En 1.954 Richard Matheson publicó su novela ”Soy leyenda” (I am Legend). Se trataba de una obra de ciencia-ficción cuyo argumento era ciertamente inquietante: Una terrible epidemia, fruto de la guerra bacteriológica, ha arrasado el mundo. Los escasos supervivientes se polarizan en dos bandos antagónicos: los infectados se han convertido en una especie de vampiros, los no infectados, que son minoría, luchan por sobrevivir en ese panorama tétrico. En este último grupo destaca el protagonista, Neville, el único superviviente, en apariencia, no infectado que queda en la ciudad de Los Ángeles.
Con esta base argumental, se rodó una película llamada: “El último hombre sobre la tierra” protagonizada por el genial Vicent Price, que no he tenido oportunidad de ver, y en el año 1971 se hizo un remake: “The Omega man”, que en España se llamó “El último hombre vivo” y cuyo protagonista es otro clásico, Charlton Heston. De esta última es de la que hoy voy a hablar.