Si hay algo que puede llegar a ser desesperante al realizar una lectura de Tarot, es lograr centrar los significados de las cartas. Nos encontramos nada menos que con 78 láminas que poseen diversos significados, pero además, para hacerlo todo aún más divertido, si utilizamos las posiciones invertidas, como es mi caso, entonces la cifra se dispara, puesto que habremos de multiplicarla por 2, de tal modo que al final nos encontramos con 156 imágenes que engloban, cada una de ellas, distintas acepciones, en algunas ocasiones contradictorias entre sí. Pongamos como ejemplo el Emperador invertido: puede ser el tirano o el pusilánime, desconcertante, ¿verdad?
Ante este panorama desolador cabe preguntarse: ¿Seré capaz algún día de hacer una tirada sin tener que rebuscar entre mis hojas de apuntes los distintos significados? La respuesta es SÏ. Todo es cuestión de proponérselo. El trabajo con el Tarot es de tipo acumulativo, se requiere de constancia y no caer en el desánimo ante las dificultades aparentes.