jueves, 15 de noviembre de 2018

LA LUNA. MEDITACIÓN

Tarot Mystic Dreamer

Del mismo modo que el Sol gobierna el día, la Luna es la reina indiscutible de la noche, y es en este período de tiempo en el que se realizan en nuestros cuerpos verdaderos procesos transformadores. Como sucede con los demás Arcanos Mayores, la Luna nos ofrece varias aplicaciones prácticas, se trata de explorar todas las posibilidades e incluso indagar en otras alternativas. Meditar de forma continua con las cartas, nos abre un mundo de posibilidades infinitas, por eso os pido que no os quedéis solo con lo que yo os digo, intentad ir más allá, descubriendo por vuestro trabajo personal qué más tienen los distintos Arcanos para ofrecernos.

El Arcano XVIII se asocia con la letra Hebrea Qoph, que significa “ojo de aguja”, pero también “nuca” o, por ser más precisa, la parte posterior de la cabeza. En esa zona de nuestra anatomía se encuentran algunas estructuras sumamente importantes, una de ellas es el lóbulo occipital, el centro procesador de imágenes. Y en esa maravillosa máquina de precisión es donde nos vamos a centrar en primer lugar.
En ciertas escuelas esotéricas se trabaja con la creación de imágenes mentales, que se transfieren a la parte posterior de la cabeza. Es llevar un paso más allá aquello que se conoce como la visualización creativa.



El mecanismo es más sencillo de lo que parece y es cuestión de práctica, como en todo, adquirir la destreza para realizar este ejercicio. En resumen, se trata de crear una imagen mental de aquello que queremos conseguir de forma detallada, no una idea vaga e imprecisa, sino una recreación con todo lujo de detalles: con movimiento, colores, olores y, por supuesto, debemos dotarla de emoción, ¿qué sensaciones me produciría conseguir ese deseo? Tal vez sea felicidad, paz, plenitud… cualquiera que sea la emoción, hemos de evocarla en asociación con la imagen.

Cuando hemos conseguido sostener esa imagen definida y, sobre todo, sentida, llega el momento de hacer la transferencia a la parte posterior de la cabeza, para ello hemos de llevar nuestra creación mental al centro de visión situado en el lóbulo occipital, podríamos definir este hecho como mostrar a nuestros “ojos mentales” el cuadro que hemos creado. Y para facilitar este trabajo de transferencia mental, resulta muy útil meditar previamente con la carta de la Luna, ya que es el portal que nos ayuda a reconducir en la dirección que deseamos esas imágenes mentales.

El Arcano XVIII también es conocido como la Inteligencia Corporal. En la parte posterior de nuestra cabeza, los ocultistas nos dicen que se encuentra el centro de procesamiento desde el que nuestro subconsciente realiza todas las transformaciones de nuestro cuerpo físico. La Luna, reina de la noche, representa entre otras cosas el sueño. Precisamente es en el período del sueño cuando nuestro cuerpo se repone y regenera. Y aquí podemos encontrar una aplicación muy práctica para trabajar con la Luna: la programación de nuestro subconsciente para propiciar la sanación y la mejora de aquella condición física que nos pueda estar creando molestias.

Quiero compartir un breve párrafo de la maravillosa obra de Jason Lotterhard “Tarot de los jueves” en el que nos habla de forma muy sencilla de esta práctica aplicación del trabajo meditativo con la Luna:

Tarot Esotérico
“Nuevas actitudes son realmente construidas dentro del cuerpo durante el sueño. Luego, cuando nuestras habilidades físicas mejoran, éstas a su vez hacen posible adelantar nuestro crecimiento espiritual, y así sucesivamente. Nuestra evolución se incrementa en esta forma feliz y cíclica, hasta que logramos llegar mucho más allá de lo que creíamos era posible para nosotros, ¡tanto que hasta nosotros mismos podemos ver la mejoría!”

Es muy importante, para trabajar con el aspecto regenerador y curativo de esta carta, realizar la meditación con la carta de la Luna justo antes de acostarnos, de tal manera que el trabajo meditativo sea inmediatamente seguido del sueño. Podemos meditar viéndonos actuar sin la dolencia que queremos sanar dentro de la carta. Por ejemplo, si tenemos un dolor en la rodilla que nos impide caminar correctamente, podemos vernos interactuando con los personajes de la carta, caminando sin problema, evocando las sensaciones que nos provoca el caminar libre de cualquier dolor. Tras ese trabajo, nos abandonaremos a un sueño reparador.

