martes, 19 de noviembre de 2019

LAS PROFECÍAS DE SAN MALAQUÍAS


San Malaquías
Soy una auténtica entusiasta de las profecías, por lo que no podía faltar en esta sección un repaso a una de las más famosas recopilaciones de vaticinios que nos llegan de tiempos bastante lejanos. Me refiero a las profecías de San Malaquías, aunque, para ser más precisa, tendría que hacer uso del término “supuestas”, ya que, como más adelante veremos, no es seguro que la autoría sea del santo irlandés. Y, adelantándome a aquellas personas que puedan pensar que ni siquiera existió tal personaje, debo aclarar que no es una figura imaginaria, hay constancia documentada de la existencia de San Malaquías. Pero comencemos conociendo algo más del protagonista de la entrada de hoy para ponernos en contexto.

San Malaquías nació en Armagh (Irlanda) en 1.094, según se cree, dentro de una familia noble. Su carrera eclesiástica fue meteórica. En el año 1.119 fue ordenado sacerdote; en 1.123 abad de Bangor y al año siguiente, nada menos que obispo de Connor. En 1.132 asciende al cargo de arzobispo de Armagh. Realizó dos viajes a lo largo de su vida a Roma (algo meritorio teniendo en cuenta que estamos hablando del siglo XII). En el primero, en 1.139, conoció a su paso por Clairvaux (o Claraval) a San Bernardo, con quien estableció una estrecha amistad. Este viaje fue muy esclarecedor para él, ya que recibió una impresión muy negativa de lo que vio en la sede del papado: intrigas políticas, corrupción, decadentes comportamientos… algo que, para un hombre de tan estricta moral, debió resultar muy impactante.


Su segundo viaje a Roma comenzó en 1.148, pero no pudo terminarlo pues, precisamente en una parada en Clairvaux, enfermó gravemente, falleciendo el 2 de noviembre, siendo asistido por su gran amigo San Bernardo. Unos años después, en 1.199 fue canonizado por el Papa Clemente III. Sería San Bernardo quien escribiera su biografía.
Ahora que hemos conocido algo más de la persona, podemos sumergirnos de lleno en las profecías del santo irlandés.

Estas profecías papales ven la luz por primera vez, al menos que se sepa, muchos años después de la muerte de San Malaquías, concretamente en Venecia, el año 1.595. Fueron publicadas por un monje benedictino llamado Arnoldo Wyon, quien las incluyó en el “Lignum vitae, ornamentum et decus Ecclesiae” (El árbol de la vida, el ornamento y la gloria de la Iglesia). Se trataba de una compilación biográfica de distintos benedictinos que habían alcanzado cierta notoriedad, y San Malaquías tenía su propio capítulo dentro de la obra. Aparte de una reseña sobre su figura, Arnoldo Wyon incluye las profecías que, según sus propias palabras, escribió San Malaquías pero no fueron hechas públicas.

La estructura de las profecías es de lo más simple. Se trata de un listado de 112 frases cortas escritas en latín que hacen referencia a cada uno de los Papas que irían sucediéndose a lo largo del tiempo, partiendo de su contemporáneo Clemente II (1.143-1.144). Veamos algunos ejemplos, tomados al azar, de varios de estos nombres uniéndolos al Papa que por orden numeral le corresponde:

Escudo papal de Celestino IV
Nº 18 Celestino IV (1.241 – su papado fue solo de 17 días): “Leo Sabinus” (León Sabino). En su escudo de armas aparecía un león. Fue Cardenal-Obispo de la Sabina (provincia Italiana).
Nº 73 Sixto V (1.585-1.590) “Axis in Medietate Signi” (Hacha en medio del signo). En su escudo de armas aparecía un hacha cruzada con un león (símbolo del signo astrológico de Leo).
Nº 88 Inocencio XII (1.691-1.700): “Rastrum in Porta” (Rastrillo en la puerta). Provenía de la casa de Pignatelli del Rastello (Rastrillo) y nació a las puertas de Nápoles.

Estos tres son solamente un ejemplo, para que se pueda entender cómo es la estructura de estas profecías. Ahora, resulta inevitable apuntar lo referente a los últimos Papas, más cercanos en el tiempo y de los que podemos saber algo más por conocimiento directo.

