jueves, 17 de enero de 2019

TAROT DE ALEISTER CROWLEY III

Siguiendo con el repaso de este fascinante mazo, una vez revisados los Arcanos Mayores, entramos de lleno en los Menores. Si me permitís un consejo, antes de hacer un breve repaso de las cartas, si tenéis verdadero interés en profundizar en esta baraja, es conveniente conseguir alguno de los libros de Aleister Crowley, por lo menos “Adivinación por el Tarot” (Ed. Humanitas) y/o “El Libro de Thoth” (Ed. Luís Cárcamo), ya que no se trata de una simple recreación artística del Tarot, sino que el autor vertió en su obra parte de sus vastos conocimientos esotéricos y cabalísticos; por eso, nadie mejor que el propio creador para servir de guía en este alucinante viaje por un sistema de intrincadas correlaciones y simbolismo.

Los Arcanos Menores en el Tarot de Crowley son, como en las demás barajas, 56 cartas subdivididas en los cuatro palos que ya conocemos y con las correspondencias habituales con los cuatro elementos:
Pentáculos: Tierra. Copas: Agua. Espadas: Aire. Bastos: Fuego
También vemos que se dan algunas variantes. Quizás, lo más llamativo es la alteración que encontramos en las figuras de la Corte: Los Reyes aquí equivalen a los Caballeros, las Reinas siguen conservando este título, el Caballero o Caballo habitual pasa a ser Príncipe y la Sota es Princesa. Pero esto tiene su razón de ser, no es mero capricho.


No queda más remedio que recurrir a su obra “Adivinación por el Tarot” (Ed. Humanitas) para entender por qué Crowley asigna estos títulos a las cartas.

“Los Cuatro reyes o “Figuras montadas en corceles” representan las Fuerzas de Yodh del Nombre en cada uno de los palos: el Radix, Padre y comienzo de las Fuerzas Materiales son eldesarrollo y el acabamiento. Una fuerza de acción veloz y violenta, pero cuyo efecto pasa deprisa y, por tanto, su símbolo es una Figura que cabalga rápidamente en un Corcel y vestida de una Armadura completa.
Por tanto, constituye el conocimiento de las escala de Rey, tan necesario para el comienzo de toda actividad mágica.

Las Cuatro Reinas: Se sientan en Tronos; representan las Fuerzas del He del Nombre de cada uno de los palos, la Madre del productor de las Fuerzas Materiales: una fuerza contínua e inamovible, pero no rápida, aunque persistente. La simboliza, por tanto, una Figura sentada en un Trono, pero también cubierta de Armadura.

Los Cuatro Príncipes: Estos príncipes son Figuras sentadas en Carro y, por tanto, llevadas hacia delante. Representan las Fuerzas de la Vau del nombre en cada uno de los palos: el Hijo Poderoso del Rey y la Reina que porta la influencia de ambas escalas de Fuerza. Un Príncipe, el hijo de un Rey y una Reina y, sin embargo, un Príncipe de Príncipes y un Rey de Reyes: un Emperador cuyo efecto es a la vez rápido (aunque no tan veloz como el de la Reina) y persistente. Lo simboliza, por tanto, una Figura transportada en Carro y vestida de Armadura. No obstante su poder es vano e ilusorio, a no ser que sea puesto en movimiento por su Padre y su Madre.

Las Cuatro Princesas: Son las Sotas de la Baraja del Tarot. Las Cuatro Princesas o figuras de Amazonas, se mantienen firmes de por sí: ni cabalgan Caballos, ni se sientan en Tronos, ni son transportadas en Carros. Representan las fuerzas del He final del Nombre en cada uno de los palos, completando las Influencias de las otras escalas: la poderosa hija de un Rey y una Reina: una Princesa poderosa y terrible: una Reina de Reinas –una Emperatriz- cuyo efecto combina los del Rey, la Reina y el Príncipe, a la vez violenta y permanenete; sin embargo su poder no existe, salvo en razón de los otros; y entonces, por cierto es intenso y terrible materialmente, y es el Trono de las Fuerzas del Espíritu.
¡Ay de quien le declare guerra una vez así preparada!”

Los Ases, para Cowley, representan las raíces de los Cuatro Elementos y son “el eslabón entre las cartas menores y las Princesas”. Hay un punto muy interesante en su concepto de los Ases y es que no son la representación de los elementos en sí, sino la raíz de los elementos, un matiz que hay que precisar porque son cosas muy distintas; imaginaros que son las semillas, que luego, a lo largo del desarrollo de los demás Arcanos Menores, esas semillas irán creciendo y fortaleciéndose. Estas cuatro cartas estarían en la esfera de Kether en el Árbol de la Vida Cabalístico.

Los Doses, por otra parte, estarían en la siguiente esfera, Chokmah, que en pablabras de Crowley “Chokmah es realmente el número 1 y no el 2, ya que es la primera manifestación; Kether está completamente oculto, de modo que nadie sabe nada de él. Por consiguiente sólo al llegar a los Doses se manifiesta el elemento como elemento en sí. Chomah no está contaminado por influencia alguna, de modo que los elementos se revelan aquí en su armoniosa condición original”.

Los Treses estarían en Binah. Estas cuatro cartas son la representación del triángulo de la creación. Mientras que los Cuatros están en Chesed, el cuatro es la materialización y como diría Crowley: “el Cuatro expresa el Imperio de la Ley”; ¿no recuerda esto sospechosamente a la carta del Emperador?
Evidentemente, según vamos descendiendo por el Árbol de la Vida, al llegar a la esfera de Gevurah, encontramos a los cuatro Cincos. Y aquí podemos establecer un paralelismo entre la esfera de la Severidad con las cartas que representan tensión y lucha.

Por su parte, los cuatro Seises se asignan a Tiphareth, cuyos atributos son la belleza, la armonía y el equilibrio, que tienen directa relación con los Seises de este Tarot. Los cuatro Sietes se encuentran en Netzach, para Crowley cada uno de estos Arcanos representan la degeneración del elemento al que pertenece. Los cuatro Ochos están en Hod, según nos dice Crowley, están afectados por los mismos defectos de los Sietes, pero: “los Ochos llegan (en cierto sentido) como un remedio para el error de los Sietes. Los Nueves habitan en Yesod, y representarían un alivio de la presión de los Sietes y los Ochos, serían la fuerza elemental en lo más material y mundano. Por último los cuatro Dieces los asigna a Malkuth, sería el fin de toda energía.

Como ya he comentado al principio, la baraja de Crowley es complicada de entender sin la guía de su autor, ya que fue creada basándose en correspondencias cabalísticas, astrológicas, numerológicas... es fácil perderse en el laberinto mental que supone. Eso no quiere decir que no se pueda utilizar para adivinación o para meditación, especialmente este último uso puede ser muy enriquecedor debido a la inmensa carga simbólica que albergan sus imágenes. Pero aún así, será más fácil la inmersión en la baraja de la mano de Crowley.



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