La biografía de Llull es tremendamente interesante, pero como en casi todos los casos en los que nos remontamos tantos siglos atrás, es muy complicado poder distinguir la leyenda de la realidad. Por supuesto que, al tratarse de una figura de su rango social y siendo autor de una obra tan amplia, existen muchos documentos de la época en los que se habla sobre él.
Sabemos que nació en Mallorca entre los años 1.232 y 1.233 en el seno de una familia acomodada. Siendo muy joven entró al servicio del futuro rey Jaime II de Aragón como senescal. Su habilidad como trovador fue notoria en aquellos años. En 1.257 se casó con Blanca Picany con quien tendría dos hijos.
Fueron años en los que la principal ocupación de Llull era divertirse y sus obras no pasaban de ser divertimentos para juglares. Sin embargo hacia el año 1.267 una serie de visiones místicas sobre la crucifixión, hicieron que sufriera una transformación radical. Después de asegurarse el acomodo de su familia, abandonó todo para dedicarse por entero a la búsqueda espiritual de Dios, siguiendo la regla de San Francisco, aunque hay quien dice que no llegó a ingresar en la orden.
Se dice que la iniciación en los estudios cabalísticos y alquímicos de Llull vino de la mano de un criado árabe. Aunque su periplo místico parece ser que realmente comenzó con un largo viaje iniciático, con recorrido del camino de Santiago incluido.
Se le conoció con el sobrenombre de “Doctor Iluminado”, puesto que en una de sus múltiples visiones, le fue mostrada su misión en este mundo que sería “convertir a los infieles”, pero esto lo haría en su propia lengua y utilizando sus propios argumentos.
Llull no desaprovechaba el tiempo y estudió teología, filosofía tanto cristiana como islámica, lengua árabe, gramática… Jaime II fue su mecenas y gracias a su protección, pudo escribir una de sus obrar más trascendentales: “Ars Demostrativa”, con el pago que recibió del rey por este escrito, hizo construir en su tierra natal el monasterio de Miramar.
La función de este monasterio era muy clara: adiestrar monjes que evangelizarían a los árabes. Y es que el prolífico Llull estaba convencido de que una de sus principales labores en esta vida tenía que ser la labor misionera, a la que se entregó con sumo entusiasmo. Sus innumerables viajes tenían una doble vertiente: una era la evangelización, pero la otra era el aprendizaje, no solo de temas más “académicos”, sino también de temas más ocultos.
Se dice que la iniciación en los estudios cabalísticos y alquímicos de Llull vino de la mano de un criado árabe. Aunque su periplo místico parece ser que realmente comenzó con un largo viaje iniciático, con recorrido del camino de Santiago incluido.
Se le conoció con el sobrenombre de “Doctor Iluminado”, puesto que en una de sus múltiples visiones, le fue mostrada su misión en este mundo que sería “convertir a los infieles”, pero esto lo haría en su propia lengua y utilizando sus propios argumentos.
Llull no desaprovechaba el tiempo y estudió teología, filosofía tanto cristiana como islámica, lengua árabe, gramática… Jaime II fue su mecenas y gracias a su protección, pudo escribir una de sus obrar más trascendentales: “Ars Demostrativa”, con el pago que recibió del rey por este escrito, hizo construir en su tierra natal el monasterio de Miramar.
La función de este monasterio era muy clara: adiestrar monjes que evangelizarían a los árabes. Y es que el prolífico Llull estaba convencido de que una de sus principales labores en esta vida tenía que ser la labor misionera, a la que se entregó con sumo entusiasmo. Sus innumerables viajes tenían una doble vertiente: una era la evangelización, pero la otra era el aprendizaje, no solo de temas más “académicos”, sino también de temas más ocultos.
Su faceta de viajero incansable está envuelta en cierta neblina, puesto que se cree que muchos de ellos, aunque en apariencia tenían una función docente, en el fondo tenían un marcado objetivo esotérico. Hay quien afirma que, por ejemplo, en una de sus estancias en París, entró en contacto con Arnau de Vilanova, ocultista y precursor de la Rosacruz, de quien recibió instrucción esotérica.
