Una mujer joven, de oscuros cabellos, aparece sentada de espaldas al mar, sosteniendo dos espadas. Sus ojos están vendados. El cielo está despejado, tranquilo y, a pesar de su claridad, en lo alto ya ha aparecido la Luna en cuarto creciente. Tradicionalmente esta fase lunar representa la fecundidad, el crecimiento, es por eso que en la Magia los rituales de fertilidad se suelen hacer en creciente, así como todos aquellos trabajos destinados a iniciar proyectos o para que algo aumente o crezca.
En esta carta vemos que tanto el cielo como el agua están en calma, no hay nubes oscuras, ni oleajes, todo es tranquilidad, aparente armonía. Curiosamente tanto el agua como la Luna son símbolos de lo emocional, el subconsciente,… Llama la atención la actitud postural del único personaje humano de la carta, puesto que, no solo, se sienta dando la espalda a ambos elementos, sino que además ha vendado sus ojos. Parece que no quiere darse ni una sola posibilidad de ver algo.