El Emperador es un hombre maduro de barba blanca, sentado en un sólido trono de piedra. Tras él un fondo rojo, el color que representa a Marte. La aridez del terreno podría recordar las imágenes que conocemos del paisaje marciano, esa rocosidad habla de lo estéril del principio masculino si no se acompaña del fértil principio femenino (La Emperatriz), su complemento.
En algunas barajas el trono es una piedra cúbica, símbolo del orden, sin ningún ornamento. Waite dotó al trono del Emperador de un respaldo y de unos reposabrazos adornados con la cabeza del carnero, que representa el signo de Aries, cuyo regente es Marte. Son cuatro cabezas para recordarnos que el cuatro es el número del equilibrio y el orden.