miércoles, 14 de diciembre de 2011

PSICOMETRÍA

Cuando se habla de lo oculto, de vez en cuando se utilizan expresiones raras, algunas veces son palabras de dificultosa pronunciación y que nos parece que deben significar cosas sorprendentes e increíbles, pero en la inmensa mayoría de los casos definen conceptos que, si nos interesan mínimamente estos temas, conocemos a la perfección. He pensado que, de vez en cuando, dedicaré entradas del apartado de Ocultismo para conocer esas palabras extrañas que ya veréis cómo no lo son tanto. Hoy hablaré de la Psicometría.

Este término en concreto puede llevar a confusión, puesto que es muy utilizado en Psicología, ya que es una disciplina que se ocupa de la medición de datos: estadísticas, tests, etc. Desconozco por qué la otra Psicometría, la que hoy nos ocupa y que tiene que ver con lo oculto, posee el mismo nombre. Este término define esa capacidad, que algunos parapsicólogos engloban dentro de los fenómenos de Clarividencia, para percibir información sobre una persona por el contacto físico con un objeto que la pertenece o que ha estado en contacto con ella.




La expresión Psicometría comenzó a ser utilizada por Joseph Rhodes Buchanan, un médico y fisiólogo estadounidense, que realizó algunos experimentos bastante exitosos con sus alumnos a mediados del siglo XIX. Después de leer sus trabajos, su compatriota William Denton, geólogo, se interesó por la naturaleza de los mismos y los desarrolló, utilizando a su esposa como “conejillo de indias”. Bueno, no es cuestión de hacer un repaso de la historia de la Psicometría, sólo me interesa situar el origen de la utilización del nombre para definir un fenómeno que se conoce desde los orígenes del hombre.

La forma más habitual de trabajar con esta técnica es sostener el objeto en cuestión en las manos, es decir, que se podría entender que en este caso la percepción de la información sería por vía táctil. Pero hay gente que prefiere apoyar el objeto contra su frente. Podría apuntar una tercera opción, menos habitual que las anteriores, que consiste en colocar el objeto sobre el plexo solar.

Los psicómetras aseguran que la información la captan, sobre todo, por medio de imágenes; se trataría de una especie de ensoñación en la que se ven retazos de información que guardan relación con el dueño del objeto que se quiere estudiar. Son pocos los que dicen percibir dicha información por sonidos. En cualquier caso, se entiende que lo que perciben no es algo físico, sino una serie de visiones internas, lo que nos llevaría a plantearnos: ¿es un hecho mental o espiritual? ¿Lo capta la mente o el espíritu? Algunos estudiosos de la Parapsicología apuntan a la glándula pineal como responsable de los fenómenos de clarividencia, pero esto no tiene una base comprobada, es una hipótesis más.

En este punto cabe hacerse la pregunta habitual: ¿el psicómetra nace o se hace? Como en todos los tipos de Videncia, no hay acuerdo, hay quienes defienden que es un don natural con el que se nace y hay quienes son partidarios del desarrollo de estas habilidades por medio del entrenamiento adecuado. Esta última opinión respaldaría la teoría de la Psicometría como una facultad mental, por lo tanto accesible a cualquier persona que lleve a cabo el entrenamiento adecuado.

Otra cuestión que merece la pena plantearse es ¿qué capta el psicómetra? Si partimos del principio por el cual se dice que todo es energía, podríamos pensar que los objetos que utilizamos habitualmente captan nuestra energía quedando impregnados de la misma, y por lo tanto, en el momento en el que una persona sensible y convenientemente entrenada, entre en contacto con esos objetos, podrá “leer” la información que tienen almacenada. Lo cual plantea un problema, puesto que muchos objetos han pasado por distintas manos, así que debe ser bastante complicado discernir a quien pertenece la visión recibida.

Tampoco hay consenso en cuanto a la ubicación temporal de la información, es decir, si lo percibido hace referencia a hechos y sensaciones del pasado, o bien se pueden hacer proyecciones de futuro, o incluso, si es posible captar qué está haciendo o sintiendo el dueño del objeto en el momento presente.
Pensando en qué tipo de objetos se prestarían más a la psicometría, por lógica y una cuestión meramente práctica, pienso que es preferible que estos sean de un tamaño manejable, a ser posible que sólo hayan sido utilizados por una persona, o que sólo haya tenido un dueño, y si puede ser, que haya estado en contacto con su piel. Por ejemplo: un reloj, una pluma o bolígrafo, unas gafas, prendas de vestir,… es decir, objetos que no se presten o compartan, que sean de uso personal del interesado. No son convenientes las monedas, puesto que pasan por infinidad de manos.

Existe otra modalidad dentro del campo de lo que podemos denominar Clarividencia que se asocian frecuentemente con la Psicometría, aunque yo no sé si esto es del todo correcto. Es lo que se puede denominar Psicometría geográfica, que consiste en captar información de un sitio: puede ser una habitación, una casa, un paraje en medio de la naturaleza, etc. Se dice que en este caso toda la piel se convertiría en una especie de antena receptora, algunos especifican que más bien sería por las plantas de los pies por donde se recibiría la información. En esta definición se explicarían fenómenos como las impresiones psíquicas que algunas personas perciben en aquellos lugares en los que han acontecido sucesos dramáticos o violentos.

Por último, circulan varios ejercicios en teoría destinados a desarrollar esta habilidad. En realidad todos siguen pasos similares: primero relajarse tanto física como mentalmente, para propiciar un estado receptivo, después sostener el objeto de estudio y tratar de no forzar nada, simplemente dejar que las imágenes surjan de forma espontánea en la mente. Hay quien que recomienda, practicar asiduamente en la vida cotidiana, por ejemplo, cuando llega el correo, sin mirar el remite, intentar averiguar quién nos ha escrito la carta que tenemos entre las manos. Reconozco que hoy en día se recibe poco correo postal, y el que llega suele normalmente consiste en comunicados del banco o facturas, pero aprovechando estas fechas en las que los últimos nostálgicos aún mandamos tarjetas navideñas, no estaría mal intentarlo con estas.
Como en todos los ámbitos de la vida, la práctica hace al maestro.

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