Sentada en un trono, a la orilla de lo que parece ser un río y bajo un cielo completamente azul, encontramos a la Reina sosteniendo en sus manos una copa de complicada estructura. Es una imagen que transmite calma, dulzura. El paisaje es suave y armónico, al fondo la tierra se corta para caer en vertical al agua, pero no es un acantilado abrupto y rocoso, por el contrario, las formas son suaves, casi redondeadas.
Como suele ser habitual en las cartas de este palo, el cielo es azul, color representativo de las emociones. El paisaje no está muy bien definido, tal vez al orilla de un río, tal vez a la orilla del mar o puede que de algún lago; en cualquier caso, vemos que, aunque la Reina está rodeada de agua, está asentada firmemente en la tierra, no olvidemos este detalle. El trono está decorado con una serie figuras que parecen mitad Querubín mitad pez. Como una especie de sirenas infantiles.