A finales del siglo XVIII y principios del XIX en Milán (Lombardía), las fábricas de naipes experimentaron un gran auge, tras una etapa francamente agónica. Los modelos se basaban, en gran medida, en el de Marsella. La instauración de la Regia Fabbrica marcó toda una época, principalmente por uno de sus jóvenes impresores, Ferdinando Gumppenberg, de origen alemán, que llegó con la idea de revolucionar la creación de las cartas e hizo lo imposible por conseguirlo.
Entre sus muchas creaciones se encuentra el Tarot Neoclásico (1.810), del que no se puede decir con seguridad si es obra suya o de alguno de los artistas a sus órdenes. Esta creación se componía de aguafuertes coloreados exclusivamente a mano. Las imágenes están inspiradas en la estética de la época, que vivía un renacimiento del gusto por las culturas clásicas.