martes, 3 de septiembre de 2019

CABALLO DE BASTOS

Un caballero con la armadura parcialmente cubierta por una túnica amarilla, con dibujos de salamandras, cabalga a galope sobre un rollizo caballo anaranjado. Esta carta es un fiel reflejo del elemento que representa: el Fuego. Su imagen nos muestra acción, impulso, fogosidad, temperamento vivo.

Se dice que los Caballos (de cualquier palo), o mejor dicho, los Caballeros que aparecen esas cartas, son el embrión de lo que luego será el Rey del palo correspondiente. En este caso concreto de los Bastos, el caballero tiene la impetuosidad y el entusiasmo propio de la edad, es un hombre de acción, actúa antes de pensar, con el tiempo, su carácter se irá atemperando, hasta llegar a dominar ese impulso interno y, con la sabiduría adquirida, lo utilizará de una forma más práctica e inteligente, convirtiéndose así en un verdadero Rey.


Tratándose de un caballero, no podría faltar la armadura y el casco, que protegen su cuerpo de cualquier ataque enemigo. No es fácil herir a un caballero y menos aún si pertenece al palo de Bastos
El casco, que nos permite ver su rostro con una expresión serena y determinada, está rematado por un penacho de plumas rojas que parecen agitarse como las llamas vivas de una hoguera. Su mente es impulsada por la energía y gran vitalidad del elemento Fuego. Me llaman siempre la atención esas pequeñas llamas rojas que se aprecian a la altura del brazo y el codo izquierdos, puede que sean trocitos de algún adorno en la parte de la espalda que no se puede apreciar. Pero, en cualquier caso, parecen pequeñas hogueras, similares a la del penacho. Tal vez nos quieran remarcar la energía que derrocha este personaje, las llamas en el brazo izquierdo, la vara en la derecha.

Recubriendo la armadura, porta una túnica amarilla adornada con salamandras, animal asociado al elemento fuego. Si recordáis la imagen de la Sota de Bastos, se ve que es similar, pero si en el caso de la Sota, se veía una túnica bien cortada, parece recién planchada, como si se hubiera vestido de gala; sin embargo, la del jinete está hecha jirones, exactamente da la sensación que acaba de librar una batalla que ha desgarrado su ropaje, y es que el caballero ya ha abandonado el mundo de las ideas y planes de la Sota, como si hubiese pasado a un escalón superior, el de la acción.

Quiero hacer un apunte sobre el dibujo de las salamandras, que ya retomaremos cuando visitemos la última carta, el Rey. Si tienes a mano tu baraja, te pediría que extendieras las tres cartas ante ti: Sota, Caballo y Rey. Podemos ver en esta sucesión lineal la evolución del personaje. Este ejercicio será más completo cuando terminemos la serie de los Bastos, pero ahora quiero llamar la atención sobre el detalle de las salamandras. En la Sota vemos que las salamandras curvan su cuerpo como si quisieran formar un círculo, pero aún no está completo, son pequeñas, más bien apretaditas, es el fuego incipiente, casi diría que en estado embrionario.

Cuando llegamos al Caballo, podemos apreciar que las salamandras también están curvadas formando casi un círculo, son más grandes que las que vemos en la túnica de la Sota, porque el fuego se está expandiendo gracias a su uso, pero aún no está controlado del todo. Al llegar al Rey vemos que las salamandras ya han cerrado su círculo, no solo en su capa, sino también en el respaldo de su trono; el Rey ha logrado conjugar la acción y el conocimiento extraído de su experiencia.
Y tal vez alguien se pregunte ¿y la Reina, no tiene sus propias salamandras? La respuesta es no, la Reina va a lo suyo, y tienen sus propios símbolos, igual de impactantes y valiosos.

Pero volvamos a la carta del Caballo. La postura erguida del jinete, nos indica una actitud potente, de seguridad y auto confianza, no es esa actitud un tanto agresiva del que vemos en el palo de Espadas. Tampoco empuña su arma, en este caso, la vara, como si estuviera en plena batalla. Aquí la vara, como en todas las cartas que conforman el palo, muestra unos brotes, que nos hablan de fertilidad y crecimiento. La posición es vertical, y con su guante rojo, fuerza y energía en las acciones, las sostiene con determinación, es un arma disuasoria, pero en cualquier momento puede luchar con ella.

El caballo de tonos rojizo anaranjados parece saltar, es pura vitalidad (aún cuando parece ser demasiado rollizo para estas habilidades).
Por último el paisaje, como en el caso de la Sota, da la sensación de ser un tanto estéril, no hay vegetación, parece un paisaje de Marte, el planeta del dinamismo y la fuerza. Recordemos las pirámides que ya vimos en la carta anterior, en este caso se ubican en el ángulo inferior izquierdo. Al hablar de ellas en su día, mencioné varias posibilidades de significado: la unión de lo humano y lo divino, los tres planos de existencia y el triángulo de la creación.

Según este último concepto, en la Sota estarían en la parte derecha, la del futuro, como si se trataran de planes que están en proyectos, ahora, en la carta del Caballo, nos encontraríamos con las pirámides en una situación de materialización, se están llevando a cabo dichos proyectos, metafóricamente, el jinete a la grupa de su caballo “salta” sobre ellos. Esto reforzaría la idea de acción de esta carta.
Por último, el cielo azul, tranquilo, limpio, sin nubes ni turbulencias aparentes nos habla de la claridad de ideas y de la ausencia de pensamientos que puedan entorpecer la acción del personaje.

Significados generales: Tradicionalmente el Caballo de Bastos se suele relacionar con personas de cabellos claros: rubio, castaño claro, pelirrojo... y ojos también claros. Se trataría de un hombre joven o en los primeros años de madurez. Su forma de ser se relaciona con los signos de Fuego astrológicos: Aries, Leo y Sagitario.
Carácter: Persona amistosa, vitalista, quizás un tanto impredecible e impetuoso. Posee gran confianza en sí mismo y en todo aquello que hace. Protector. Amante.
Es una carta rápida. Anuncia un período de gran energía y actividad. Desplazamientos inesperados. Cambio de residencia, mudanzas, viajes. Éxito profesional. Comunicaciones positivas en especial en lo laboral y profesional. Aventura corta e intensa.

Invertida: Pueden darse dos vertientes: por un lado el fanático, perverso, cruel. El osado totalmente inconsciente. Alguien que solo mira por su propio beneficio, un trepa. Por otro lado, una persona débil, sin vitalidad, indecisa y temerosa. El contexto de la tirada y nuestra intuición nos indicarán cuál vertiente es la adecuada.
Demasiada energía mal canalizada. Proyectos que empiezan con mucho entusiasmo y que se van diluyendo en las primeras fases. Discusiones, retrasos, alejamientos. Imprudencia. Viajes que se retrasan, Huida: de casa, de una pareja, de un problema, etc. Desplazamiento forzoso cuyo motivo nos lo desvelarán las cartas cercanas, puede ser un traslado indeseado, desahucio, etc. Separación.

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