Las crónicas de la época hablan de una mujer huesuda y muy poco agraciada, con los ojos saltones y la nariz ganchuda, en definitiva el prototipo de la bruja de cuento. Pero existió, se llamaba Úrsula Sontheil y nació en el verano de 1.488 en una cueva junto al río Nidd, en Knaresborough, Yorkshire (Inglaterra). Ha pasado a la historia con el sobrenombre de la madre Shipton como autora de unas inquietantes profecías que, hasta la fecha, en su mayoría, se han ido cumpliendo.
Úrsula era la hija ilegítima de un noble de la zona. Su madre, Ágata, era una pobre muchacha de tan solo quince años que, al saberse embarazada y abandonada, buscó refugio en una cueva cercana a una fuente que tenía fama de mágica. Durante dos años allí sobrevivieron madre e hija, hasta que Ágata dio a su hija en adopción para ingresar en un convento.





