Como ya vimos anteriormente, VITRIOL se forma con las iniciales de cada una de las palabras que componen la siguiente frase: “Visita Interiora Terrae Rectificatur Invenies Ocultum Lapidum” cuya traducción aproximada sería algo así como: “Visita el Interior de la Tierra y Rectificando Encontrarás la Piedra Oculta”. Este axioma hermético puede analizarse desde muchos ángulos, pero prácticamente se llegará a la misma conclusión.
Como ya sabéis me gusta buscar aplicaciones prácticas a las cosas; desconfío, y mucho, de aquellos autores que divagan sobre supuestos teóricos y sus propuestas no son más que vagas teorías. Por eso, hoy me gustaría profundizar en los significados VITRIOL para encontrar indicaciones que puedan sernos útiles en nuestra vida cotidiana. Esta palabra describe perfectamente los pasos necesarios para la consecución de una mejora personal. Podemos resumir el proceso en:
- Introspección
- Rectificación
- Mejora.
En primer lugar “Visita Interiora Terrae” es decir “Visita el interior de la Tierra” nos lleva al primer paso que no es otro que la autoexploración o la introspección. Si pretendemos eliminar nuestros errores y aprender a ser como realmente nos gustaría ser, el primer paso imprescindible es averiguar cuándo, cómo, por qué y/o dónde fallamos, qué hay realmente en nuestro interior, qué nos motiva a hacer tal o cual cosa. En resumen, la primera fase es detectar el fallo y, lógicamente, reconocer que lo tenemos. Pongamos un ejemplo.
Digamos que conocemos a una persona que está en constante tensión, a la que llamaremos Julia. No es capaz de relajarse por completo ni aunque ponga en ello todo su empeño, siempre está en permanente estado de alerta. Varias personas de su entorno la comentan incluso, que frecuentemente contrae los músculos de los hombros, cuello y cara, mueve las manos compulsivamente de forma nerviosa, a menudo, interrumpe a sus interlocutores y no deja que terminen sus frases, es como si no pudiese aguantar más de 10 segundos quieta. Julia no se había dado cuenta de que esa tensión se reflejase de forma tan clara externamente, pero distintas personas dicen lo mismo, así que… algo de verdad debe haber en ello.
Pues bien, aplicando la enseñanza que el axioma ofrece, podemos tomar el primer elemento que es “Visita el interior de la Tierra”, es decir, analizar lo que hay en nuestro interior, por medio de la introspección, el autoanálisis. Aquí llega una de las partes más interesantes y uno de los grandes fallos que, a mi entender, tiene una buena parte de la literatura que se conoce como de autoayuda (a este tema dedicaré una entrada próximamente, porque es francamente interesante), y no es otra cosa que centrarse en los qué pero no mencionar los cómos, o dicho más claramente, nos dicen lo que tenemos que hacer pero no nos describen la forma de hacerlo.
Si yo me limitara a decir: “en el primer paso hay que realizar un trabajo de introspección”, pero no doy más explicaciones, estoy segura de que mucha gente no sabrá qué es lo que tiene que hacer. Así que intentaré explicar cómo hacerlo, o al menos dar algunas ideas de formas de hacerlo, a modo de sugerencia. Una de ellas podría ser dedicar todos los días un tiempo, como mínimo 10 minutos, a realizar ejercicios de análisis y autoexploración de nuestros pensamientos, sentimientos, comportamientos, etc. con respecto a lo que nos está sucediendo.
Para explicarlo de una forma más clara, tomo el ejemplo anteriormente mencionado, el de Julia, la persona que está siempre en tensión. El ejercicio consistiría en que la persona vaya haciendo un análisis de las últimas ocasiones en las que ha sido consciente de sentir esa tensión. Imaginemos que ha detectado en ese mismo día en cuatro oportunidades la tensión, en mayor o menor medida. Entonces podría analizar cada uno de esos momentos: qué ha generado la tensión: ¿un enfado? ¿algo que no ha salido bien? ¿una persona que ha hecho un comentario irritante o fuera de tono? ¿algún contratiempo en el trabajo? ¿una discusión de tráfico? Etc. La cuestión es detectar si la tensión ha venido de fuera o de dentro, es decir, si la tensión se ha producido por su interacción con otras personas o bien ella misma se ha alterado sola, sin mediar provocación exterior. Vamos a pensar que ha sido esto último lo que ha producido la tensión, las causas internas.
