Las crónicas de la época hablan de una mujer huesuda y muy poco agraciada, con los ojos saltones y la nariz ganchuda, en definitiva el prototipo de la bruja de cuento. Pero existió, se llamaba Úrsula Sontheil y nació en el verano de 1.488 en una cueva junto al río Nidd, en Knaresborough, Yorkshire (Inglaterra). Ha pasado a la historia con el sobrenombre de la madre Shipton como autora de unas inquietantes profecías que, hasta la fecha, en su mayoría, se han ido cumpliendo.
Úrsula era la hija ilegítima de un noble de la zona. Su madre, Ágata, era una pobre muchacha de tan solo quince años que, al saberse embarazada y abandonada, buscó refugio en una cueva cercana a una fuente que tenía fama de mágica. Durante dos años allí sobrevivieron madre e hija, hasta que Ágata dio a su hija en adopción para ingresar en un convento.
Úrsula desde niña dio muestras de unas capacidades psíquicas extraordinarias. Con veinticuatro años se casó con un carpintero, Toby Shipton y acabó siendo para sus conocidos la madre Shipton porque, si bien no llegó a tener hijos, trataba maternalmente a todo el mundo. Se convirtió en un personaje legendario incluso antes de su muerte. De ella se decía que tenía el poder de desencadenar tormentas, curar o enfermar, dominar a las bestias y a los hombres a voluntad y hacer profecías.
También se contaba que el cardenal Wolsey, su enemigo declarado, intentó quemarla en la hoguera. Ella arrojó con toda la calma del mundo su pañuelo al fuego retando al cardenal con estas palabras: “Si esto arde, arderé yo”. El pañuelo no ardió, así que se libró de la hoguera. Si esto es cierto, valiente lo era y mucho (¡mira que si el pañuelo se quema!).
Durante toda su vida, hasta su muerte en 1.561, la madre Shipton recibió en su casa a cientos de personas que venían, algunas desde muy lejos, para escuchar sus predicciones y profecías. En 1.641 apareció publicada la primera recopilación de profecías de la madre Shipton y a partir de entonces, de forma periódica, aparecieron panfletos o libros con sus supuestas profecías.
También se contaba que el cardenal Wolsey, su enemigo declarado, intentó quemarla en la hoguera. Ella arrojó con toda la calma del mundo su pañuelo al fuego retando al cardenal con estas palabras: “Si esto arde, arderé yo”. El pañuelo no ardió, así que se libró de la hoguera. Si esto es cierto, valiente lo era y mucho (¡mira que si el pañuelo se quema!).
Durante toda su vida, hasta su muerte en 1.561, la madre Shipton recibió en su casa a cientos de personas que venían, algunas desde muy lejos, para escuchar sus predicciones y profecías. En 1.641 apareció publicada la primera recopilación de profecías de la madre Shipton y a partir de entonces, de forma periódica, aparecieron panfletos o libros con sus supuestas profecías.
La madre Shipton fue contemporánea del rey Enrique VIII y le dedicó algunas profecías como su victoria sobre Francia en la Batalla de las Espuelas en 1.513. También profetizó la disolución de los Monasterios que tuvo como consecuencia la redistribución de las riquezas y tierras dependientes de los monasterios. O por ejemplo, profetizó a Lord Percy: “Aunque demuestres la velocidad de tu caballo, tu cuerpo será enterrado en el camino a York, y tu cabeza será robada y llevada a Francia”. Efectivamente, el noble fue decapitado y llevaron su cabeza a Francia.
También predijo a derrota de la Armada Invencible de Felipe II de esta forma: “Y los caballos de madera del monarca occidental serán destruidos por las fuerzas de Drake”. Aunque estos hechos sucedieron cuando ella ya había muerto. Leamos algunas de las profecías atribuidas a la madre Shipton:
Los carruajes andarán sin caballos
y los accidentes llenarán al mundo de dolor (automóvil)
Los pensamientos volarán alrededor de la tierra
en un abrir y cerrar de ojos (teléfono, internet…)
Lo que en el mundo está arriba estará abajo,
y se encontrará oro al pie de un árbol (es tan vaga que resulta difícil de identificar)
El hombre cruzará las montañas
y no llevará ningún caballo (tren, automóvil)
Caminará bajo el agua,
podrá hablar, dormir y navegar (submarino)
Será visto en el aire
en blanco, en negro, en verde (avión)
El hierro flotará en el agua
con la misma facilidad que un bote de madera (buques)
Se encontrará y extraerá oro
en una tierra hasta ahora desconocida (hay quien cree que hablaría de Sudáfrica)
El fuego y el agua harán milagros,
Inglaterra dejará entrar a un enemigo (¿Inglaterra invadida? De momento no ha sucedido)
El fin del mundo llegará
en mil ochocientos ochenta (como hemos podido comprobar, se equivocó)
Exterior de la cueva |
Todo esto es muy sorprendente, incluso escalofriante, el pequeño problema es que se cree que Charles Hindley, un escritor inglés del siglo XIX, se atribuyó este poema para la enésima edición de las profecías de la madre Shipton, aún así, si esto es cierto, el señor Hindley tendría su mérito, pues varios de los artefactos anunciados no existían en su época.
