas otras personas conservan su empleo, aunque han tenido que restringir gastos por el encarecimiento de los precios y/o el recorte de sus salarios, veamos primero cómo comenta esta situación una persona negativa y en el siguiente párrafo veremos cómo lo hace una positiva.

“El dinero no me llega para nada” “Este año voy a tener que irme de vacaciones menos días” “No puedo comprarme el bolso que quería porque es muy caro” “Tengo que comprar menos dulces porque están muy caros” “Yo quería ir este verano al extranjero y me voy a tener que conformar con ir a una playa de mi país” “No puedo ir una vez por semana como solía a la peluquería ¡qué asco de crisis!” “No tengo un duro” “Mis jefes son unos sinvergüenzas porque me han congelado/reducido el sueldo”…

“¡Qué suerte tengo! Cada vez conozco más gente que se queda sin trabajo y yo sigo conservando el mío” “Qué bien que puedo ir de vacaciones este año aunque vaya más cerca y menos días” “Soy muy afortunada porque puedo comer cada día sin problemas” “Suprimiendo gastos superfluos puedo vivir perfectamente” “Qué bien que me puedo permitir ir una vez al mes a la peluquería” “Ya me compraré en otro momento un bolso nuevo, los del año pasado están perfectos”….

Absolutamente todos los comentarios que aparecen en el primer párrafo, y muchos más que no pongo por no hacer demasiado extensa la lista, los llevo oyendo desde hace mucho tiempo, personas que se recrean en lo negativo dentro de una situación positiva, es decir, se recrean en lo que no pueden hacer a pesar de estar en una posición cómoda teniendo en cuenta que hoy por hoy son auténticos privilegiados. Por desgracia, los del segundo párrafo son los comentarios que me gustaría escuchar, pero rara vez lo consigo.


La vida es el laboratorio en el que experimentamos lo que aprendemos. Uno de los mayores ejercicios que propician el crecimiento espiritual es el agradecimiento. Agradecer todo lo que tenemos, centrarnos en lo bueno que hay en nuestra vida, tanto en las pequeñas cosas como en las grandes, hace que lo bueno se expanda, “Aquello en lo que centramos nuestra mente es lo que crece”. La Metafísica nos enseña cómo encarar de forma positiva todo, incluso lo malo. Por ejemplo, cuando tenemos que pagar una factura, pongamos por caso, la factura de la luz, en vez de gruñir por lo caro que está todo etc., lo deseable sería agradecer nuestra buena fortuna porque disfrutamos de luz en nuestra casa y porque disponemos de dinero para pagarla. Muchas personas no pueden hacer ni una ni la otra cosa.


Una de las mejores formas que yo conozco para adoptar una visión más positiva de la vida es conocer de primera mano la miseria y el sufrimiento, de esta forma se empieza a valorar lo que es realmente importante. Durante unos cuantos años trabajé de forma voluntaria con seropositivos y enfermos de SIDA, realizaba labores tanto de tipo administrativo como de acompañamiento. Al menos aquí, en España, la inmensa mayoría de los contagios se producían por el intercambio de jeringuillas, es decir, que gran parte de los infectados eran drogadictos y muchos vivían en poblados marginales y en condiciones miserables, además solían provenir de familias conflictivas: delincuencia, prostitución, malos tratos, etc.

Una vez que conoces lo que es verdaderamente la miseria, el hambre, la exclusión social, la soledad, el sufrimiento tanto físico como moral, comprendes que eres una persona privilegiada puesto que tus necesidades básicas están más que cubiertas, y te das cuenta de que tus quejas porque esta semana no puedes ir a la peluquería o porque este año no puedes irte de vacaciones, son cuanto menos estúpidas, puesto que en tu misma ciudad, a poca distancia de donde tú vives, hay personas que rebuscan en los contenedores de basura para ver si hoy pueden comer o hace meses que no tienen luz en su casa puesto que se la han cortado por falta de pago.

Las personas negativas, en el fondo, adolecen de un malsano egoísmo que les hace ser indiferentes al dolor ajeno, ya que están demasiado centradas en sí mismas. Cuando digo que hay que evitar a este tipo de personas, no me refiero a ignorarlas por completo, pero si a procurar frecuentarlas lo estrictamente necesario, puesto que contagian su negatividad de una forma increíble. Todos nuestros trabajos de crecimiento espiritual se verán neutralizados por el ambiente insidioso que genera el pesimista profesional.