108 Pablo VI (1.963 -1.978) “Flos Florum (Flor de flores). En su escudo de armas aparecen tres flores de lis.
109 Juan Pablo I (1.978- su papado fue de 33 días) “De Medietate Lunae” (De la media luna). Nació cerca de Belluno (Bella Luna) y su verdadero nombre era Albino Luciani (Luz Blanca).
110 Juan Pablo II (1.978-2.005) “De Labore Solis” (Del trabajo del sol). Provenía de la Europa Oriental, de Polonia en concreto, el Oriente es por donde sale el sol. Fue conocido como el Papa viajero, por la cantidad de viajes que realizó a lo largo de su papado, incluso estando ya muy deteriorado físicamente. Durante su funeral se produjo un eclipse solar.
111 Benedicto XVI (2.005-2.013) “De Gloria Olivae” (De la gloria del olivo). Durante muchos años, como Cardenal, fue el director de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuyo escudo representa una rama de olivo. Nació un Sábado de Gloria y además pertenece a la orden de los benedictinos conocidos también como los “olivetanos”.

Y ahora llegamos al momento más inquietante, el que hace referencia al último Papa, que sería el número 112 en la lista. No se trata de una breve frase, sino de un texto más largo que constituye un sombrío augurio y en el que se denomina al Sumo Pontífice como Pedro el Romano. El texto es el siguiente:

“In extrema S.R.E, sedebit Petrus Romanus qui pascet oves in multis tribulationibus, quibus transactis civitas septicollis diruetur, et Iudex tremendus iudicabit populum suum. Finis.”

“En persecución final, en la Santa Iglesia Romana reinará Pedro el Romano quien cuidará a su rebaño entre muchas tribulaciones, tras lo cual la ciudad de las siete colinas será destruida y el Juez Terrible juzgará a su pueblo. Fin”.

Suena apocalíptico ¿verdad? Evidentemente, el Papa a quien se hace referencia en el texto, por el orden cronológico, es Francisco I, el actual Pontífice. De modo que interesa especialmente saber qué nos quiso decir, supuestamente, San Malaquías con estas palabras, pues surgen muchas preguntas a leerlas, en cambio, las respuestas son más bien escasas. En primer lugar, se trata de la última revelación profética, culminada con un rotundo Fin. ¿Quiere esto decir que ya no habrá más Papas? ¿Es Francisco el último?

Repasando el texto detenidamente podemos ver que comienza con una frase inquietante “En la persecución final” por un lado esto nos habla de una persecución, lo cual es ya algo amenazador, pero aún más lo es leer que es la persecución final. ¿Van a ser perseguidos los creyentes católicos? Nos dice además que Pedro el Romano (entiendo que es el nombre genérico de quien ostenta el título como sucesor de San Pedro), cuidará a su rebaño (el Papa como gran Pastor o líder de sus seguidores) entre muchas tribulaciones. La palabra tribulación es sinónimo de desgracia, infortunio, adversidad, aflicción, etc., eso quiere decir que el “rebaño” de este Papa va sufrir muchos tormentos, o bien que será pastoreado a través de muchos tormentos y tal vez salga indemne, es decir el sufrimiento sería generalizado y ese “rebaño” saldría adelante esquivándolo gracias a la guía de su Pastor. Esta frase se presta a varias interpretaciones.

Avanzando por el texto, llegamos a otra frase terrible: “tras lo cual la ciudad de las siete colinas será destruida”. Se ha dado por sentado que la ciudad de las siete colinas haría referencia a Roma, pero esto podría prestarse a varias interpretaciones, una más literal, hablaría de la destrucción física de dicha ciudad, pero también podría entenderse como la destrucción espiritual de Roma, es decir, la aniquilación del Vaticano como sede papal y centro de la fe católica. Es más, hay quien interpreta esta frase como el fin de esta religión.
Pero hay interpretaciones que apuntan hacia Jerusalén, asentada, al igual que Roma, sobre siete colinas. ¿Se refiere a esta ciudad la profecía? Para sus creyentes, la religión católica otorga un gran significado espiritual a esta ciudad. Si estamos hablando de Jerusalén, podríamos volver a plantearnos las mismas preguntas para entender esta frase: ¿destrucción física o espiritual?

Y centrándonos más aún en una sola palabra; “destrucción”, sea cuál sea su significado concreto, el término ya es terrible. Si hablamos literalmente de la destrucción de una ciudad, solo un evento dramático podría producir una aniquilación total: una guerra, una catástrofe natural de importantes dimensiones… Pero si se trata de la destrucción con una connotación más espiritual, como sería la desaparición de una religión, hablaríamos de un hecho de gran relevancia que podría ser provocado por un agente externo, tal vez la persecución física contra quienes procesen dicha creencia, o bien la demolición desde el interior de la religión católica, como una suerte de, si se me permite la expresión, auto fagocitación desde dentro.

