La historia del ocultismo está repleta de gente interesante. A veces el personaje se mitifica hasta tal punto que es muy difícil precisar dónde empieza la persona y dónde el personaje. Algo así pasó con Cagliostro, de quien voy a hablar hoy, un hombre fascinante: impostor para unos, maestro iniciado para otros, cuya figura hoy en día ha quedado un tanto arrinconada, injustamente creo yo, así que me apetecía mucho refrescar la memoria de los que han oído hablar de él, pero a duras penas recuerdan quién fue y que aquellos que desconocían su existencia, conozcan a un personaje francamente curioso e interesante.
Nació en Palermo, Sicilia en año 1743 como Giuseppe Balsamo en un suburbio bastante miserable, Albergaria. Sus padres le internaron en un seminario del que se fugaría a los 12 años aproximadamente. Se cree que desde muy jovencito, probablemente en un convento, tuvo contacto con la Alquimia. Se cuenta que de joven ejerció de proxeneta y de brujo.
Emprendió un largo periplo por lugares como el Cairo, Malta o Constantinopla llevado por su ansia de conocimiento. A su regreso a Roma, conocería a la que sería su compañera de aventuras, Lorenza Feliziani. Ambos viajaron por los más diversos lugares. Balsamo se presentaba como descendiente de linaje de reyes que fue abandonado en su infancia y vendido como esclavo a un jeque, que le introduciría en el conocimiento de la Cábala y la Alquimia.
Según parece, la pareja viajaba de forma constante por Europa y en más de una ocasión se vio envuelta en asuntos más bien sucios; estafas de las que salían siempre bien parados, hasta que en el año 1775 en Barcelona, fue encarcelado tras un intento de estafa. Tras su liberación se traslada a Londres, y en ese intervalo de tiempo es donde algunos biógrafos sitúan el cambio radical de personalidad. Una vez instalado en Londres, asistimos a una renovación total en su vida: realiza curaciones imposibles, tanto valiéndose de medicinas que él mismo ha fabricado, como por imposición de manos. A partir de este momento ya hablamos del conde Cagliostro y de su compañera que pasó a llamarse la Princesa Serafína.
Es en su estancia londinense cuando se inicia en la Masonería, obediencia que nunca abandonaría. Se dice que fue uno de los impulsores de la utilización del Rito Egipcio en las logias, puesto que él consideraba que el verdadero origen de las escuelas de conocimiento oculto estaba en Egipto. A parte de eso, también colaboraró en gran medida a la renovación y consolidación tanto de la Masonería como del Rosacrucismo. Además, durante años viajó constantemente por Europa curando de forma milagrosa tanto a miembros de la realeza como a aristócratas y a gente humilde. Se dice que realizó varias transmutaciones alquímicas ante testigos de cierta solvencia. Aunque sobre esto hay menos datos fidedignos, parece ser que también se inició en los Iluminados de Baviera.
Sin embargo su estrella empezó a declinar a partir de su participación en el turbio asunto del collar de Luis XVI y Maria Antonieta. Aunque no salió mal librado de este tema, fue expulsado de Francia. De nuevo se instaló en Londres para proseguir con sus estudios de Cábala. Después de una corta estancia en Suiza, tomó la decisión que, probablemente, fue el error más grande que cometió en su vida: ir a Roma. Él quería ser recibido por el Papa y se sentía apoyado por algunas de las altas autoridades de la Iglesia, especialmente por el cardenal Rohan. Pero confió demasiado en sus posibilidades y estaba seguro de que lograría la revocación de la excomunión de los masones; sin embargo, allí en la corte papal, su Rito Egipcio no había gustado nada, se veía como satánico y peligroso. El Santo Oficio seguía sus pasos de cerca. Y Serafina, convencida con tretas no muy claras, denuncia a Cagliostro por herejía ante la Inquisición.
Al tener procesos pendientes por falsificación de monedas, fue fácil reabrir la causa y de esta manera encarcelarlo en el castillo de Sant-Angelo; era un personaje molesto y a la acusación de falsificación se añadió la de herejía, así se aseguraban la condena a muerte. En efecto, en 1791 fue sentenciado a muerte, aunque el mismo Papa Pío VI conmutó esta pena por la cadena perpetua que habría de cumplir en la fortaleza de San León. Allí fallecería en agosto de 1795.
