En Turín, capital de Saboya y Piamonte, existían también fábricas de cartas, desde principios del siglo XVIII, pero no han llegado hasta nuestros días más que una baraja manufacturada en la Fabrique Royale que luego pasó a ser Ferme Royale, casa que gozó de gran prestigio y que, curiosamente, fue creada indirectamente por el duque Carlos Manuel III, que según parece era un entusiasta del Tarot y de cualquier cosa que tuviera que ver con las cartas.
Durante todo el siglo XVIII se siguieron fabricando barajas piamontesas siguiendo el modelo de Marsella. De hecho, fueron uno años en los que se reguló legalmente la fabricación de cartas, el control sobre la producción llegó a ser tan grande que se estableció un sistema de timbres o sellos distintos para determinar la zona de procedencia; esto vendría a ser algo similar a la denominación de origen que hoy conocemos para distintos tipos de productos especialmente del sector alimentario.