Reconozco que
me cuesta ver una película de Will Smith, no porque no me guste como actor o me
caiga mal, todo lo contrario, simplemente es que soy incapaz de desligar su
imagen del personaje que interpretó durante tanto tiempo en la serie “El
Príncipe de Bel Air”; eso hace que no me acabe de tomar en serio una actuación
suya y menos aún cuando tiene ciertos tintes dramáticos como es el caso. Pero
la historia de “Soy leyenda” me atrae tanto que no dudé en ver la nueva
revisión de la novela original del mismo nombre, “I am a legend”, de Richard
Matheson (1.954).
Si sigues este
blog desde sus inicios y, sobre todo, si formas parte de esa minoría irredenta
fiel a esta sección de terrores cinéfilos, tal vez recuerdes el artículo que
dediqué, hace ya tiempo, a la segunda versión cinematográfica de la novela de
Matheson, “El último hombre vivo” protagonizada por Charlton Heston en 1.971.
Si no es el caso, puedes visitarla en el siguiente enlace:
En cualquier
caso, en unas breves líneas te pongo en antecedentes sobre la novela original.
Nos situamos en la ciudad de Los Ángeles, entre 1.976 y 1.979. El mundo ha sido
literalmente arrasado por una pandemia provocada por una bacteria letal, fruto
de la guerra bacteriológica. La población que logró sobrevivir se ha dividido
en dos bandos irreconciliables, por un lado una parte que no se vio afectada,
por otro, quienes no murieron pero sufrieron las terribles secuelas de una
enfermedad que les convirtió en una especie de vampiros, con un espíritu muy
vengativo y totalmente agresivos con la otra mitad de los supervivientes. Robert
Neville es el único ser vivo no mutado, o eso cree, en la ciudad. Por el día se
dedica a asegurar su supervivencia y a dar caza al mayor número posible de
“vampiros”, por la noche se dedica a beber, estudiar a sus rivales y repeler
sus ataques.
Aunque la base
argumental es la misma, La película de 2.007, lógicamente es una revisión
actualizada de la misma, con notorias diferencias argumentales y de contexto.
En el año
2.009, la viróloga Alice Kripin (Emma Thompson), anuncia al mundo de forma
triunfal que ha logrado una cura para el cáncer modificando el virus del
sarampión. Pero lo que parece un hito en la ciencia médica, se convierte en una
pandemia de dimensiones bíblicas, al mutar el virus en una enfermedad
absolutamente desconocida y de efectos letales. La acción se situa tres años
después, en una ciudad de Nueva York completamente arrasada, en la que los
animales campan a sus anchas. El teniente coronel y virólogo Robert Neville
(Will Smith) es el único superviviente humano, o al menos así lo cree, de toda
la ciudad, y quién sabe si del mundo entero.
Neville ha
atrincherado su casa en la que tiene su propio laboratorio donde trabaja a
diario intentando encontrar una cura para la enfermedad. Vive atormentado por
los recuerdos de su mujer, Zoe (Salli Richardson) y su hija Marley (Willow
Smith), de quienes tuvo que separarse cuando empezó la pandemia y cuyo trágico
final presenció. Ahora, su única compañía es una simpática perrita, Sam, y un
grupo de maniquíes, a los que ha “bautizado” y con los que sostiene conversaciones
de carácter superficial, para preservar la cordura. Aprovecha las horas de sol
para recorrer la ciudad buscando indicios de supervivientes.
Cuando va a
caer la noche regresa a su casa, puesto que la ciudad está plagada de las
terroríficas criaturas que en su día fueron personas que contrajeron la
enfermedad y mutaron en una especie de vampiros.
Un día,
Neville logra hacerse con una de esas criaturas, para probar en ella las
vacunas con las que está experimentando. Pero el resto de las criaturas, a pesar
de su aparente estado primitivo, son capaces de sentir emociones y planificar
una venganza.
Ahora que
estamos aquí, en familia, voy a hacer una confesión al hilo de esta película. Uno
de mis deseos recurrentes cuando iba al colegio era algo parecido. Bueno, en
realidad no se trataba de que fuera yo la única superviviente, mi deseo era
tener una especie de súper poder que pudiera parar el tiempo y a todas las
personas a mi voluntad, que todo se quedara congelado y así podría hacer lo que
quisiera durante ese período de congelación, por supuesto luego volviendo todo
a la normalidad. Evidentemente eso tiene su origen en mi expediente escolar,
que era bastante mediocre, y la idea surgió pensando lo maravilloso que sería
poder parar el tiempo en medio de un examen y poder copiar las respuestas de
alguna de mis compañeras más iluminadas. Y ya, de paso, podría aprovechar para
hacer exploraciones con absoluta libertad. Tengo la sensación de que no he sido
la única que ha tenido fantasías similares ¿verdad?
