Su nombre original es The Changeling y fue rodada en 1979; para mi es una de las mejores películas sobre casas encantadas y aparecidos. No necesitan recurrir a grandes efectos especiales ni monstruos repugnantes, basta el insistente bote de una pelota de juguete para conseguir que un escalofrío te recorra la columna.
John Russell (George C. Scott) es un compositor de éxito que acaba de perder a su mujer y a su única hija en un terrible accidente del que ha sido testigo. Su deseo de olvidar y comenzar una nueva vida, dedicándose en cuerpo y alma a su trabajo, le llevan a trasladarse a Seattle. Le han contratado para dar una serie de conferencias sobre música en la Universidad. A través de unos amigos, conoce a Claire Norman (Trish Van Devere) que trabaja en la Sociedad para la Conservación Histórica, sociedad que se dedica a la conservación de edificios de valor artístico e histórico alquilándolos para que no se echen a perder. Claire le proporciona a John el alquiler de una antigua y señorial mansión, con piano incluido, apartada de la ciudad y que lleva muchos años sin ser habitada.
Al poco de instalarse, empiezan a ocurrir cosas extrañas: fuertes golpes rítmicos que no se sabe de donde proceden, puertas que se abren solas o abandonadas bañeras que se llenan de agua sin que nadie abra el grifo y en cuyo fondo John cree ver una figura humana. Además, una misteriosa compañera de trabajo de Claire, Minnie Huxley (Ruth Springford), le advierte sobre el error que ha cometido al alquilar la casa.
Decidido a entender que está sucediendo, John registra la casa, encontrando una habitación infantil oculta tras un armario, en la que, entre telarañas y polvo de décadas, aparece una silla de ruedas y una cajita de música que contiene la misma melodía que John estaba componiendo.
Una médium consigue poner nombre al fantasma: es un niño llamado Joseph, cuyo final fue dramático. La psicofonía que consigue John en la sesión mediúmnica (y que ya quisieran para sí muchos parapsicólogos e investigadores) revela ciertos datos que dirigen los pasos de John hacia un anciano y poderoso senador, que además es el mayor benefactor de la Sociedad para la que trabaja Claire, Joseph Carmichael (Melvyn Douglas… ¡casi nada!).
Es una historia de un fantasma que no puede descansar en paz, y de una persona, John Russell, que por la situación anímica en la que se encuentra tras perder a su esposa y su única hija, actúa como catalizador de la energía de ese espíritu desesperado.
No estaríamos hablando aquí de un caso de poltergeist (fenómeno del que ya hablaré cuando analice la película del mismo nombre), se trata más bien de un fantasma atrapado entre dos dimensiones. Joseph lleva años en esa especie de limbo o nada más absoluta, hasta que consigue entrar en contacto con John.
No olvidemos algo en lo que pocas veces pensamos, y es que la misma dificultad que tenemos los del “más acá” para comunicarnos con los del “más allá”, la tienen ellos para contactar con nosotros. Joseph no ha tenido suficiente energía para materializarse o para mover objetos físicos, hasta que llega John a la casa y por fin consigue alimentarse de la enorme energía que éste desprende, pudiendo así, no solo ser visto sino también actuar sobre la materia física. Y es que las emociones fuertes, tanto negativas como positivas, suponen un exceso de energía. En esta historia, Joseph, sabe como aprovecharse de la sobrecarga del dolor de John.
No se trata de una película excesivamente conocida, pero es una auténtica joya, despierta inquietud sin recurrir a sangre, trucos demasiado efectistas ni monstruos sanguinarios, quien quiera encontrar gore, tendrá que buscar en otro lado. Basta una buena historia y una magnífica interpretación y el resto viene dado. Solo por ver compartiendo escena a dos actores de la talla de George C. Scott y Melvyn Douglas está más que justificada.
excelente!no la vi!=)gracias por la data!justo cuando estaba preguntandome que peli ver esta noche,jeje,besotes!!!!
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado, es una película genial. La he visto ya unas cuantas veces y no solo no me canso de verla, sino que cada vez que la veo, descubro cosas nuevas y me gusta más.
ResponderEliminarBesos
Anoche estuve viendo la película que recomienda , es posible que la viera tiempo atrás; pero no la recordaba bien. He estado reflexionando sobre ella, ( aparte de que yo no me hubiera ido a vivir a una casa asi, ni aunque me pagaran) el dolor que siente John es el que utiliza, como muy bien indica en su entrada, el niño para colarse en el mundo físico. ¿tiene que ver con los seres del bajo astral? Aprovecho para decirle que me parece un blog estupendo.
ResponderEliminarHola, Aprendiz
ResponderEliminarYo tampoco me iría a esa casa a vivir ni loca... tanto edificio para una persona sola... Yo no se hasta que punto se podría decir que Joseph es un ser del bajo astral, es simplemente un niño que ha sido asesinado y busca su venganza, ese sentimiento negativo no le permite evolucionar ni abandonar sus cuerpos más densos.
El astral es un plano muy amplio y tiene muchas zonas, el bajo astral sería la más densa. Allí están las creaciones más groseras del ser humano y, por decirlo de algún modo, lo peor de lo peor, como podrían ser las larvas, tal vez Joseph esté en un plano intermedio, en cualquier caso es muy arriesgado decir algo así, puesto que realmente conocemos muy poco de los otros planos de existencia, eso suponiendo que realmente existan (yo creo que sí), pero hay tantas hipótesis que varían mucho unas de otras, vamos, que no hay un acuerdo generalizado sobre el número de planos existentes y que "formas de vida" se corresponden con ellos.
Te animo a que te informes un poco más sobre los planos existentes, viendo distintas corrientes, para que así puedas luego formarte tu propia idea.
Con el tiempo seguro que en el blog pondré una entrada al respecto, es un tema muy interesante aunque muy complejo porque, como casi todo, se basa en creencias más que en certezas. Aunque, bien mirado, hay tantas pruebas a favor como en contra de su existencia.
Un saludo