Imaginemos
un mundo dominado por los vampiros, en el que los seres humanos han pasado a
ocupar un lugar primordial en la pirámide alimenticia de la nueva raza
dominante, aunque al ser una especie en vías de extinción, la escasez de
suministro se está convirtiendo en un problema de seguridad mundial. Este
inquietante planteamiento es el argumento principal de la película que hoy os
propongo: “Daybreakers”: una vuelta de tuerca al viejo mito del vampiro en el
que el cazador habitual (el humano) se convierte en la presa.
Estamos
en el año 2.019 y la lucha por la supremacía entre vampiros y humanos ha sido
ganada por los primeros. Años atrás, una infección masiva (cuyo origen no queda
claro) provocó la mutación de millones de personas en vampiros, y tanto los que
fueron infectados de forma involuntaria como los que eligieron libremente
infectarse, son la especie dominante. La fuente de alimentación principal de
los vampiros es la sangre humana, aunque hay una minoría que simpatiza con esa
raza, hoy inferior, y ha optado por alimentarse exclusivamente de sangre
animal.
Pero
los humanos empiezan a escasear y las restricciones en el suministro están
generando problemas de orden civil. La empresa Bromley Marks, dirigida por Charles
Bromley (Sam Neill), trabaja para encontrar un sustituto artificial de la
sangre humana, capaz de asegurar la supervivencia de los vampiros; se está
comprobando que la falta de sangre provoca en el vampiro una mutación terrible
que le convierte en una especie de monstruo irracional, altamente peligroso.
Los casos de dicha mutación empiezan a multiplicarse.
Bromley
presiona a su hematólogo Edward Dalton (Ethan Hawke), partidario de la
convivencia pacífica con los humanos, para que halle pronto el sustituto de la
sangre. De forma casual, Edward entra en contacto con Audrey Benett (Claudia
Karvan) perteneciente a un grupo de resistencia humano cuyos propósitos son
sobrevivir y conseguir que los vampiros vuelvan a ser humanos. A este grupo
pertenece Lionel Cormac, alias Elvis (Willem Dafoe) que en su día se transformó
en vampiro pero que ha vuelto a ser humano. Al comprender Edward que la cura es
posible, decide unirse al grupo.
Como
puede verse, la idea es original y prometedora. Generalmente, las películas de
vampiros suelen presentarnos a estos como una minoría que vive escondida y que
representa una amenaza para el ser humano, por eso está más que justificado que
sean cazados y exterminados a modo de defensa. En el caso de “Daybreakers” se
da la vuelta al asunto y es el vampiro el que caza y extermina (para su
consumo) al ser humano, pero en esta ocasión, la minoría humana no es un
peligro para los vampiros, por lo que no se produce un intercambio de roles
exactamente.
Además,
para complicar más el argumento, los vampiros tienen problemas, no están ni
mucho menos cohesionados. La escasez de sangre humana pone en peligro la
supervivencia de los vampiros como especie superior. A eso hay que sumar las
posturas enfrentadas entre los que abogan por coexistir pacíficamente con los
humanos y los que se niegan a ello pues consideran la raza humana como una
fuente de alimento exclusivamente, olvidando que tiempo atrás, no hace tanto,
ellos también fueron humanos. Interesante debate.
Realmente
es una propuesta novedosa y que se aleja un tanto de las películas clásicas de
vampiros. Desde Nosferatu a las sagas de Christopher Lee, pasando por
Entrevista a un vampiro o Underworld, en todas ellas vemos la figura del
vampiro como un ser que se oculta y del que muy pocos humanos conocen su
existencia. En cambio, en Daybreakers nos encontramos con la supremacía del
vampiro sobre el ser humano, lo que abre un campo de posibilidades inagotable,
bien mirado, la idea principal se puede recrear de muchas formas.
El
ambiente casi diría que resulta siniestro (lógico pues los vampiros no pueden
resistir la luz del sol), todo oscuridad y construcciones rectas y aceradas.
Esto contrasta fuertemente con las escenas al aire libre, en las que los
humanos aprovechan para circular por la ciudad y organizar la resistencia. Sólo
pensar que, si te haces vampiro, tendrías que vivir siempre en un ambiente así,
hace que te lo pienses muy seriamente.
Como
sucede en la inmensa mayoría de las películas, podemos verla de dos modos: uno
sería como una feroz crítica a aquellas personas sin escrúpulos para las que
todo vale con tal de enriquecerse y que están genialmente representadas por Sam
Neill, o simplemente como una entretenida película de vampiros, con un argumento
que se sale de lo habitual, buenos actores, dosis de monstruitos (son
francamente feos los vampiros que mutan) y tan bien hecha que hasta sus
desvaríos argumentales, que los hay, se pueden pasar por alto.
Así
que os animo a verla, eso sí, no recomiendo que los escrupulosos cenen al mismo
tiempo:
http://www.peliculascoco.com/pelicula/daybreakers-2010-brscreener-line
http://www.peliculascoco.com/pelicula/daybreakers-2010-brscreener-line
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