También en Túnez, con la excusa de predicar a los infieles, estudió con algunas escuelas iniciáticas musulmanas. Asimismo se dice que en Chipre contactó con el último Gran Maestre Templario, Jacques de Molay. Este es sólo un breve muestrario de las múltiples andanzas de Ramón Llull. Como era de esperar, los datos de su biografía difieren bastante según las fuentes, así nos encontraremos con un auténtico iluminado y uno de los máximos promotores de la Rosacruz o con un hombre de fe, que dedicó su vida a la evangelización.
Luchó por impulsar ciertas reformas en el seno de la Iglesia Católica así como para promover una nueva Cruzada, pero no tuvo ningún éxito. Aunque alguna de sus ideas se aceptarían, después de haber fallecido, como dogma de fe, como es el caso de la pureza referente a la Inmaculada Concepción.
En cualquier caso, no se puede negar que fue un hombre tremendamente activo y prolífico. Se trata de esas personas que, no solo no sacian jamás su sed de conocimiento, sino que también son lo suficientemente generosas como para intentar que toda esa sabiduría llegue al mayor número de personas posible.
Ante todo Llull intentaba entender la obra de Dios para poder comprender al Creador. Por eso quiso aprender de todo tipo de materias que le pudieran llevar a tal fin. Si bien se ilustró en la mística cristiana, también estudió la Cábala que por aquella época se estaba desarrollando en España con gran fuerza gracias, sobre todo a Moisés de León. Pero no renunció a los conocimientos alquímicos o al esoterismo islámico.
En todos esos conocimientos, Llull vislumbró una verdad única, vista desde distintos ángulos, pero común a todos ellos. Esta teoría lo llevó a alumbrar el Ars Magna. Esta obra es un complejo mecanismo construido con figuras geométricas básicas, tales como el círculo o el cuadrado, que en esencia se basa en asociar una serie de letras a los nombres de Dios, así de todas las combinaciones que se puedan dar de dichas letras, deriva todo el orden universal. Quien tenga nociones de Cábala se habrá dado cuenta de las similitudes de ese mecanismo con el Árbol cabalístico, sus 10 sephiroth y las 22 letras del alfabeto hebreo, las combinaciones para hallar los nombres divinos, la guematria, etc.
Ramón Llull falleció en el barco que lo conducía a su isla natal entre los años 1.315 y 1.316, según algunos historiadores, a consecuencia de las heridas que le produjo un linchamiento en su última estancia en Túnez. Fue enterrado en una capilla del convento de San Francisco, en Palma de Mallorca.
Su obra es tremendamente extensa. Algunas de sus obras más destacadas son:
• Compendium logicae Algazelis ("Compendio de la lógica de Al-Gazzali")
• Ars demostrativa ("El arte demostrativo", Montpellier, 1274?)
• Libro del Orden de Caballería" (Mallorca, 1281)
• Art de contemplació ("El arte de la contemplación", 1287)
• Les cents noms de Déu ("Los cien nombres de Dios", 1289)
• "Libro de los mil proverbios"
• "Félix" o "Libro de las maravillas" (que incluye el "Libro de las bestias")
• "Árbol de la filosofía desiderativa" (1290)
• Ars magna et ultima ("Arte magna y última")
• "El árbol de la ciencia" (Roma, 1296)
• Cant de Ramon ("Canto de Ramon", poesía, París, 1299)
• "Libro del acenso y descenso del entendimiento" (Montpellier, 1304)
• Liber de fine ("El libro del fin", Montpellier, 1305)
• Liber de reprobationis aliquorum errorum Averrois ("Libro de reprobación de algunos errores de Averroes", París, 1310)
• Liber de Deo et de mundo ("Libro acerca de Dios y del Mundo", Túnez, 1315)
Circulan más libros de Llull por la red de los que yo pensaba. Así que aquí dejo un enlace… a ver quien se anima:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te informo que los datos personales que proporcionas al rellenar este formulario tienen como única finalidad gestionar los comentarios, por lo que no son recogidos ni guardados en ningún fichero.
Más información en la página de Aviso legal y Política de privacidad.