La imagen de este Arcano es un tanto sombría, casi diría que triste. Un espigado personaje, embutido en una capa negra parece observar tres copas caídas ante sus pies. Y digo “parece” porque no podemos ver con claridad su rostro. A su espalda vemos dos copas que aún no han caído. A lo lejos vemos un puente que cruza un río de aguas azules, y más allá se alza una construcción.
Si tenemos en cuenta ese cielo de un tono gris plomizo y vemos que ante él se alza la figura embozada de un negro que sugiere luto, esta carta nos puede parecer más que melancólica, depresiva. Curiosamente, esa figura permanece de pie, estática sobre un suelo árido, seco y marrón. Su actitud es tan estéril como la tierra que pisa, pero no es consciente de ello. Tal vez espera que, milagrosamente, las copas caídas se alcen recuperando el líquido vertido y todo vuelva a ser como era, pero eso no puede ser. Hay una alternativa, a su espalda dos copas siguen intactas, pero no las ha visto.