En el castillo de Ambras, en el Tirol austríaco, se conservan varios cuadros que representan a un hombre y unos niños con el rostro cubierto completamente por pelo. No son retratos fantásticos, fruto de la imaginación de algún artista. Estos cuadros son retratos de personas que vivieron hace cuatro siglos y su historia es real.
El adulto se llamaba Pedro González ( o Petrus Gonsalvus, la forma latinizada que adoptó más tarde), nació en Tenerife, en torno al año 1.540, hay versiones distintas para su origen, la más extendida es la que dice que provenía de una familia acomodada, otros dicen que era el hijo del jefe de una tribu guanche, todo son conjeturas, por supuesto. En cualquier caso, y según todos los indicios, parece ser que fue abandonado a las puertas de un monasterio del Sauzal, siendo un bebé.
Desde muy pequeño, el pelo empezó a crecer de forma desmesurada cubriendo todo su cuerpo y rostro de forma incontrolable. Era una enfermedad que hoy en día se conoce como síndrome de Ambras (una variante de la hipertricosis universal congénita) que se debe a una mutación en el cromosoma 8 y que le daba un aspecto feroz. El nombre del castillo que acoge los retratos de la familia González, dio nombre a la enfermedad.