Retomo el tema de los ciclos porque creo que es importante
conocerlos, de este modo podemos aprovechar las corrientes favorables, evitando
nadar contra corriente como solemos hacer muy a menudo. En la anterior entrada
conocimos cómo funcionan los ciclos en general, hoy vamos a ver algunos ciclos
que afectan al ser humano y espero que su conocimiento os pueda resultar
beneficioso.
El Ciclo Semanal
Este ciclo, del que ya di unas breves pinceladas en el
apartado de meditación con la Rueda de la Fortuna, se basa en la Creación que
podemos encontrar en el Génesis, en donde se nos dice que la vida fue creada en
siete días (simbólicos), dedicándose cada uno de estos días a la creación de un
elemento importante para la vida en la tierra y reservándose el último de esos
siete días para el descanso. Una analogía similar podremos encontrar en la
correlación que se da entre los días de la semana y los planetas astrológicos.
El primer día de este ciclo sería el domingo, representado
por el Sol. En este día brillamos con especial fuerza a nivel de creatividad
mental. Es el momento de idear, de dedicarnos a la visualización creativa, de
permitir que las nuevas ideas surjan de nuestro interior.
El segundo día, el lunes, representado por la Luna, es el
momento de concretar a nivel mental aquellas ideas que tuvimos el día anterior.
Es el día más adecuado para planificar cómo podemos llevar a la práctica lo que
queremos y estudiar cuál es la estrategia más adecuada para tal fin.
El tercer día, el martes, día de Marte. Es el día adecuado
para entrar en acción, de realizar todas las actividades encaminadas a traer al
mundo real aquello que los dos días anteriores hemos estado planificando. Este
día es el mejor para realizar esfuerzos físicos, para pelear por lo que
queremos conseguir. Es la fase de la lucha para conseguir resultados.
El cuarto día, el miércoles, día de Mercurio. Este es el día
para comunicar a otros nuestros objetivos. Si se necesita información, resolver
dudas, solicitar informes, subvenciones, etc. este es el día idóneo. También
resulta un día especialmente propicio para firmar documentos, contratos, o
cualquier tipo de trámite burocrático.
El quinto día, el jueves, día de Júpiter. Este día es
crucial pues el elemento “suerte” va a jugar un papel importante en el
desarrollo de nuestros objetivos. Por supuesto, debemos entender aquí suerte, y
por eso lo he entrecomillado, como ese pequeño empujoncito (hacia arriba o
hacia abajo) extra que nuestro trabajo va a recibir y que será consecuencia del
esfuerzo que hayamos puesto en ello, pero también de la cuenta kármica que
tengamos en nuestro particular debe/haber. Muchas veces el proyecto más
trabajado y cuidado se desmorona de forma incomprensible cuando parecía estar
todo a favor, pero no solemos tener en cuenta el factor kármico que es
decisivo.
El sexto día, el viernes, día de Venus. Es el momento de
recoger los frutos del trabajo realizado los días anteriores, sea para bien o
para mal. No es un día para sentarse a regodearnos de nuestro éxito, es un
punto intermedio entre la actividad anterior y el descanso que vendrá después.
El séptimo día, el sábado, día de Saturno. Es el día del
descanso, tanto físico como mental. No es buen momento para iniciar proyectos,
sino para dejar que nuestro cuerpo y nuestra mente reposen y así tomar fuerzas
para iniciar un nuevo ciclo. No se trata de meterse en la cama y no hacer
absoluto nada, sino de relajarnos en la medida de nuestras posibilidades.
En realidad este ciclo semanal se divide en cuatro fases
principales: la primera sería la pasiva, en la que se trabaja a nivel mental, y
que sobre todo nos movemos en el mundo de las ideas, que abarcaría domingo y
lunes; la segunda sería la activa, en la que realizaríamos nuestro trabajo en
el nivel más físico, abarcaría martes y miércoles. La tercera se movería en un
campo intermedio entre lo mental y lo físico, sería el momento de recoger los
resultados de nuestro esfuerzo de las dos fases anteriores, sería jueves y
viernes. Por último la fase de la inacción tanto física como mental, que sería el
Sabbath, como leemos en el Génesis: “El séptimo día descansó”, sería el sábado.
Una vez que conocemos, aunque sea de forma un tanto
superficial, el ciclo semanal, lo interesante es averiguar cómo calculamos
nuestro ciclo. Existen varias formas de hacerlo, algunas basadas en fórmulas un
tanto complicadas. Yo voy a exponer la que yo conozco, que es de lo más
sencillo y la que, a lo largo del tiempo, he ido comprobando que realmente se
ajusta más a mi realidad. Se trata ajustar el ciclo semanal al día en el que
hemos nacido, para verlo más claro me pondré a mí misma de ejemplo.
Yo nací un viernes, así que el viernes real será mi domingo
personal y a partir de ese día se desarrollará mi ciclo semanal de este modo:
Viernes real se corresponde con el domingo de mi ciclo
semanal
Sábado real con el lunes de mi ciclo semanal
Domingo real con el martes de mi ciclo semanal
Lunes real con el miércoles de mi ciclo semanal
Martes real con el jueves de mi ciclo semanal
Miércoles real con el viernes de mi ciclo semanal
Jueves con el sábado de mi ciclo semanal
Hoy estamos a viernes 16 de marzo, por lo tanto empiezo mi ciclo semanal. Hoy es un día bueno para mí de cara a idear nuevos proyectos, reflexionar sobre ellos, calcular estrategias, etc. Puedo asegurar que tengo más que comprobado que los jueves, que son el sábado de mi ciclo personal, es un día muy poco inspirado para mi, me cuestan más las cosas y, en la medida de lo posible, ese día procuro no iniciar nada, a no ser que sea inevitable.
Aconsejo a quien pueda hacerlo, que se dedique en su sábado personal, aunque sea solo unos minutos, a hacer algún ejercicio de relajación, tanto física como mental, resultará mucho más fácil aquietar la mente y el cuerpo.
Hoy estamos a viernes 16 de marzo, por lo tanto empiezo mi ciclo semanal. Hoy es un día bueno para mí de cara a idear nuevos proyectos, reflexionar sobre ellos, calcular estrategias, etc. Puedo asegurar que tengo más que comprobado que los jueves, que son el sábado de mi ciclo personal, es un día muy poco inspirado para mi, me cuestan más las cosas y, en la medida de lo posible, ese día procuro no iniciar nada, a no ser que sea inevitable.
Aconsejo a quien pueda hacerlo, que se dedique en su sábado personal, aunque sea solo unos minutos, a hacer algún ejercicio de relajación, tanto física como mental, resultará mucho más fácil aquietar la mente y el cuerpo.
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