Cuando decidimos que queremos leer la cartas a otras personas, iniciamos un proceso en el que vamos eligiendo el tipo de enfoque que daremos a nuestras lecturas: más predictivo o más orientativo, decidimos también las barajas que utilizaremos, si complementaremos las tiradas con otras disciplinas como la quiromancia, péndulo, lectura de aura, etc. Y es en ese momento cuando debemos decidir cuánto hablaremos y cuánto callaremos, para mí, uno de los puntos más importantes de una lectura y algo que no se debe tomar a la ligera, al contrario, se trata de una decisión trascendental a la hora de realizar una lectura.
Así es, uno de los mayores problemas que nos encontramos al interpretar una tirada es saber hasta cuándo se debe hablar y en qué momento es prudente callarse. No me refiero a tratar de decir al consultante lo que debe o no debe hacer ante determinada situación que plantea la consulta, volcando nuestra opinión personal en la lectura, independientemente de la interpretación de la misma, se trata de otro tema del que ya hablaré, pero en otro momento. Lo que ahora planteo es algo más concreto: si se deben decir las cosas negativas que se ven en una lectura. Y cuando digo cosas negativas me refiero a noticias desagradables: infidelidades, traiciones, separaciones, enfermedades, despidos, muertes, encarcelamientos, etc.
Es un debate en el que no existe unanimidad entre los lectores de Tarot. Hay quien piensa que hay que decir todo lo que las cartas nos están mostrando, sea positivo o negativo. Los defensores de esta postura argumentan que la persona que acepta de forma libre y voluntaria que le sean leídas las cartas, ha de asumir que la lectura puede no ser agradable y debe afrontar las consecuencias.
Por otro lado hay quien dice que hay que matizar las noticias malas que el Tarot pueda augurar, que hasta de una tirada con las peores cartas posibles, se puede extraer una enseñanza positiva. También se dice que, cuando se ven hechos desagradables, incluso trágicos, no se deben contar al consultante, para que no se autosugestione y se sienta mediatizado por la predicción.
Voy a basarme en un caso real para explicar esto: Un hombre, al que llamaremos Raúl, lleva bastantes años dedicándose al Tarot de forma completamente desinteresada y altruista. Un día la hermana de una amiga, a quien llamaremos Sandra, le pide como favor personal una lectura sobre un tema laboral, se trata de un proyecto en el que lleva trabajando bastante tiempo y que, de salir bien, podría significar un importante espaldarazo a su carrera. Simplemente busca un poco de orientación puesto que ha llegado a un punto en el que se siente atascada, debe elegir entre dos tipos de enfoque, de esta decisión dependerá el resto del proyecto.
Raúl recibe a Sandra en su casa y lleva a cabo una tirada bastante completa exclusivamente de carácter profesional. En el transcurso de la lectura, Raúl ve claramente que el proyecto no se terminará puesto que Sandra va desarrollar algún tipo de enfermedad de la que no se recuperará. Raúl no se atreve a decir nada por miedo a que todo sea una interpretación errónea y sale del apuro como puede, explicando a Sandra que se darán retrasos y problemas en el proyecto y aconsejándola que tenga paciencia y no se desanime.
Desgraciadamente, bastantes meses después, un derrame cerebral acaba de forma fulminante con la vida de Sandra. Raúl ha abandonado el Tarot impresionado por la experiencia. Siente que si hubiese dicho algo, Sandra tal vez habría podido evitar el derrame con un seguimiento médico exhaustivo… o tal vez no, este sería otro debate para otra ocasión: ¿podemos cambiar nuestro “supuesto” destino? Por otro lado, hay otra cuestión que nos podríamos plantear y sería como habría afectado a Sandra el anuncio de una inminente enfermedad mortal. Y aún más, ¿qué habría pasado si Raúl se hubiese confundido y no existiese tal enfermedad?, imaginemos la angustia de Sandra pensando que algo maligno acechaba su salud y preparándose constantemente para algo que no iba a llegar.
