viernes, 11 de diciembre de 2009

PRIMERA LEY HERMÉTICA: LEY DEL MENTALISMO (II)

"El TODO es Mente; el universo es mental".
Todo existe dentro del todo y nada existe fuera del todo. Eso quiere decir que todo lo existente está dentro de esa infinita mente pensante que es el Todo, por lo tanto todos tenemos una conexión con todo lo existente. Es un error pensar que estamos separados unos de otros, el Todo es un inmenso mosaico de vasos comunicantes de tal forma conectados entre sí que cualquier pensamiento, cualquier acto que se origina en uno de nosotros afecta a resto de los componentes del Todo.

Cada uno de los pensamientos que tenemos, cada emoción, sea de la cualidad que sea, afecta a la inmensa red interconectada en el Todo. El sentimiento de ira que alguien siente a 6.000 km de distancia, afecta a todo el colectivo del mismo modo, aquel sentimiento de gratitud que otra persona emite a 10.000 km contrarrestará al anterior y así de forma infinita.


Puesto que integramos el Todo, participamos de sus características, somos infinitos y eternos, simplemente desaparecemos de un plano de existencia para aparecer en otro; lo que llamamos final es a la vez principio de otra cosa, de otro estado del ser que no es ni mejor ni peor, es simplemente distinto. Quizás la enseñanza más interesante que esconde esta Ley del Mentalismo es la creación mental, pues como ya hemos visto, es la clave para crear las condiciones de vida y mente deseables. Lo que pensamos y lo que creemos dan forma a la vida que tenemos actualmente, por lo tanto el cambio de pensamiento y de creencias crearía nuevas condiciones en nuestra vida más acordes con aquello que anhelamos.

Creer que somos unos incapaces nos convierte en verdaderos ineptos, creer que no nos merecemos ser felices, es una apuesta segura al fracaso y la desgracia. Pero muchas veces no somos conscientes de que nuestras creencias influyen decisivamente en nuestras vidas. O tal vez sería mejor decir que puede que sí seamos conscientes de este hecho, pero decidimos no hacer nada al respecto. Quien quiere estudiar las leyes del Kybalion pero no tiene intención de ponerlas en práctica será como aquel que compra un carísimo Ferrari para luego encerrarlo en un garaje y jamás usarlo, ¿para qué sirve? El conocimiento hay que utilizarlo, la acumulación de conocimientos no sirve absolutamente de nada si no se pone en práctica.
Mucha gente pone excusas: “Si fuera tan fácil cambiar el pensamiento cientos de miles de personas lo habrían logrado. Hay mucha gente que lee este tipo de libros, que hace cursos, que participa en talleres, que practica disciplinas de meditación, etc. y no lo logran”.
A las personas que piensa estas cosas me gustaría decirlas que el leer libros o asistir a cursos no te convierte en experto en nada, lo único que te hace adquirir un conocimiento es trabajar en ello de forma constante y sin desanimarse, hasta que de pronto un día empiezas a sentir que algo ha cambiado en ti y que ya no te resulta tan difícil calmar tu mente y llevarla a pensamientos y sentimientos más positivos. Es un conocimiento que se adquiere por trabajo constante, en una palabra: por acumulación.

En breve en el apartado de Fuentes y Biografías dedicaré una entrada a la figura de Matthieu Ricard a quien se le ha dado el sobrenombre de “el hombre más feliz de la tierra”, no sin motivos. Es una biografía especialmente interesante puesto que es un ejemplo claro y, medido científicamente, del poder positivo que tiene la mente sobre el cuerpo y sobre la personalidad. Hasta entonces, animo a quien lea esto a empezar a trabajar con la mente de una manera más positiva.



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