CUARTA LEY HERMÉTICA: LEY DE LA POLARIDAD

“Todo es dual; todo tiene dos polos; todo su par de opuestos; los semejantes y desemejantes son los mismos: los opuestos son idénticos en naturaleza, difiriendo sólo en grado: los extremos se tocas; todas las verdades son semiverdades, todas las paradojas pueden reconciliarse”.

Esta ley nos dice que todo, absolutamente todo lo creado, tiene dos polaridades que se encuentran a ambos extremos y entre una polaridad y la otra existen múltiples grados o aspectos.

El ejemplo más fácil de entender, por eso el más usado, es el del Frío y el Calor, ambas cosas, tienen la misma naturaleza, pero se encuentran en los extremos de una escala imaginaria. Pensemos en un termómetro, sus extremos serían Frío en la parte inferior y Calor en la superior, entre estos dos extremos existen múltiples grados de calor y frío. Es decir, el termómetro mide los distintos grados de la misma cosa: Temperatura.

Se podrían dar más ejemplos en el mundo físico: luz-oscuridad, blanco-negro, alto-bajo… Pero lo más interesante es saber que este principio de las Polaridades existe en todos los planos (recordemos que “Como es abajo es arriba”); en el plano mental también se da este principio. El ejemplo más claro es el Amor y el Odio, son opuestos, pero entre estos dos sentimientos hay multitud de grados. Del mismo modo sucede con la Alegría y la Tristeza, el Placer y el Dolor, el Valor y el Miedo, etc. Existe una amplia gama de sentimientos y cada uno tiene su complementario opuesto y, entre uno y el otro, una enorme cantidad de grados que nos demuestran que nada es totalmente absoluto sino que asciende y desciende constantemente por una escala.

Lo interesante de las Leyes Herméticas no es sólo conocerlas, sino ver que aplicación práctica podemos dar a cada una de ellas, teniendo en cuenta que todas se relacionan entre sí, no están aisladas unas de otras.
En este caso debemos recordar la ley que nos dice que todo en este universo está en perpetua vibración y cuanto más puro y espiritual es el objeto, más rápida es su vibración. Por eso para anular un estado o pensamiento o sentimiento negativo tendremos que neutralizarlo instalándonos en su opuesto positivo. Es decir, si yo siento miedo me tendré que polarizar en su opuesto que sería el valor, no en calor o alegría. Debo subir mi escala de Miedo-Valor, de grado en grado, paso a paso para conseguir polarizarme definitivamente en el estado deseado.

Esto es lo que se denomina transmutación mental, que no es más que sustituir los pensamientos y sentimientos negativos por otros de carácter positivo, de tal manera que lo que atraigamos a nosotros sea de la misma cualidad. No olvidemos que somos inmensos imanes que atraemos aquello semejante a lo que emitimos. Si emitimos odio, rencor, tristeza o cualquier vibración baja o negativa, eso será lo que atraeremos a nosotros: circunstancias, personas, sentimientos y pensamientos que sintonicen con esas bajas vibraciones. Por lo tanto es fundamental que nos polaricemos siempre en el grado más positivo de aquello que queremos atraer a nuestras vidas, de tal modo que eso será lo que, por afinidad, exista en nuestra vida.

¿Y esto cómo se hace? Ya lo hemos visto en las anteriores leyes: Todo es mente, así que tenemos que cambiar nuestros pensamientos negativos por aquellos positivos que se encuentren en su misma escala (recordemos que el odio no puede transmutarse en calor) y por la ley de Correspondencia, lo que tengamos en el plano mental se verá reflejado en los demás planos.

En el Kybalion nos enseñan a aplicar este principio para cambiar el estado mental negativo de otras personas. Se trataría de lo que se conoce como inducción. El principio que opera es muy sencillo: Si yo quiero cambiar, por ejemplo, el sentimiento de miedo de otra persona, he de elevar mi propia vibración al grado de valor que quiero para esa persona, una vez polarizada mi mente a ese estado deseado, por inducción transmuto el grado vibratorio de la otra persona. Es muy simple, no sugestiono al otro para que cambie su estado vibratorio sino que yo me polarizo en esa vibración y luego “traspaso” ese estado a la otra persona.

Puede parecer un trabalenguas pero es sencillo entender el proceso si se medita sobre él. En cualquier caso es un poco osado pretender transmutar los grados mentales de los otros hasta que no tengamos un cierto dominio sobre los nuestros ¿no?. Así que …¡A trabajar!