Habrá que analizar entonces por qué ella misma se ha generado esa tensión. Puede que sea porque tiene un nivel de autoexigencia muy alto, quiere abarcar más de lo que puede y cuando no llega a satisfacer sus altas expectativas, no sabe gestionar su frustración, o tal vez sea lo contrario, siente que no es competente, que no es capaz de hacer nada de forma medianamente normal. En este caso la tensión sería consecuencia de su sentimiento de inutilidad.
Pongamos que el caso de Julia es el primero: la autoexigencia. A no ser que la persona se empeñe en estar completamente ciega ante la realidad, la introspección hace aflorar cosas que ya sabemos de antemano, lo que pasa es que no queremos reconocerlo, así que una vez que aceptamos con humildad cuales son los sentimientos dominantes que producen el problema, en este caso, la tensión, se puede seguir ahondando en el asunto. Por ejemplo, Julia puede encauzar el análisis de su conflicto desde esa perspectiva.
Las preguntas que se pueden hacer son casi infinitas, cuanto más ahondamos en el problema, más información obtenemos de cara a la solución. Por eso Julia puede seguir excarvando en su interior. Tal vez sería bueno que se preguntase si la tensión ha aparecido recientemente o si es algo que siempre ha existido dentro de ella, otra cuestión sería saber si se produce en todos los ámbitos de su vida o en uno en concreto, una interesante pregunta sería si hay personas que provocan este estado en ella o es algo más general; o si siente que en su familia fueron sumamente exigentes con ella y ahora ella está reproduciendo el mismo modelo…
Como puede verse, estas son solo unas preguntas a modo de guía. Lo fundamental es no quedarse en la superficie, sino adentrarse en la verdadera esencia. Cuanto más indaguemos, más herramientas a nuestro favor tendremos para profundizar en el asunto que nos ocupa. Otro tipo de ejercicio introspectivo podría ser escribir sobre el conflicto que tenemos, de tal manera que vayamos dejando que aflore lo oculto. Puedo asegurar que se puede obtener con este método mucha más información de la que podemos cree.
Pensemos en Julia. El ejercicio para ella consistiría en escribir sobre la tensión que la atenaza de forma casi permanente. No se trata de hacer un ejercicio literario, ni ganar un premio, no hay que cuidar el estilo, ni preocuparse por una redacción coherente. Se trata de dar salida a lo que guardamos celosamente en nuestro interior y que nos está importunando. Julia podría escribir sobre lo que siente cuando está tensa, lo que piensa acerca de ese problema, por qué cree que es algo que la perjudica, cómo le gustaría reaccionar cada vez que la tensión la domina, de dónde piensa que viene esa clase de reacción, etc.
He propuesto dos tipos de ejercicios, pero pueden hacerse muchos más, por favor, pido creatividad, pensemos un poco. Vamos a seguir avanzando en la frase VITRIOL, pensando que Julia ha entendido que tiene un problema de autoexigencia muy grande, necesita ser siempre perfecta y competente, por lo tanto su nivel de tolerancia ante la frustración es cero. Por eso, cada vez que presiente que no va a conseguir su objetivo, el que sea, su cuerpo reacciona anticipándose con la contracción de todos sus músculos. Es decir, el problema de Julia no es la tensión física, esta es una consecuencia de un problema raíz que es la autoexigencia, por lo tanto este es el asunto a tratar. Si logra aprender a no exigirse tanto y a aceptar las victorias y las derrotas, su cuerpo no necesitará ponerse en estado de tensión.
Así que pasamos al paso número dos que sería “Rectificatur” o“Rectificando”. Una vez que hemos detectado el problema, viene la siguiente fase, que es la corrección del mismo. De nada sirve saber cuál es el mal si no intentamos poner remedio. Aquí está el trabajo de transmutación de la Alquimia interior, no es más que esto: la rectificación de los errores, sustituir lo impuro por lo puro, lo negativo por lo positivo. En este punto hay que decir que es muy complicado dar una forma única de rectificación de errores, ya que según sea el tipo de error se tendrán que utilizar las estrategias más adecuadas, teniendo también en cuenta la forma de ser de la persona y su grado evolutivo.
