“Nada está inmóvil, todo se mueve; todo vibra”.
Todo lo creado tiene movimiento, nada, absolutamente nada está en reposo total. Hay distintos grados de vibración, por supuesto. El espíritu vibra a la más alta intensidad, por el contrario, una piedra tiene una intensidad tan baja que parece algo estático, pero solo es apariencia, vibra pero de manera imperceptible.
Desde el electrón o el átomo hasta los planetas, todo se encuentra en perpetua vibración. Cada cosa, por minúscula o inmensa que sea, tiene su propia intensidad o frecuencia, como queramos llamarlo. Pero todo se mueve. Todo lo que es tiene movimiento.