"Todo fluye y refluye; todo asciende y desciende; la oscilación pendular se manifiesta en todas las cosas; la medida del movimiento hacia la derecha, es la misma que el de la oscilación a la izquierda; el Ritmo es la compensación."
Como vamos a ir viendo, este principio está estrechamente relacionado con el principio de Polaridad. El Ritmo se manifiesta entre dos polos de algo similar, el grado de la oscilación hacia un lado marcará el grado de oscilación hacia el otro, puede ser muy leve o muy pronunciado. Esta ley es muy fácil de comprender si nos imaginamos todo como un inmenso péndulo. Ese péndulo va oscilando de un extremo a otro con igual fuerza y magnitud, si hacia un lado el movimiento es pequeño, acto seguido la oscilación le llevará al lado contrario con un movimiento exactamente igual de pequeño.
No es un movimiento aleatorio o caprichoso, se compensa de forma meticulosa y proporcionada. Se suele recurrir al ejemplo del día y la noche para explicar esta ley. El día y la noche son períodos que se compensan, se van sucediendo de forma ordenada: día-noche-día-noche… así infinitamente, sin saltos, sin extravagancias.
Recordando la ley de la Correspondencia que nos dice que “Como es abajo es arriba”, esta ley tiene su reflejo en el ser humano, nuestros sentimientos, pensamientos y emociones están igualmente sometidos a esta ley. A un período de euforia, le sigue uno de decaimiento. A un día que nos sentimos radiantes, felices y poco menos que el centro del universo, le sigue otro en el que no somos capaces de hacer nada bien, nuestra autoestima está por los suelos y hasta nuestra sombra parece ser nuestro peor enemigo.
Veremos constantemente esta ley actuando en todos los planos, en todo lo que nos rodea. Siempre se va a dar una subida y una bajada, recordemos, por ejemplo esas civilizaciones a lo largo de la historia que subieron a lo más alto para caer después a lo más bajo. En una magnitud más grande tenemos las estrellas que nacen, alcanzan su máximo esplendor para luego decaer hasta desaparecer. (metafóricamente hablando, claro, porque en el universo nada desaparece, en este caso se transformarían en materia inerte a la espera de un nuevo ciclo).
Ahora intentemos ver de que modo podemos beneficiarnos de esta ley. A simple vista, podría parecer algo terrible e irremediable, pero no tiene porqué ser así. Como ya he dicho en alguna otra ocasión, a unas leyes se las puede neutralizar con otras leyes. Los ocultistas saben que no pueden acabar con la ley del Ritmo, pero si pueden substraerse, hasta cierto punto, de sus efectos. Como se nos enseña en el Kybalion hay dos planos de manifestación a nivel mental: uno superior y otro inferior, o si se prefiere, consciente e inconsciente. Si el péndulo actúa a nivel inconsciente, simplemente hay que elevarse al consciente, de este modo la ley no se anula (porque eso no puede hacerse) pero, para que nos entendamos, el péndulo pasa por debajo mientras nosotros permanecemos arriba.
Esto es lo que se conoce como Ley de la Neutralización. No eliminamos la ley, neutralizamos su efecto. ¿Y cómo se hace esto? Muy sencillo, volvemos al primer principio hermético: “Todo es mente”. Debemos polarizarnos en el estado deseado de forma consciente y dejar que el péndulo oscile en el plano inconsciente. Si vemos que se acerca a nuestra vida un período triste, porque acabamos de atravesar uno alegre, en vez de luchar contra esa tristeza, nos situamos por encima de ese sentimiento ¿cómo? polarizándonos en pensamientos y sentimientos positivos.
Evidentemente aquel que tiene mucha capacidad de sufrimiento tiene también mucha capacidad de disfrutar, en la medida que aprendamos a mantenernos más serenos en lo malo también nos mantendremos más serenos en lo bueno, es decir, la ley de Compensación hace que se sufra menos pero también se goce menos. Bueno, es cuestión de elegir, al fin y al cabo se trata de encontrar un equilibrio.
En hermetismo esta Ley del Ritmo no sólo se estudia en lo más cercano, también abarca los grandes ciclos de existencia. Partiendo de la base de una creencia hermética en la que la vida se sucede a través de diversas encarnaciones, se considera que una vida de sufrimiento y penurias será seguida, por la oscilación del péndulo, por otra de alegría y prosperidad.
Pero esos grandes ciclos, en los que también interviene la ley de la Causa y Efecto, son demasiado complejos, primero es mejor empezar por lo más cercano y pequeño, que es el día a día y luego, cuando lo cotidiano sea dominado, pensar en batallas más grandes.
Recordando la ley de la Correspondencia que nos dice que “Como es abajo es arriba”, esta ley tiene su reflejo en el ser humano, nuestros sentimientos, pensamientos y emociones están igualmente sometidos a esta ley. A un período de euforia, le sigue uno de decaimiento. A un día que nos sentimos radiantes, felices y poco menos que el centro del universo, le sigue otro en el que no somos capaces de hacer nada bien, nuestra autoestima está por los suelos y hasta nuestra sombra parece ser nuestro peor enemigo.
Veremos constantemente esta ley actuando en todos los planos, en todo lo que nos rodea. Siempre se va a dar una subida y una bajada, recordemos, por ejemplo esas civilizaciones a lo largo de la historia que subieron a lo más alto para caer después a lo más bajo. En una magnitud más grande tenemos las estrellas que nacen, alcanzan su máximo esplendor para luego decaer hasta desaparecer. (metafóricamente hablando, claro, porque en el universo nada desaparece, en este caso se transformarían en materia inerte a la espera de un nuevo ciclo).
Ahora intentemos ver de que modo podemos beneficiarnos de esta ley. A simple vista, podría parecer algo terrible e irremediable, pero no tiene porqué ser así. Como ya he dicho en alguna otra ocasión, a unas leyes se las puede neutralizar con otras leyes. Los ocultistas saben que no pueden acabar con la ley del Ritmo, pero si pueden substraerse, hasta cierto punto, de sus efectos. Como se nos enseña en el Kybalion hay dos planos de manifestación a nivel mental: uno superior y otro inferior, o si se prefiere, consciente e inconsciente. Si el péndulo actúa a nivel inconsciente, simplemente hay que elevarse al consciente, de este modo la ley no se anula (porque eso no puede hacerse) pero, para que nos entendamos, el péndulo pasa por debajo mientras nosotros permanecemos arriba.
Esto es lo que se conoce como Ley de la Neutralización. No eliminamos la ley, neutralizamos su efecto. ¿Y cómo se hace esto? Muy sencillo, volvemos al primer principio hermético: “Todo es mente”. Debemos polarizarnos en el estado deseado de forma consciente y dejar que el péndulo oscile en el plano inconsciente. Si vemos que se acerca a nuestra vida un período triste, porque acabamos de atravesar uno alegre, en vez de luchar contra esa tristeza, nos situamos por encima de ese sentimiento ¿cómo? polarizándonos en pensamientos y sentimientos positivos.
Evidentemente aquel que tiene mucha capacidad de sufrimiento tiene también mucha capacidad de disfrutar, en la medida que aprendamos a mantenernos más serenos en lo malo también nos mantendremos más serenos en lo bueno, es decir, la ley de Compensación hace que se sufra menos pero también se goce menos. Bueno, es cuestión de elegir, al fin y al cabo se trata de encontrar un equilibrio.
Pero esos grandes ciclos, en los que también interviene la ley de la Causa y Efecto, son demasiado complejos, primero es mejor empezar por lo más cercano y pequeño, que es el día a día y luego, cuando lo cotidiano sea dominado, pensar en batallas más grandes.
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