Jean Baptiste Alliette o Etteilla, ha sido muy criticado a lo largo del tiempo por ser un pionero, el primero (que haya constancia) en utilizar el Tarot como herramienta adivinatoria y además cobrar por ello. Para unos no es más que un oportunista que se apropiaba de ideas ajenas con el fin de utilizarlas en beneficio propio, para otros es poco menos que un adulterador del uso del Tarot; pero lo cierto es que, a día de hoy son muchas las personas que han hecho de la lectura del Tarot a la vez que un arte, una profesión y un medio de ganarse la vida.
Si bien puede encontrarse en él un cierto toque de oportunismo en algunas cosas que hizo, lo que no se le puede negar es una capacidad de reinventarse a sí mismo asombrosa, así como un olfato para detectar situaciones ventajosas. Se adaptaba perfectamente a todo tipo de circunstancias y sacaba provecho de cualquier suceso que le acontecía. Cambió en múltiples ocasiones de oficio, según lo requería el momento y supo encauzar su interés por el Tarot y la adivinación de tal modo que consiguió una posición acomodada gracias a ello. Sabía lo que la gente necesitaba y fue capaz de ofrecérselo del modo más conveniente y beneficioso para ambas partes.