Hoy
llegamos a la última carta numeral del palo de Bastos, el Arcano Diez. Hay que
reconocer que, en la baraja de Rider-Waite-Colman, la imagen es muy descriptiva.
Vemos a un hombre, que parece joven, portando trabajosamente diez inmensas
varas, y que se dirige hacia algún tipo de construcción con ellas. Este dibujo
siempre me ha sugerido un gran esfuerzo, casi excesivo, a juzgar por la forma
en la que se encorva su espalda.
En
realidad, para diseñar esta carta, Waite no se complicó la existencia lo más
mínimo, ya que se limitó a copiar el diseño del Diez de Espadas de la baraja del
Tarot Sola-Busca, en esta carta vemos a un
hombre cargado de un modo similar, aunque en este caso se trata de un enorme
saco con diez espadas, pero la postura del cuerpo es idéntica, incluso se ve
como se le ha reventado el pantalón por la zona del culete debido al gran esfuerzo
realizado.
Como
decía, la figura central es un hombre adulto, pero aún joven, de amplias
espaldas y cierta corpulencia, llevando una gran carga. Esa robustez me sugiere
que está más que acostumbrado a acarrear grandes pesos. Tanto la complexión
física como el pelo tan rubio, me hacen pensar en su juventud. Sus vestimentas
con los colores naranja y rojo, rematadas con unas calzas de un tono amarillo
verdoso, hablan de energía y empuje. Nuestro voluntarioso personaje puede con
todo ese peso, o al menos eso cree, pero a costa de un gran trabajo.
Cuando
veo esta figura no puedo evitar pensar en el mítico Atlas, aunque en este caso
el peso va por delante de él, no sobre sus espaldas, como era el caso del
titán. Y este paralelismo es muy interesante, porque esta carta nos puede
hablar de alguien que carga con un gran peso, muchas veces sobrepasando su
capacidad, pero siente que tiene que hacerlo, no quiere ayuda, siente la
necesidad de hacerlo solo. Ha puesto muy alto el listón de su auto exigencia y
ni por un momento piensa rendirse.
Hace ya
unos cuantos años, realicé una lectura a una mujer que quería saber las
posibilidades que tenía de mantener una relación con un compañero de trabajo
por el que sentía cierta atracción. En la tirada, apareció el Diez de Bastos en
la posición que indicaba la idea que él tenía de ella. Si nos fijamos
detenidamente en la imagen, vemos que el personaje tiene difícil ver lo que hay
ante él porque las varas tapan su horizonte, además, su cabeza está agachada
por el peso que acarrea, así que lo más que puede ver es el suelo. Así sentí
que él la percibía, estaba tan ocupada con sus problemas, cargando con más
responsabilidades de las que debía y podía, que sentía que no era una persona
fácil de tratar, las varas eran una barrera que la separaban de los demás,
volviéndola inaccesible para el resto.
Ella me
reconoció que así era como se sentía. Por su carácter y forma de ser, se
implicaba demasiado en los problemas de la gente que la rodeaba, y los acababa haciendo
suyos, sumándolos a los propios, lo que hacía que estuviera siempre demasiado cansada
y malhumorada como para alternar con sus colegas del trabajo. Cuando nos
aparece esta carta, el Tarot nos puede estar advirtiendo sobre el peligro que
tiene pretender abarcar más de lo que podemos, tal vez debamos pararnos a
reflexionar qué es verdaderamente prioritario y qué es secundario, ser
coherentes y relajarnos, nadie tiene derecho a exigirte más de lo que puedes
dar o hacer, así que, harías bien en asumir tú también este principio.
De lo
dicho anteriormente, se puede colegir que las diez varas, aparte de representar
el número del palo, simbolizan las cargas que se van acumulando, ya sea de
forma voluntaria o involuntaria, y que representan una gran responsabilidad
dificultando nuestro camino. Es el “yo puedo con todo”. La figura de la carta
podría llevar las varas en varios viajes, poco a poco. O tal vez podría pedir
ayuda a alguien. De acuerdo, no hay nadie a la vista, aunque si pasara alguien
a su lado dudo mucho que pudiera verlo. Tambien podría estar representando la
soledad en la que se siente quien no pedirá de ninguna de las maneras ayuda
porque… “yo puedo con todo”.
El
cielo es de un azul muy limpio, sereno; no hay nubes, las ideas son claras,
puede que confundidas, pero sin sombra de dudas. El suelo que pisa es llano, lo
que indica que no hay obstáculos o imprevistos que entorpezcan su marcha ¡y
menos mal, si no, podría caer de bruces a los pocos pasos!, aquí lo único que
obstaculiza su marcha es la carga que él mismo ha elegido llevar. ¿Y hacia
dónde se dirige? Camina en dirección a una construcción, tal vez su casa, hay
quien dice que es un castillo… lo importante es que se trata de la meta de su
camino, algo material, sus motivaciones pues no son elevadas ni trascendentes.
La casa, que es la seguridad, el descanso, el refugio, está rodeada de árboles,
que representan la unión de lo humano y lo divino, pero quedan fuera. Una vez
que llegue a casa podrá descansar y sentirse seguro.
Waite
definía esta carta como “opresión” y quizás yo añadiría “presión”. Es esa
sobrecarga que una persona opta por asumir sin que nadie salvo ella misma se lo
exija. Como ya hemos visto por los elementos que aparecen en la imagen, no hay
nada ni nadie ejerciendo esa presión u opresión, es totalmente voluntaria.
Significados
generales: Hay que hacer muchos esfuerzos, trabajo duro. Posibilidad de triunfo
si se hace un gran esfuerzo inicial. Llevas tú el peso de la relación. Vida
familiar estable, más en lo material que en lo emocional. La carga excesiva que
supone el éxito. Apego excesivo por aquello que hemos luchado. Cargar con más
de lo que podemos abarcar. Falta de información.
Invertida:
Esfuerzo excesivo, cansancio, abatimiento. Nos exigen más de lo que podemos
dar. Las responsabilidades se vuelven insufribles. Nos quitamos de un peso y se
lo pasamos a otro. Huir de las responsabilidades. Intrigas. Traición.
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