En esta carta volvemos a encontrarnos con dos mendigos, aunque no parece que sean los mismos que vimos en la carta anterior. Están arrodillados ante un hombre con ricos ropajes que, de pie, está dando a uno de ellos unas monedas con su mano derecha, mientras que su mano izquierda sostiene una balanza.
Sobre la cabeza del benefactor, vemos los seis pentáculos que representan al Arcano. A sus espaldas, queda la ciudad, tal vez él proviene de ella, es evidente que ha alcanzado una posición social y económica, sus vestiduras así nos lo indican; podría aferrarse a sus posesiones, de la misma manera que lo hace la figura del cuatro de Oros, pero no, ha decidido que va a compartir parte de lo que tiene con los menos favorecidos.