jueves, 4 de octubre de 2018

EL CINTURÓN DE KUIPER Y SU ACANTILADO

Llevo un año muy movido en todos los aspectos, especialmente en cuestiones dentales. Realmente he hecho de la consulta de mi dentista mi segundo hogar, aún en contra de mi voluntad. El caso es que hace un par de meses, en uno de esos momentos que se prolongan indefinidamente en la sala de espera, decidí pasar el rato hojeando revistas, algo que no suelo hacer porque realmente me interesan muy poco las andanzas de gente que ni sé quién es. Pero, curiosamente, mi dentista es muy peculiar y, mezcladas con revistas del corazón, tiene unas cuantas destinadas al mundo del motor (tema que me interesa todavía menos) y varios ejemplares de revistas de ciencia. Así que, opté por una de estas últimas.

Para mi sorpresa estuve bastante entretenida con un ejemplar atrasado de “Muy interesante”; especialmente me llamó la atención un artículo sobre algo que no tenía ni la menor idea de lo que era, en mi vida había oído hablar de semejante cosa. Se titulaba El Acantilado de Kuiper, y empecé a leerlo, pensando que sería un acantilado de alguna isla exótica (quien supiera de antemano de qué se trata, perdone mi ignorancia, pero no soy muy de ciencia). El caso es que el texto me atrapó. Y no, no se trata de un atolón en el pacífico ni nada por el estilo, por el contrario, para ubicarlo, tenemos que alejarnos muchísimo más, concretamente tenemos que dejar atrás Neptuno hasta llegar al Cinturón de Kuiper.


En primer lugar ubiquémonos en el Cinturón de Kuiper. Es una región situada más allá de la órbita de Neptuno, poblada de cientos de cuerpos helados y lugar de origen de muchos cometas de corto período. Tras él estaría lo que podría denominarse la frontera que separa el Sistema Solar del Espacio Exterior, la Nube de Oort. El nombre viene de un astrónomo holandés, Gerard Kuiper, quien fue el primero en apuntar en 1.951 la hipótesis de que algunos cometas pudieran provenir de esa zona.
Esta teoría no pudo demostrarse hasta el año 1.992, gracias al descubrimiento ese año de un objeto de unos 280 km de diámetro que se bautizó como 1.992 QB1. Desde ese momento, se han ido detectando más cuerpos en esa zona.

Es difícil determinar la procedencia de estos objetos, porque tardan en completar su órbita alrededor del sol varios cientos de años, lo que complica su seguimiento. Se cree que podrían provenir de la formación del sistema solar y el cálculo aproximado de estos objetos se cifra en unos 35.000, aunque de momento los únicos que están localizados y estudiados rondan los 800. En cuanto a los tamaños, los que hasta ahora han sido detectados están entre los 10 y los 1.000 km de diámetro.

Lo cierto es que el Cinturón de Kuiper no deja de dar sorpresas, ya que cada poco tiempo hay un nuevo y emocionante descubrimiento, lo que por otra parte es lógico, ya que las dificultades de estudio por la distancia y falta de medios, hace que el goteo de nuevos hallazgos sea lento aunque continuo. Esto obliga a reformular constantemente hipótesis y a replantear una y otra vez el mapa de situación. Con el lanzamiento de la sonda New Horizons, hay esperanzas de conocer muchos más detalles de esta zona tan misteriosa y emocionante de nuestro Sistema Solar.

Durante mucho tiempo se consideraba que Plutón y su luna, Caronte, eran los objetos de mayores dimensiones del Cinturón, pero en 2.002 se localizó un elemento de mayor tamaño que Caronte, fue bautizado como 50000 Quaoar. Poco duró su medalla de plata en la liga de los grandes, pues fue desbancado el siguiente año por 90337 Sedna.
De nuevo hubo movimiento en el podio, puesto que en 2005 se descubrió un nuevo “gigante” dentro del Cinturón, 2003 UB313, que primero se llamó Xena y más tarde Eris, de mayores dimensiones que Plutón.

Pero hay científicos que dudan si incluir a Eris dentro del sistema del Cinturón de Kuiper, puesto que está demasiado alejado, algo así como el doble de la distancia de Plutón al Sol, lo que hace que sea el objeto del Sistema Solar más lejano que se conoce, de momento, esto hace que un parte de los científicos no considere que esté dentro del Cinturón. Además, viene con regalo, puesto que posee una luna, Dysnomia. No son pocos los que consideran que sería el famosísimo y misterioso Planeta X.