Esta es la biografía del personaje, tal como ha llegado a nosotros, eso sí, la controversia se da al ser el propio Cagliostro quien niegue ser Giuseppe Balsamo. La duda está en saber si existen dos personas distintas cuyas biografías en un momento determinado se cruzan, para luego confundirse en una sola, o por el contrario hablamos de un solo personaje, Balsamo, que en un momento de su vida decide adoptar el nombre y la personalidad del conde de Cagliostro. Esta segunda hipótesis, que cuenta con más defensores, tiene dos derivaciones, la primera sería que Balsamo se inventó al conde para darse más importancia y renegar de sus orígenes humildes, pero no dejó nunca de ser un hombre vulgar y común que, eso sí, tenía conocimientos ocultistas asombrosos. La segunda, más sugerente, sería que en un momento determinado de la vida de Balsamo, un adepto o maestro ascendido, tomó su cuerpo físico, (como se cree que hizo Saint-Germain con Rakoczy) y esa sería la explicación del cambio tan grande que se dio en la personalidad y la vida de Balsamo. La razón para tal “posesión” podría ser que la misión del adepto sería impulsar las escuelas de misterios y despertarlas del letargo en el que parecían haber caído.
Huelga decir, que hay versiones que relacionan a Cagliostro con Saint-Germain, evidentemente eran contemporáneos y se movían por círculos similares así que podrían haber coincidido. Y si hacemos caso a las teorías que dicen que ambos son maestros ascendidos, estaríamos hablando de “colegas”, así que sería lógico que se conocieran.
Por supuesto, hay una leyenda, de las muchas que existen en torno a él, que dice que no murió en San León, por el contrario, siguió sus viajes por Europa y fue visto en distintos lugares y por distintas personas; el cuerpo encontrado en su celda sería el de un monje que le visitaba con cierta frecuencia durante su cautiverio para proporcionarle apoyo espiritual.
Como habéis visto, se trata de un personaje fascinante y os animo a que investiguéis sobre él. El gran Orson Wells hizo una película en la que le interpretaba, ("Black Magic" o "Cagliostro" 1949). Alejandro Dumas padre escribió, basándose en él: “Joseph Balsamo” (1847). Aquí tenéis uno de los pocos libros que he encontrado para descargarse que hablan de él.
http://www.quedelibros.com/libro/12328/Cagliostro.html
Huelga decir, que hay versiones que relacionan a Cagliostro con Saint-Germain, evidentemente eran contemporáneos y se movían por círculos similares así que podrían haber coincidido. Y si hacemos caso a las teorías que dicen que ambos son maestros ascendidos, estaríamos hablando de “colegas”, así que sería lógico que se conocieran.
Por supuesto, hay una leyenda, de las muchas que existen en torno a él, que dice que no murió en San León, por el contrario, siguió sus viajes por Europa y fue visto en distintos lugares y por distintas personas; el cuerpo encontrado en su celda sería el de un monje que le visitaba con cierta frecuencia durante su cautiverio para proporcionarle apoyo espiritual.
Como habéis visto, se trata de un personaje fascinante y os animo a que investiguéis sobre él. El gran Orson Wells hizo una película en la que le interpretaba, ("Black Magic" o "Cagliostro" 1949). Alejandro Dumas padre escribió, basándose en él: “Joseph Balsamo” (1847). Aquí tenéis uno de los pocos libros que he encontrado para descargarse que hablan de él.
http://www.quedelibros.com/libro/12328/Cagliostro.html
"No soy de ninguna época y de ningún lugar, y más allá del espacio y del tiempo, mi ser espiritual vive su eterna existencia. Si me sumerjo en mi pensamiento remontándome en el curso de las edades, si extiendo mi espíritu hacia un modo de existencia alejado de aquel que percibís, me convierto en aquel que deseo ser. Participando conscientemente del Ser Absoluto arreglo mi acción según el medio que me rodea. Mi nombre es aquel de mi función, pues soy libre; mi país, aquel donde fijo momentáneamente mis pasos. Poned fecha de ayer si lo deseáis, rehusando acordaros de años vividos por ancestros que os fueron extraños, o del mañana, por orgullo ilusorio de una grandeza que jamás será vuestra, yo soy aquel que Es".
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