Pero la frase más terrorífica de todas es la rotunda: “el Juez Terrible juzgará a su pueblo”. ¿Es el mismísimo Dios ese Juez Terrible? ¿Se refiere solo a los creyentes católicos con el término “su pueblo”, o puede hacerse extensible a toda la humanidad? ¿De qué clase de juicio estamos hablando, quizás el Juicio Final? ¿Y este juicio conlleva algún tipo de castigo?
Por último, he de resaltar el remate final, con un críptico y rotundo: “Fin” dotando a todo el párrafo de un tinte aún más dramático y apocalíptico. ¿El fin de las profecías, el fin de la iglesia católica, el fin de la ciudad a la que hace referencia, el fin de…todo?

Papa Francisco
En cualquier caso, puede ser un ejercicio interesante, que os aventuréis a encontrar una interpretación propia a esta última profecía, y sobre todo, más interesante resultaría analizar el papado actual con relación a la misma puesto que el Papa Francisco, según el listado, es Pedro el Romano, después de él no habrá más Papas, al menos eso parece indicar San Malaquías (presuntamente). Analizando a día de hoy el estado del mundo en general, y de la iglesia católica en particular, ¿creéis que esta profecía podría cumplirse? ¿Reconocéis en algún hecho o circunstancia de estos momentos, algún punto en concreto de la frase profética? ¿Podrían, por ejemplo, los casos que están saliendo a la luz de prácticas pederastas o los rumores sobre sospechosos movimientos financieros bastante oscuros, ser los agentes promotores de esa destrucción anunciada?

No quisiera terminar este artículo sin hacer una mención, aunque sea de forma somera, a la cuestión de la autoría real de estas profecías. Como reseñé más arriba, la primera publicación de la que hay constancia se sitúa en el año 1.595, siglos después del fallecimiento de San Malaquías. Hay un dato que resulta francamente sospechoso y se encuentra en la biografía que San Bernardo hizo de su gran amigo San Malaquías. Lo lógico sería que, dada la estrecha relación que se estableció entre ellos, San Bernardo estuviese al tanto de algo tan importante para la institución eclesial como unas profecías obtenidas por revelación y que afectaban al futuro del catolicismo. Pero no hizo ninguna mención al respecto. Me parece, como mínimo, muy raro.

Si leemos con detenimiento cada una de las profecías, vemos como la precisión de las primeras, curiosamente hasta el año 1.595, se va difuminando volviéndose cada vez más vagas y difusas, hasta el punto que, para encajarlas con el Papa correspondiente, hay que hacer un verdadero ejercicio de imaginación, algunas resultan tan forzadas que hacen sospechar del benedictino Arnoldo Wyon. Si fue él quien las escribió, se explicaría por qué las primeras coincidían con bastante detalle y las de los Papas posteriores al año 1.595 no.
Os recomiendo, si os interesa este asunto de la autoría, investigar un poco más, adjunto el enlace a un artículo muy interesante en el que, de paso, se hace referencia a otra profecía papal, la de Catalina Emmerick, aunque lo verdaderamente interesante está en la página 2:


En el enlace de más abajo podéis encontrar el listado completo de los 112 lemas con los correspondientes nombres de los papas a los que supuestamente se atribuirían.
Quiero resaltar un hecho vital que rápidamente captaréis: cuando se redactó este listado, aún no había sido elegido el actual pontífice, por lo tanto la cuenta se para en el número 111 y el 112, Petrus Romanus, era aún una incógnita. En esta página especulan con quién podría ser el siguiente Papa, con poco acierto como se podrá comprobar, pero lo importante es que aquí encontraréis lo que realmente interesa: los 112 lemas de la profecía.
Y un último apunte, veréis que algún nombre se repite, como es por ejemplo el caso de Benedicto XIII, no se trata de una errata, simplemente algunos Papas accedieron de una forma irregular al papado, por lo que son considerados anti-papas, y por eso sus nombres, en determinados casos, fueron reutilizados más adelante, pero esto es algo que en el comentario de cada profecía veréis especificado.


4 comentarios:

  1. Muchas gracias por toda la información que aportáis y tan continuada, menuda alegría me he llevado con este blog, seguid así! :D

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  2. Soy una "loca de las profecías", especialmente de la de San Malaquías, me ha encantado tu artículo, un gusto leerte.

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    1. Hola, TuGuiaTarot. A mi también me parecen interesantes, aunque es difícil encontrar profecías que sean claras y directas; casi siempre, al ser tan imprecisas, se prestan a distintas explicaciones. Las de San Malaquías son especialmente inquietantes.
      Saludos y gracias por tu visita y tu comentario

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