Por supuesto, ya me imagino que al leer la descripción de las personas negativas todos habréis reconocido a gente de vuestro entorno habitual: “Mira, así es exactamente mi suegra” “¡Oh, has descrito perfectamente a mi amigo Pepe!”, etc. Pero estoy segura de que nadie, absolutamente nadie se verá reconocido en la descripción, y es que los errores en los demás los detectamos en milésimas de segundo, pero en nosotros mismos no, de hecho, carecemos de defectos ¿verdad?

Propongo un ejercicio muy sano y que a más de uno va a sorprender por sus resultados: se trata de estar, a partir de este momento, en estado de alerta y vigilancia ante nuestros comentarios, no digo nuestros pensamientos, que eso ya sería demasiado, solamente las palabras. Nos vamos a sorprender al comprobar la cantidad de comentarios de carácter negativo que hacemos a lo largo del día: críticas, opiniones pesimistas…

En el Nuevo Testamento encontramos un interesante pasaje al respecto. En una ocasión los fariseos recriminaban a Jesús porque sus discípulos no se lavaban las manos antes de comer y él les dijo: “Lo que entra por la boca no contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, esto contamina al hombre”. (San Mateo 15, 11). Y más en concreto: “¿No entendéis que todo lo que entra por la boca va al estómago y sale a la letrina? Pero lo que sale de la boca viene del corazón, y eso contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las inmoralidades sexuales, los robos, los falsos testimonios y las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre, pero el comer sin lavarse las manos no contamina al hombre” (San Mateo 15, 17-20).

Creo que es uno de los axiomas más ciertos y precisos. “Lo que entra por la boca no contamina al hombre; sino lo que sale de la boca”. El poder creador de la palabra es inmenso, por eso propongo el ejercicio anteriormente citado. Hay una iniciativa que lleva años circulando por la red y que puede ayudar a realizar este ejercicio, se trata del método de los 21 días sin quejas, aquí encontrareis la información necesaria:

Una última consideración que creo importante. Puede resultar muy tentador alterar un tanto el ejercicio y optar por vigilar a los demás para contabilizar sus comentarios negativos en vez de los propios; eso sería trampear, de lo que se trata es de cambiar nuestra conducta, si partimos de la base de que somos imanes y atraemos aquello semejante, seamos positivos y hacia nosotros vendrán situaciones y personas positivas, al mismo tiempo que las negativas desaparecerán de nuestra vida porque ya no sintonizarán con nuestra nueva forma de ver el mundo.

6 comentarios:

  1. de acuerdo al 100x100. una descripcion muy autentica y muy real. EL GRAN DUQUE

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  2. Hola, Gran Duque. Real como la vida misma porque es una descripción basada en las experiencias del día a día, conversaciones reales con gente real.

    Saludos y me alegra que hayas pasado a visitarme y a comentar

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  3. Muy interesante tu blog Cristilof desde hacia tiempo que no lo veia. Voy a seguir tu consejo 21 días sin quejas a ver que resulta.

    Un abrazo
    Nickyta

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  4. Hola ¡Cuánto tiempo sin saber de tí! Espero que te vaya todo bien, ya leí que en tu vida se dieron sorprendentes cambios... no hay nada como dejar salir lo viejo para que pueda entrar lo nuevo ¿verdad?.
    Realmente la iniciativa de los 21 días es muy interesante, todo un reto. Parece fácil a priori, pero sólo cuando empezamos a ponerla en práctica nos damos cuenta de lo mucho que nos cuesta no ser negativos. Espero que la completes con éxito ¡sería fantástico!

    Recibe un enorme abrazo y me alegra mucho volverte a ver por aquí

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    Respuestas
    1. Gracias Cristi, si pues dejé atrás lo viejo, ahora estoy mucho mejor, bueno problemillas siempre hay pero si aprendiendo mucho de todo un poco. Me encantó esta iniciativa ya me puse la pulsera empiezo hoy!!
      Estamos en contacto un abrazo para ti también!!!
      Nickyta

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    2. No dejes de informarnos de tus avances, tal vez sirvan de incentivo para que otras personas se apunten a este reto.

      Ánimo, seguro que lo consigues

      Besos

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