Federico Temple Blackwood, más conocido como Lord Dufferin era un político inglés que ocupó altos cargos en la diplomacia británica del siglo XIX. Su carrera diplomática es impresionante, incluso escribió una serie de libros de viajes que tuvieron un gran éxito.
Fue gobernador general de Canadá, embajador en Rusia, Turquía, Francia… y Virrey de la India. Como podéis comprobar, nuestro protagonista de la historia de hoy era una eminencia en su época, y los hechos sorprendentes que vivió, se conocen por haber sido narrados por él mismo, lo que hace que tengan una cierta credibilidad.
Corría el año 1.880 y Lord Dufferin pasaba unos días de descanso en la casa de campo de un amigo, en Irlanda. Una noche se despertó sobresaltado. Algo hizo que sintiera el impulso de levantarse de la cama y mirar por la ventana. A la luz de la luna, divisó en el jardín una figura encorvada, era un hombre de escasa altura que avanzaba a duras penas cargando sobre su espalda lo que parecía un ataúd.
Lord Dufferin, una vez repuesto de la sorpresa inicial, reunió el valor suficiente para salir de la casa e increpar al individuo, “¿Qué hace usted ahí?” gritó. El hombrecillo levantó la cabeza y el Lord puedo ver un rostro arrugado, delgado y bastante repulsivo. No dijo nada, simplemente siguió andando y, según declaró Lord Dufferin, desapareció pasando a través suyo.
Imaginemos la sorpresa de su anfitrión cuando, a la mañana siguiente, Lord Dufferin relató lo sucedido. Se registró el jardín pero no se encontró ningún indicio que avalara la historia del Lord.
Cerca de 10 años después, Lord Dufferin estaba destinado como embajador en París. Atendiendo a sus deberes diplomáticos, un día se encontraba asistiendo a una recepción en el Grand Hotel de París. En un momento determinado, cuando iba a entrar en el ascensor del hotel acompañado por su secretario, Lord Dufferin contempló horrorizado que el ascensorista no era otro que el hombrecillo que años atrás viera en el jardín de la casa de su amigo irlandés.
Lord Dufferin decidió, en vez de subir al ascensor, acercarse al mostrador de recepción con su secretario, para averiguar la identidad de aquel misterioso individuo. Cuando intentaba sonsacar al empleado, que negaba que ninguna persona de tales características trabajase en el hotel, un ruido estrepitoso sorprendió al Lord y a sus interlocutores a los pocos segundos. El cable del ascensor se rompió al llegar este al quinto piso, cayendo a vertiginosa velocidad para estrellarse en la última planta.
No hace falta decir que todos los ocupantes del ascensor fallecieron en el acto. Ni la dirección del hotel, ni los investigadores del accidente, pudieron averiguar quién era el individuo. Lord Dufferin siempre tuvo el convencimiento de que aquel hombrecillo era una especie de protector y que gracias a él, había esquivado la muerte segura que habría supuesto entrar en ese ascensor.
¿Quién era el personaje que salvó la vida del Lord? ¿Un demente? ¿Por qué apareció en el jardín de la casa irlandesa llevando un ataúd? Las preguntas sin contestación son muchas. Hay un dato que me parece imprescindible saber para comprender lo que sucedió realmente, pero que no he logrado encontrar en ninguna crónica de este suceso: ¿Se encontró el cadáver del individuo? Y si es así, ¿se hizo autopsia? También me pregunto, si realmente existió el ascensorista: ¿era el mismo personaje que el que paseaba por el jardín? ¿O el Lord confundió a dos personas distintas? ¿O quizás el hombre del jardín fue imaginario y el segundo real? ¿Serían los dos imaginarios?
Sería muy interesante saber si este hombre realmente existió o sólo fue visto por Lord Dufferin. También sería interesante conocer la versión del secretario del Lord, ¿vio él al individuo realmente? En fin, son muchas las preguntas pero muy pocas las explicaciones, así que este es uno de tantos misterios que, probablemente, nunca se resolverá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te informo que los datos personales que proporcionas al rellenar este formulario tienen como única finalidad gestionar los comentarios, por lo que no son recogidos ni guardados en ningún fichero.
Más información en la página de Aviso legal y Política de privacidad.