Y, una vez que hemos ubicado el Cinturón de Kuiper, podemos adentrarnos en el enigmático Acantilado o Abismo de Kuiper, una anomalía que se produce en las 50 ua del Cinturón, de pronto los objetos desaparecen bruscamente y nos encontramos con una gran…Nada. Y no es que vaya disminuyendo poco a poco la cantidad o el tamaño, o ambas cosas, es que de pronto se abre un vacío absoluto. Pasar de una súper población de múltiples cuerpos celestes a la nada absoluta no puede ser un capricho cósmico, debe haber un porqué. El hecho es sorprendente y se han desarrollado algunas teorías para intentar explicarlo.

La causa más razonable podría ser la existencia de un planeta situado en el exterior, fuera del alcance de los más sofisticados medios de observación y medición que a día de hoy existen, y que estaría atrayendo hacia sí cualquier objeto que estuviese en su radio de acción, o bien que los empujase hacia dentro o hacia fuera del Sistema Solar. Sería como una especie de escoba espacial que barrería todo aquello que entrara en su órbita. Esto podría suponer la existencia del ya mencionado Planeta X que tan mala fama tiene, por las connotaciones catastrofistas que se le achacan. Como ya habréis podido observar, cuando no se sabe explicar algo, se recurre al Planeta X y se le culpa de todo.

Otra hipótesis sumamente interesante sería la de Némesis, el gemelo “maligno” del Sol. Hay que aclarar que se cree que muchas estrellas al nacer tienen su propia gemela, que después se separa tomando su propio rumbo. Esto podría haber sucedido con el Sol, pero no es más que una teoría que de momento no puede demostrarse. Pero supongamos que fue así, que el Sol y Némesis nacieron a la vez y que, en un determinado momento, se separaron. Tal vez Némesis quedó fuera del Sistema Solar y tiene su propia órbita, que tarda en recorrer millones de años, y cuando está en el momento de su trayecto orbital más cercano al Cinturón de Kuiper, lanzaría todos aquellos objetos que encontrara a su paso lejos de sí, es decir, hacia el interior del Sistema Solar.

Esto provocaría que cada cierto tiempo (millones de años) se produjeran lluvias de asteroides y cuerpos celestes sobre la Tierra, lo que podría ser la explicación a extinciones masivas, como la de los dinosaurios hace unos 65 millones de años. Ahora bien, las cinco extinciones que se conocen, no se produjeron en los mismos intervalos de tiempo, por lo que pueden suceder cosas: o existieron más extinciones de las que no hay constancia o la órbita de Némesis sería absolutamente excéntrica, anárquica diría yo, y variaría en varios millones de años de una trayectoria a otra. No se me ocurre otra explicación para justificar la autoría de Némesis, que no sabemos si existe, de las extinciones masivas que ha sufrido la Tierra desde sus orígenes.

Glacial Sputnik junto a las montañas con bloques de hielo.
El 19 de enero de 2.006 se lanzó la sonda New Horizons desde Cabo Cañaveral. Su misión es de conocer más sobre Plutón y determinados objetos del Cinturón de Kuiper. El primer objetivo se alcanzó en julio de 2.015, se trataba del mayor acercamiento posible a Plutón. Se pudieron recabar datos, dentro de lo razonable, de su composición. Por ejemplo, el sorprendente descubrimiento de su atmósfera de muy bajas temperaturas  (entre -236º C y -228º C) compuesta de partículas orgánicas en suspensión, también se detectó un inmenso glaciar, llamado Sputnik Planum, cuya composición principal es de hielo de nitrógeno y lo más increíble aún es que también hay enormes bloques de hielo de ¡agua! en algunas formaciones montañosas.

El próximo objetivo de New Horizons será uno de
los múltiples objetos que componen el Cinturón de Kuiper, 2014 MU (Ultima Thule), se trata de una formación que se cree rocosa y está prevista la llegada de la sonda a sus inmediaciones en 2.019. ¿Podremos conocer algo más sobre el Cinturón de Kuiper? Y, lo que me interesa más aún ¿Se podrá arrojar alguna luz sobre su misterioso Acantilado?
Seguiré con verdadero interés las andanzas de New Horizons y si hay nuevos descubrimientos informaré puntualmente.


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