Y, tomando como base este hecho, podemos argumentar a favor de una postura o la otra. A favor de decir todo lo que vemos podríamos pensar que nadie tiene derecho a retener datos a la persona que consulta. El consultante debe tener la oportunidad de decidir, conociendo todos los elementos, que es lo que quiere hacer con su vida. Para los defensores de esta posición, el no decir todo lo que vemos, nos convierte en una especie de diosecillos que sustraen la información a la persona, dejándola en una posición de inferioridad; todos sabemos que la información es poder.
Por otro lado hay quien dice que hay que matizar las noticias malas que el Tarot pueda augurar, que hasta de una tirada con las peores cartas posibles, se puede extraer una enseñanza positiva. También se dice que, cuando se ven hechos desagradables, incluso trágicos, no se deben contar al consultante, para que no se autosugestione y se sienta mediatizado por la predicción.
Voy a basarme en un caso real para explicar esto: Un hombre, al que llamaremos Raúl, lleva bastantes años dedicándose al Tarot de forma completamente desinteresada y altruista. Un día la hermana de una amiga, a quien llamaremos Sandra, le pide como favor personal una lectura sobre un tema laboral, se trata de un proyecto en el que lleva trabajando bastante tiempo y que, de salir bien, podría significar un importante espaldarazo a su carrera. Simplemente busca un poco de orientación puesto que ha llegado a un punto en el que se siente atascada, debe elegir entre dos tipos de enfoque, de esta decisión dependerá el resto del proyecto.
Raúl recibe a Sandra en su casa y lleva a cabo una tirada bastante completa exclusivamente de carácter profesional. En el transcurso de la lectura, Raúl ve claramente que el proyecto no se terminará puesto que Sandra va desarrollar algún tipo de enfermedad de la que no se recuperará. Raúl no se atreve a decir nada por miedo a que todo sea una interpretación errónea y sale del apuro como puede, explicando a Sandra que se darán retrasos y problemas en el proyecto y aconsejándola que tenga paciencia y no se desanime.
Desgraciadamente, bastantes meses después, un derrame cerebral acaba de forma fulminante con la vida de Sandra. Raúl ha abandonado el Tarot impresionado por la experiencia. Siente que si hubiese dicho algo, Sandra tal vez habría podido evitar el derrame con un seguimiento médico exhaustivo… o tal vez no, este sería otro debate para otra ocasión: ¿podemos cambiar nuestro “supuesto” destino? Por otro lado, hay otra cuestión que nos podríamos plantear y sería como habría afectado a Sandra el anuncio de una inminente enfermedad mortal. Y aún más, ¿qué habría pasado si Raúl se hubiese confundido y no existiese tal enfermedad?, imaginemos la angustia de Sandra pensando que algo maligno acechaba su salud y preparándose constantemente para algo que no iba a llegar.
Y, tomando como base este hecho, podemos argumentar a favor de una postura o la otra. A favor de decir todo lo que vemos podríamos pensar que nadie tiene derecho a retener datos a la persona que consulta. El consultante debe tener la oportunidad de decidir, conociendo todos los elementos, que es lo que quiere hacer con su vida. Para los defensores de esta posición, el no decir todo lo que vemos, nos convierte en una especie de diosecillos que sustraen la información a la persona, dejándola en una posición de inferioridad; todos sabemos que la información es poder.
¿Quiénes somos nosotros para ocultar datos a una persona sobre su propia vida? ¿Quién nos ha otorgado el privilegio de decidir lo que debe o no debe saber esa persona? Si el consultante conoce una serie de hechos desagradables que se avecinan, tal vez pueda tener el tiempo y la capacidad de reacción para, si no evitarlos por completo, si estar preparado y afrontarlos con cierta seguridad. ¿Quiénes creemos ser para decidir lo que favorece o no favorece al consultante?
Si, por poner un ejemplo, en una lectura vemos que una persona va a ser despedida de su trabajo de aquí a seis meses, el saberlo, dará tiempo para buscar uno nuevo o para hacer algo al respecto; si no damos esa información al consultante para que no se preocupe y no influir de forma negativa, puede que llegue el día del despido y no tenga capacidad de reacción, puesto que no se lo esperaba. En este caso, es clara la diferencia que supone. El argumento de no dar malas noticias por si el tarotista se confunde es un tanto pueril, si no tienes confianza en tus lecturas, no te dediques a ello. Leer las cartas es un riesgo que se asume, si no se puede asumir, mejor dejarlo.
