A principios del siglo XV, la nobleza italiana era muy aficionada a los juegos de salón, especialmente a los naipes, que encargaban a artistas de la época haciendo, por decirlo de algún modo unos mazos personalizados por familia. El duque de Milán, Filippo Visconti sentía pasión por el juego, tanto el ajedrez como las cartas eran sus entretenimientos preferidos. Los documentos que aún se conservan de él, reflejan su afición a coleccionar barajas hechas de encargo en las que se insinúan ya las líneas maestras de lo que más tarde sería el Tarot tal como lo conocemos en nuestros días.
Lamentablemente, de muchas de estas barajas solo queda la referencia escrita. Sin embargo hasta nuestros días han llegado varias cartas pertenecientes a dos juegos de naipes, de los que podemos ya afirmar que se tratan de barajas de Tarot.
Estas dos barajas son las llamadas: Visconti-Modrone y Brambilla, cuya autoría es desconocida y, podrían ser consideradas como las precursoras del Tarot moderno.