Si no sabéis cómo hacer una meditación de este tipo, os invito a que visitéis los ejercicios meditativos que publiqué tiempo atrás, en ellos encontraréis sugerencias de trabajos con cada uno de los Arcanos que siempre podéis modificar o adaptar a vuestro gusto y según las necesidades del momento. Podéis encontrarlos en los siguientes enlaces:






Otra de las posibilidades meditativas que nos ofrece la Luna es la programación de los sueños. Esto nos abre la puerta a una gran cantidad de opciones. Imaginemos lo maravilloso que puede ser soñar con aquellos eventos y situaciones que nos interesan, por los motivos que sean. En este punto quiero remarcar algo, no estoy hablando de sueños lúcidos, sino de programación de sueños. Es importante tener clara la diferencia. Para definir de forma muy sintética la diferencia entre los dos conceptos, podría decirse que en la programación de sueños lo que hacemos es programar nuestro subconsciente antes de dormir para soñar con aquello que queramos. En cambio, los sueños lúcidos consisten en ser conscientes durante el sueño de que estamos soñando, lo que nos capacita para dirigir el sueño a nuestro antojo.

En resumen, en el primer caso decidimos lo que queremos soñar, pero no tenemos el control sobre el sueño. En el caso del sueño lúcido, tomamos consciencia de que estamos soñando dentro del sueño y en ese momento es cuando podemos tomar las riendas y dirigir el sueño.

Aclarado este punto, prosigo con la práctica de la programación de los sueños. Durante el sueño el consciente se repliega entrando en una especie de estado de hibernación temporal, y nuestro subconsciente aprovecha el momento para pulular libremente por el mundo onírico, a su aire, sin control, tomando recuerdos de aquí, proyectando miedos y deseos de allá, y esto aderezado con hechos cotidianos recientes o no tan recientes; todo ello es mezclado y agitado de forma entusiasta en una coctelera, el resultado es una serie de sueños que nos parecen inconexos, absurdos y que, aparentemente, carecen de sentido.

Este trabajo que propongo es una práctica sistemática para lograr que nuestros sueños se dirijan en una determinada dirección. Hay una serie de recomendaciones básicas, pero sumamente importantes, para preparar el terreno. Lo primero que debemos hacer es dormir un mínimo de horas razonable, 7 u 8 horas, según las necesidades. Esto es importante porque la mayoría de los sueños los tenemos en la fase REM (siglas en inglés del movimiento rápido de ojos) en la que la actividad cerebral es más elevada. Esta fase se calcula que solo ocupa una cuarta parte del tiempo que estamos durmiendo, por lo tanto cuanto menos tiempo durmamos, disfrutaremos de menor proporción de fase REM.
A parte de esto, hay cuestiones que son de pura lógica: no acostarnos inmediatamente después de haber cenado, menos aún si hemos ingerido mucha cantidad o comida demasiado pesada; por supuesto, nada de alcohol o cafeína. Asegurarnos que la habitación en la que vamos a dormir tenga una temperatura adecuada, un colchón cómodo, un entorno agradable y silencioso, etc.


Tarot Crystal
Es imprescindible, además, no llevarnos los problemas a la cama, pues ello nos asegura una noche inquieta y un sueño desagradable. Podemos comenzar haciendo una relajación física, que nos vaya predisponiendo al descanso. Una vez calmados cuerpo y mente, podemos fijar nuestra atención en la carta de la Luna, de forma sosegada, sin esfuerzo. Incluso, si ya hemos trabajado lo suficiente con esta carta con anterioridad, lo ideal sería recrear la imagen de la Luna en la mente, sin necesidad de tener que observarla físicamente. Pero si no nos sentimos capaces de evocarla con suficiente precisión, no pasa nada, utilizamos la carta sin problemas.

 Después de unos minutos de contemplación pasiva, cerramos los ojos y visualizamos aquello que queremos soñar. Pongamos, por ejemplo, que tenemos una especial ilusión por soñar que nos encontramos en una fantástica playa caribeña. Visualizamos la imagen con detalle: la fina arena, el agua cristalina, las palmeras agitándose con la brisa, … Dotemos de todo lujo de detalles nuestra imagen y, una vez que la sentimos como algo real, la sostenemos en nuestra “pantalla mental” repetiendo mentalmente como un mantra: “esta noche voy a soñar con esta playa tropical”. Así nos abandonaremos al sueño. Evidentemente, el mantra se ajustará a aquello con lo que queremos soñar.

Tal vez no suceda nada las primeras veces, nuestro subconsciente se resiste a ser dirigido y menos en el sueño, que es en el ámbito en el que da rienda suelta a sus obsesiones creativas al escapar del control del consciente. Seamos pacientes, la práctica nos irá capacitando para conseguir nuevos logros. Este ejercicio, como muchos otros, es muy importante, pues es un paso más para aprender, no a dominar, sino a colaborar con nuestro subconsciente.

La Luna se asocia con la letra hebrea Qoph que significa nuca y ojo de la aguja. En algunas versiones se relaciona con la letra Tzaddi.
En Alquimia, se relaciona con la Recolección del Elixir. También con la Plata.
En el Árbol de la Vida se sitúa en el sendero entre Netzach y Malkhut.
La relación astrológica es con Piscis.
Color: Violeta tirando a rojo.

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