Ahora vamos a argumentar en el otro sentido, a favor de no dar toda la información. ¿Tenemos la obligación, por decirlo de algún modo, moral de proteger al consultante y en su beneficio retener información que podría hacerle daño? Mucha gente ve a quien lee el Tarot como una especie de consultor espiritual, deposita su confianza en con la convicción de que no será traicionada. Salvando las distancias, en muchas ocasiones, hay cierto paralelismo entre un tarotista y un sacerdote: se debe guardar confidencialidad sobre los secretos que desvelamos de la persona y también ésta busca asesoramiento espiritual. En este último caso, el tarotista debería saber hasta qué punto, la persona interesada está preparada para recibir determinada información.
Hay muchas personas que son tremendamente influenciables y el saber determinados sucesos que pueden ocurrir en el futuro, pueden condicionarlas de forma muy negativa. No todo el mundo tiene la madurez mental y/o moral para saber con anticipación que se avecinan malos tiempos para su vida. En ese caso, el lector de Tarot está protegiendo a la persona de sí misma y lo hace con todo el derecho ya que cuando alguien te pide una consulta, está otorgándote ciertas responsabilidades, pero también ciertos derechos y asume que el resultado de la lectura va a quedar a su criterio. Por decirlo de algún modo, se le presupone el uso correcto del conocimiento que da el Tarot y se da por sentado que con la información que obtenga de las cartas, hará el uso correcto.
Se puede argumentar a favor y en contra de ambas posturas, puesto que es un tema complejo y depende de la forma de ver las cosas que tenga cada persona. Pienso que ninguna de las dos opciones es la correcta y a la vez ambas lo son, es decir, no es blanco ni negro, hay matices. Y, como siempre, en un punto medio se puede hallar el equilibrio, al menos así yo lo veo.
En mi opinión una buena medida sería aclarar antes de realizar la lectura estos términos, así se sabría desde el principio qué se debe y qué no se debe hacer de mutuo acuerdo entre ambas partes. Se podría decir al consultante algo así: “En una lectura a veces se ven cosas desagradables, quiero que me digas si tengo tu permiso para decírtelas, o prefieres que me las guarde para mí”. De esta manera, será el consultante quien decida hacer uso de su libre albedrío, eximiendo al tarotista de tomar decisiones que son siempre difíciles puesto que afectan a otra persona.
Otra opción sería que el propio tarotista sea quien calibre si la persona que tiene delante está preparada para recibir según qué tipo de información y decida lo que dice y lo que no dice. Aquí entraría en juego la sensibilidad y la intuición por completo, puesto que el único criterio a seguir sería ese “algo” especial que se presupone a una persona que estudia el Tarot. Esta opción es más arriesgada, puesto que corres el riesgo de confundirte. Pero el Tarot no es una ciencia exacta: muchas veces nos confundimos al interpretar las cartas… también nos podemos equivocar al valorar al consultante. Tarot y riesgo tienen mucho en común.
Soy más partidaria de la otra opción, la de preguntar a la persona. Por supuesto, esto implica que si la persona no quiere saber nada malo, hay que guardárselo y poner buena cara, cosa que no siempre es fácil, pero cuando lees el Tarot, no todo es divertido y maravilloso, al fin y al cabo lo que hacemos es asomarnos al interior de las personas y todos tenemos luces, pero también sombras.
Hola Cristilof. Me encanta todo este mundo del Tarot y quería saber si realizas consultas. Gracias
ResponderEliminarHola Toñi
ResponderEliminar¡qué bien que te pases por aquí! efectivamente realizo consultas, mándame un correo y hablamos:
cristilofpuerta@gmail.com
Un saludo y ¡feliz 2011!
Muy interesante esta reflexión Cris...yo también soy partidaria de optar por dejar las cosas claras desde el principio con el consultante sobre todo porque sabemos que en un porcentaje alto el nivel de influencia es muy grande y queremos que salga de la consulta con algo constructivo y no más angustiado.