Pienso que esta
temática me atrae tanto porque muchas veces he pensado qué haría yo si me viese
en una situación similar, siendo la única persona que quedase viva en la
tierra. Y la verdad, da un poco de vértigo pensarlo. Y ya no digo ser la única
superviviente rodeada de seres espantosos como los vampiros de “Soy leyenda”,
me refiero a que no hubiera ninguna persona más, en ninguna situación, ni
vampírica ni normal. Además de cuestiones técnicas como: qué pasaría cuando la
corriente eléctrica fallara, porque si no hay quien se ocupe de su
mantenimiento, irremediablemente eso iba a pasar, otro tanto para el agua
corriente o el gas, todos esos suministros que han hecho nuestra vida mucho más
cómoda y agradable. También hay que tener en cuenta qué pasaría si enfermo, no me
refiero a algo común y manejable, como un resfriado o un dolor de cabeza
puntual. Hablo de cosas más serias como una infección importante, una
intoxicación alimentaria, una fractura…
Me refiero a
cuestiones más trascendentes aún. El ser humano es básicamente social. Necesita
la interacción con otras personas para tener un equilibrio tanto mental como
emocional. ¿a quién le contaría mis proyectos o ideas? ¿con quién compartiría
mis momentos de alegría o de desánimo? O simplemente ¿con quién mantendría una
conversación trivial? El intercambio de ideas, la vía de escape para las
presiones, el saber que importas a alguien, el necesitar y sentir que te
necesitan, todas esas cosas que nos hacen una especie única dentro del reino
animal, que nos distinguen y caracterizan, desaparecerían estando en la más
absoluta soledad.
En la película
vemos como Neville suple estas necesidades viendo películas y programas de
televisión grabados, conversando con su fiel compañera de cuatro patas o
incluso relacionándose y hasta tonteando con maniquies a los que ha dotado de
nombre e incluso personalidad. Pero, según va avanzando la historia, y sucede
algo que no voy a desvelar por no fastidiar la sorpresa a quien no hay visto la
película, se ve que sucedáneos de las verdaderas relaciones humanas, no bastan al
protagonista para mantener el equilibrio. Primero porque son relaciones
unidireccionales, no recibe ninguna contestación a suu conversación, segundo
porque en todo momento es consciente de que, aún cuando trate de simular esa
camaradería, está solo y que lo que hace es un triste remedo de una relación
verdadera.
Otro problema
importante que se me plantearía en el hipotético caso de ser la única habitante
del planeta es la motivación. ¿qué sentido tendría levantarme cada mañana
sabiendo que mi único objetivo es subsistir? Una persona necesita tener una
meta en el horizonte, encontrar un sentido a seguir viva. En el caso de Neville
vemos que, aparte del tema de la supervivencia, tiene una finalidad clara:
encontrar una cura para la enfermedad. Esto podría carecer de sentido si
realmente pensara que él es el único ser vivo, pero este objetivo le
proporciona dos motivaciones más, por un lado tiene la esperanza de encontrar a
gente que siga viva, en cualquier lugar, que tal vez esté infectada pero sin
haber desarrollado la enfermedad, y por otro lado podría ser la salvación de
esos seres vampíricos que constituyen una seria amenaza tras la puesta del sol.
Y esa motivación de doble vertiente es el clavo ardiendo al que se agarra para
no caer en la desesperación y dejarse llevar por la locura.
Como podéis
ver, de una película se pueden extraer muchas ideas, incluso cuando en
apariencia no sea más que un espectáculo de impresionantes efectos especiales
adornando una historia interesante. Todo está en los ojos y en la percepción de
quien la ve y propongo que, aunque es entretenido ver una película como un
simple método de evasión, de vez en cuando, veáis alguna con ojo crítico, no de
temas técnicos o interpretativos (que puede ser muy productivo), sino como
objeto de reflexión.
Se me ocurren
algunos temas más para tener en consideración, que no desarrollo por no hacer
una entrada eterna, pero que merece la pena tener en cuenta. Por ejemplo la
pasmosa falsa modestia con la que la doctora anuncia, al principio de la película,
la cura del cáncer con las consecuencias que se desencadenan después. O también
la desesperación del protagonista cuando ve en peligro la vida de Sam, temiendo
que uno de los pocos asideros a la cordura que le quedan desaparezca. O la interesante
reacción del grupo vampírico cuando Neville secuestra a uno de sus miembros
para experimentar, como si fuese un conejillo de indias.
Como
despedida, la película en sí es entretenida. La recreación de una Nueva York
apocalíptica es estremecedora. Y tiene la dosis justa de emoción y suspense. Me
gustan las interpretaciones, sobre todo teniendo en cuenta que el mayor peso
interpretativo recae en Will Smith, que se muestra increíblemente moderado,
aunque alguna Willsmithada se le escapa. Las caracterizaciones vampíricas están
bastante logradas, a mi me recuerdan bastante al Lord Voldemort de la saga
“Harry Potter”. Y como curiosidad, la actriz que interpreta a la hija de
Neville es la hija de Will Smith en la vida real. Ah, y si seguiste fielmente,
como yo, la serie “Eureka”, habrás reconocido a la esposa de Neville como la
protagonista femenina, Allison Blake.
Un último
apunte. Existe un final alternativo, más “flower power”; es fácil encontrarlo
en youtube. No sé por qué se decantaron por el otro, tal vez porque es más fiel
a la novela, tal vez porque es más coherente con el desarrollo de la historia y
da sentido al título. Es interesante ver los dos y decidir cuál de ellos es más
conveniente.
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