Existen rituales y trabajos mágicos para todo tipo de situaciones; cualquier cosa que imaginemos y más aún. En mi opinión, el primer trabajo que ha de realizarse es el de la limpieza personal. Somos pura energía, y estamos en constante contacto con las energías de otros. Vamos a un sitio y absorbemos las energías que se han ido acumulando, hablamos con una persona y sus energías nos afectan, viajamos en el metro o en el tren y todos los pasajeros nos sometemos, de forma inconsciente, a un intercambio ininterrumpido de energías. El problema reside en que no tenemos un filtro que nos proteja de lo negativo, rechazándolo y absorba exclusivamente lo positivo. Por supuesto, se puede crear mentalmente ese filtro, eso lo saben muy bien los estudiantes de metafísica y los mentalistas.
Pero sin filtro o con él, seguimos expuestos a una tremenda avalancha de energías de todo tipo que nos rodean, y son tantas, que se necesita tener un nivel de control mental y espiritual inmenso para poder gestionarlas de forma beneficiosa para nosotros. Por eso, no está de más hacer algún trabajo de limpieza o, mejor dicho, de autolimpieza, cada cierto tiempo. La frecuencia dependerá de lo que considere cada persona. Una idea podría ser hacer una limpieza al mes como rutina, preferentemente aprovechando las Lunas más favorables, esto es Creciente o Llena. Esa frecuencia se podría incrementar siempre que se sienta que es necesario.