ResponderEliminarFelizzz Añoo wapaa !!
Un besotee
Hola Elohem
ResponderEliminarGracias por pasarte por aquí y sobre todo por dejar tu opinión, me parece muy interesante conocer los distintos puntos de vista de la gente que estudia y trabaja con el Tarot; siempre se aprende.
Es verdad que no hay cosa peor que consultar para intentar aclarar dudas y tranquilizarse y al final salir más angustiada y perdida.
Te deseo lo mejor para el próximo año
Besos
Namaste,son muy bonitos he interesantes tus articulos muchas felicitaciones, estarè mu atento de tus publicaciones, a mi me interesan los temas esotèricos. Con afecto un buscador y servidor Nila Kanth Sing.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras. Me alegra saber que hay personas a las que interesa lo que cuento.
ResponderEliminarEspero que te pases a menudo por aquí y sobre todo que sigas encontrando temas de tu interés
Saludos y mis mejores deseos para este año
hola cristilof, muy interesante tu articulo. Me interesa mucho todo este mundo y me alegra ver que hay gente que lo hace por ayudar y no por interes. Me preguntaba si me podrias leer las cartas. estoy pasando por una situacion realmente dificil y ya no se a quien recurrir, muchas gracias
ResponderEliminarHola, Anónimo, agradezco tus palabras y espero que aquí sigas encontrando temas que te interesen. La intención de este blog es acercar a la gente el Tarot y el Ocultismo, y procurar que pierdan ese oscurantismo que mucha gente atribuye a estaos temas.
ResponderEliminarNo hago lecturas gratuitas, más que nada porque carezco de tiempo para ello. Aún así,en la medida que pueda me gustaría ayudarte, si quieres mándame un correo a la dirección que aparece en mi perfil y hablamos de forma privada
Saludos
Hola Cristina, recurrí a tu artículo por un dilema, una persona conocida de la familia, me solicitó una lectura y tiene cáncer avanzado, le dieron 6 meses de vida y me ha consultado por su muerte cuándo y cómo será, y si ocurrirá un milagro que la salve, y me pidió que le dijera todo, aunque sea doloroso.
ResponderEliminarEs primera vez que me toca algo así. Me gustaría saber tú opinión, cómo abordarías este caso?... No me quiero involucrar emocionalmente para no contaminar la lectura, pero el caso es fuerte.
Muchas gracias y saludos,
Gato Luna
Hola Gato Luna
EliminarRealmente es una situación muy comprometida. Tal vez deberías reflexionar si te sientes preparada para realizar una lectura de esa naturaleza. Si lo estás adelante, si no, es mejor hablar con la persona explicando los motivos por los que prefieres no hacerla. Solo si estás muy segura debes hacer esa consulta, es un tema sumamente delicado y se requiere mucha seguridad y delicadeza para dar un enfoque positivo a la vez realista.
En el Tarot es muy difícil dar fechas, hay gente que lo hace, pero yo no soy muy partidaria, en temas espirituales el concepto del tiempo no es el que conocemos, por lo que es muy fácil errar. En cuanto a lo de que ocurra un milagro, bueno, parece que esa persona no está recurriendo a las cartas más que para prepararse para su tránsito, sino como si esperara que en la lectura fuese a pasar algo mágico y milagroso que la salve. Muchas personas recurren a las lecturas porque creen que por el hecho de consultar las cartas van a pasar hechos sorprendentes y mágicos que van a cambiar sus vidas, pero lo normal es que no sea así.
Tal vez, si decides seguir adelante con la lectura, deberías aclarar a esta persona lo que puede esperar de la consulta para que no se cree falsas expectativas.
Si quieres que hablemos más extensamente de ello envíame un correo.
Recibe un fuerte abrazo, y hagas lo que hagas, te deseo lo mejor
Muchas gracias Cristina, como siempre te pasaste!!!...necesito tu orientación.
EliminarCariños y un abrazo
Gato Luna
Te respondo por correo
EliminarUn abrazo