Volvamos a Julia para entenderlo mejor. Si Julia fuese una persona altamente espiritual, el trabajo de rectificación iría más enfocado a ese ámbito. Así pues, la meditación sería muy adecuada, incluso la oración y/o contemplación. Las herramientas especialmente espirituales son las idóneas para una persona que posee este tipo de creencias y que vive según estos principios. Tal vez Julia practique la meditación de forma habitual, o la visualización creativa, podría centrar sus meditaciones durante un tiempo en el problema hasta conseguir rectificarlo, también podría complementar con terapias alternativas: flores de Bach, regresión, etc.
Pero si Julia no tiene demasiadas inquietudes espirituales, y nunca ha realizado ejercicios de esas características, resultaría un poco forzado de pronto comenzar a meditar en su problema de autoexigencia, así que tal vez necesitaría otro tipo de trabajos más “físicos” y “racionales”, que podrían abarcar desde control consciente de sus impulsos a terapias conductuales, guiadas por supuesto por profesionales, todo dependerá de la gravedad del problema y de las expectativas que ella tenga para su eliminación.
En cualquier caso, se requiere un componente pasivo: la introspección y uno activo: la rectificación; los problemas y defectos de personalidad o comportamiento no desaparecen por arte de Magia de un día para otro solo porque deseemos que esto suceda (otra de las falsas premisas de algunos libros de autoayuda) se necesita un esfuerzo activo. Nunca me cansaré de repetir que estamos viviendo en un mundo físico y material así que las acciones han desarrollarse en todos los planos (Ley de Correspondencia) y no quedarnos solo en el mental, hay que llegar hasta el terreno; salvo que se sea un Maestro que puede hacer creaciones prodigiosas con solo su intención, si no es el caso, hay que vestir el mono de trabajo y ponerse en acción.
Por último llegamos a la resolución, al tercer vértice del triángulo creador: “Invenies Ocultum Lapidum” es decir “Encontrarás la Piedra Oculta”. Esto es ni más ni menos que la consecuencia de los dos trabajos realizados anteriormente: aflora lo bueno que realmente hay en nuestro interior, es el oro de los alquimistas, O, si quiere entenderse así, el premio al esfuerzo anterior. Para el ocultismo, la verdadera razón de nuestra estancia en la tierra es la purificación del ego. Una perfecta descripción de este proceso que he relatado, la podemos encontrar en las palabras del gran Maestro masón Aldo Lavagnini en su “Manual del Maestro” (edit. Kier):
“Para lograr esta transmutación y como bien lo dice el catecismo del grado de aprendiz cuando define la virtud, es necesario que exista una lucha, un sacrificio, un encuentro entre el si y el no dentro nosotros mismo, para que por medio de la fricción de esta lucha se produzca el fuego que nos ilumine y que cristalice en nosotros el material necesario para encontrar este elixir de vida, para hallar escondida en el interior de nosotros mismos, la cura a todas las enfermedades, la transmutación de los metales en oro y la inmortalidad”.
Como puede verse, los alquimistas no se dedicaban a inventar frases rimbombantes sin ningún sentido práctico, por el contrario, eran personas que estaban muy implicadas en la realidad cotidiana pero que, al mismo tiempo, no perdían de vista el aspecto espiritual de la existencia, y precisamente sus trabajos y esfuerzos iban destinados a la consecución de un total equilibrio entre ambos mundos. V.I.T.R.I.O.L. es una de las muchas claves que han dejado para ayudar a aquellos que quieran ayudarse a seguir sus pasos. Se trata de seguir sus indicaciones, trabajar duro y constante, poniendo en práctica otro de sus axiomas: “Saber, Querer, Osar y Callar”.
https://lapuertadeltarot.blogspot.com/2011/07/vitriol.html
Buen día Cristilof, interesante publicación. Me llama la atención la imagen bicéfala que aparece en el artículo, qué simboliza?
ResponderEliminarHola Anónimo.
ResponderEliminarSe trata de la representación de la Conjunctio, la unión de las dos polaridades. Son el rey y la reina, el sol y la luna, hombre y mujer, consciente e inconsciente, positivo y negativo, activo y pasivo, etc. En este grabado vemos como se han unido las dos partes complementarias, en la parte inferior se ve un dragón que tienen dos cabezas, cada una saliendo de uno de los extremos del cuerpo, según se dice este dragón representa el principio de unificación.
Un saludo y gracias por tu interés