Este arcano representa una de las virtudes cardinales de las que hablaba Platón en su “República” y que también encontramos en la doctrina católica. Un Ángel de rubios cabellos va trasvasando agua de una copa a otra sin prisa, es una imagen tranquila y sosegada pues es lo que significa la palabra Templanza: Moderación.
En el fondo de la imagen, entre dos montañas que nos recuerdan vagamente a esas torres que ya hemos visto anteriormente, y que volveremos a ver más adelante, vemos brillar un sol que tiene forma de corona, es Kether, la corona cabalística, la séphira superior, el origen espiritual de todo lo existente. De entre las montañas surge un camino que lleva directamente al agua y es que, de forma inexorable, todo lo creado en la esfera de Kether ha de manifestarse a través de la vida, que es lo que representa el agua: el fluir de la vida. Pero no debemos creer que es sólo un camino de ida, pues una vez que se ha llegado, queda la siguiente etapa, que es el camino de retorno al principio. De este modo Kether es a la vez el origen y el destino del alma.