Leamos un retazo de lo que, según la madre Shipton, pasaría mucho tiempo después de que ella muriera:
“Vendrá el hijo del hombre con una bestia salvaje entre sus brazos cuyo reino está en la tierra de la Luna y que es temida en el mundo entero; cruzará muchas aguas junto con otros y llegará a la tierra del León; pedirá ayuda a la Bestia de su país y un Águila destruirá los castillos del Támesis, y habrá una batalla entre muchos reinos… El hijo del hombre será coronado y al cuarto año habrá muchas batallas por la fe. El hijo del hombre será el preferido de las Águilas; habrá paz en el mundo, abundará la fruta y luego él se dirigirá a la tierra de la Cruz”.
Una profecía inquietante, ¿no? No hace falta pensar mucho para saber qué nos está contando. Pero vamos a leer una profecía aún más terrible, la que habla del fin de los días para el mundo tal como lo conocemos. En ella no nos da fechas, pero si una serie de pistas que indicarán que el proceso está en marcha. Si la anterior causaba cierto desasosiego, la siguiente es francamente pavorosa.
“El castigo será justo, y las señales estarán a la vista de todos
cuando la humanidad cometa sus más atroces actos
cuando el hombre piense solo en la avaricia
y camine como sonámbulo, sin mirar.
En esos asombrosos y lejanos días
las mujeres adoptarán el deseo de vestir como hombres
y usar pantalones
y cortar sus melenas y cabellos
como lo hacen las brujas en nuestros tiempos
el amor cesará y ya no se casarán.
los pueblos disminuyen al disminuir los bebes.
Entonces habrá una señal que todos verán.
¡Huyan a las montañas, escóndase en cavernas!
en los pantanos, o en los bosques.
¡Ay! ¡Ay! La guerra vendrá
de donde mora el turco y el pagano
que en feroz riña se enfrascarán
buscando como aniquilar sus vidas.
Cuando el norte divida al sur
y en las fauces del León el águila anide
entonces el impuesto, la sangre y la guerra
vendrá a cada humilde hogar.
Tres veces la soleada y bella Francia
jugará una sangrienta danza
antes que el pueblo se libere.
tres dictadores tiranos ella verá
tres dictadores de diferentes dinastías
El hombre huye del terror
pero mata, viola y en sangre miente
y derrama la sangre de la humanidad.
Los hombres amarillos ganarán gran poder
del oso poderoso, a quien ellos ayudarán
estos tiranos no tendrán éxito
en dividir el mundo en dos
más de estos actos nacerá un gran peligro
Cuando el hombre se aproxime al último siglo
tres montañas que duermen unirán su respiración
lanzarán llamas, hielo y muerte
los terremotos engullirán ciudades y ciudades
Una peste dejará muchos muertos
los médicos no encontrarán la solución
pues esto es peor que la lepra
Pero habrá muchas señales para que se sepa
que esta profecía es verdadera.
Por siete días y siete noches
se verá esta visión terrible
los mares subirán e inundarán regiones costeras
entonces las montañas comenzarán a rugir
y los terremotos dividirán las planicies y las costas
Las aguas avanzarán con tan gran estruendo
que los hombres se temerán e huirán despavoridos
gritando hostilmente contra sus compañeros
pero se desatará la violencia, el estupro y la muerte
y la sangre derramada por manos humanas
manchará y entristecerá muchas tierras
Después el agua volverá a sus cauces
pero conseguirla para beber será cada vez más difícil
las tierras se romperán y se despedazarán
usted pensará que esto no es posible, pero pasará.
No todos sobre la tierra morirán
cuando el dragón pase
No todas las tierras serán inundadas
pero estas también sufrirán
los cuerpos de animales y personas se pudrirán
sobre la vegetación quebradiza de la tierra
Y nueva tierra surgirá desde el mar
será limpia, pura y un nuevo camino
para la humanidad que surgirá
la fuente de la nueva y final dinastía humana.
Interior de la cueva |
Aquellos que vivan la catástrofe
temerán el paso del dragón por muchos años
luego el tiempo apagará el recuerdo.
Esto ocurrirá.
Esperemos que se confunda. Como despedida, un enlace a la ruta turística que el pueblo natal de la madre Shipton, en Knaresborough, ha creado en torno a la figura de su pintoresca vecina y los lugares que habitó.
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