La tradición de las apariciones marianas está muy arraigada
en España. A lo largo de los siglos, distintos puntos del país se convirtieron
en el foco de atención al ser objeto de supuestas apariciones celestiales,
muchas de ellas acompañadas de tremendos mensajes apocalípticos. Uno de esos enclaves
visitados por seres sobrenaturales, nada menos que la Virgen María y el
Arcángel San Miguel, fue un pequeño pueblo cántabro, San Sebastián de
Garabandal. Para entender el suceso en toda su dimensión, hay que tener en
cuenta que en esa época, el pueblo no tenía los más básicos servicios mínimos,
no había agua corriente en las casas, ni luz, ni mucho menos televisión.
Como sucede en muchos otros casos de supuestas apariciones,
las protagonistas del fenómeno fueron cuatro niñas del pueblo de entre 11 y 13
años: Loli Mazón, Conchita González, Mari Cruz González y Jacinta González. A
pesar de la coincidencia de apellidos, no hay relación familiar cercana entre
las tres últimas.
El primer contacto se produjo el 18 de junio de 1.961. Era
por la tarde, cuando las cuatro niñas se encontraron en las afueras de la localidad,
precedida de un sonoro trueno, con una figura alta e imponente que ellas
identificaron con el Arcángel San Miguel.
Pero ese no fue más que el comienzo. Tras varias visitas del
Arcángel, el 2 de julio de ese mismo año, sería la mismísima Virgen quien
entraría en contacto con las niñas. Según ellas decían, las apariciones de San
Miguel habían sido una especie de preparación para la “aparición estelar” de la
Virgen.
La descripción física era la de una mujer de enorme belleza,
vestida de blanco y con un manto celeste, coronada por estrellas doradas,
llevando a un niño en sus brazos y acompañada por dos seres alados,
supuestamente Ángeles, según las propias palabras de Conchita González,
recogidas en la página:
"Nos fuimos a la Calleja a rezar el Rosario. Sin
[antes de] llegar allá, se nos apareció la Virgen con un ángel a cada lado.
Venían con Ella dos ángeles, uno era san Miguel y el otro, no sabemos. Venía
vestido igual que san Miguel, parecían mellizos. Al lado del ángel de la
derecha, a la altura de la Virgen, veíamos un ojo de estatura [tamaño] muy
grande. Parecía el ojo de Dios.
Ese día hablamos con la Virgen mucho y Ella con nosotras.
Le decíamos todo: que íbamos todos los días al prao [prado], que estábamos
negras, que teníamos la hierba en morunos, etc. Ella se sonreía... ¡Como le
decíamos tantas cosas...!".
Como suele suceder en estos casos, las apariciones vinieron
acompañadas de los éxtasis experimentados por las niñas, especialmente por
Conchita, y toda una serie de hechos paranormales que fueron estudiados por un
sacerdote, Ramón Andreu, a instancias el obispo de Santander. Algunos de estos
fenómenos incluían: caminar de espaldas sin tropezar, insensibilidad a la luz y
a estímulos tales como pinchazos en distintas partes del cuerpo, levitaciones, psicometría,
objetos bendecidos,…
Solo un adulto pudo ver lo que las niñas veían. El padre
Luís María Andreu, un jesuita de 36 años, viajó hasta San Sebastián de
Garabandal el 8 de agosto de 1.961 para conocer en primera persona los hechos
que supuestamente ahí acontecían. Esa noche, serían alrededor de las 10, cuando
las niñas en éxtasis subieron a un pinar seguidas por un numeroso grupo de
personas entre la que se encontraba el padre Andreu. Al parecer, cuando la
Virgen se apareció a las niñas el padre Andreu también pudo verla y escuchar su
mensaje. Emocionado por la visión exclamaba: “¡Milagro, milagro!”. Esa misma
noche, en el camino de regreso, falleció de forma repentina.
Las peregrinaciones al pequeño pueblo fueron aumentando a
medida que la noticia sobre los increíbles sucesos se extendió dentro y fuera
del país.
Como en toda aparición mariana que se precie, no podían
faltar los mensajes de tintes apocalípticos y sin datos concretos. El primero
de ellos no se hizo esperar. Se produjo el 18 de octubre de 1.961 y esto fue lo
que la Virgen dijo:
“Hay que hacer muchos
sacrificios, mucha penitencia. Tenemos que visitar al Santísimo con frecuencia.
Pero antes tenemos que ser muy buenos. Si no lo hacemos nos vendrá un castigo.
Ya se está llenando la copa, y si no cambiamos, nos vendrá un castigo muy
grande”.
Hubo que esperar hasta el 18 junio de 1.965, para
que se diera el segundo mensaje, que esta vez sería el Arcángel San Miguel el
encargado de anunciarlo a las niñas:
“Como no se ha cumplido y no
se ha dado mucho a conocer mi mensaje del 18 de octubre, os diré que este es el
último. Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando. Los
sacerdotes, obispos y cardenales van muchos por el camino de la perdición y con
ellos llevan a muchas más almas. La Eucaristía cada vez se le da menos
importancia. Debemos evitar la ira de Dios sobre nosotros, con nuestros
esfuerzos. Si le pedís perdón con alma sincera, Él os perdonará. Yo, vuestra
Madre, por la intercesión del Ángel San Miguel, os quiero decir que os
enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra
condenación. Pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos. Debéis
sacrificaros más, pensad en la pasión de Jesús”.
Pero no solo las videntes de
Garabandal recibieron estos dos mensajes, el 1 de enero de 1.965 les fue
comunicado lo que se conoce como el aviso, el milagro y el castigo.
El aviso será una señal
previa que vendrá directamente de Dios para preparar a la humanidad. El aviso
se verá en el cielo desde cualquier parte del mundo y lo percibirá
absolutamente todo el mundo, independientemente de su credo. Será una
experiencia terrible pues veremos lo que hay realmente en nuestro interior, una
especie de juicio sumarísimo sobre nuestra vida y lo que somos.
Después se producirá el
milagro que será anunciado por Conchita ocho días antes de que se produzca. No
hay una fecha exacta, solamente se ha revelado que será un jueves a las 8,30 de
la tarde coincidiendo con algún evento eclesial. El milagro se producirá en
Garabandal y, aunque no se ha dicho en qué consistirá, se sabe que “durará un
cuarto de hora; pero una señal quedará visible en los pinos hasta el final de
los tiempos. Coincidirá con un gran evento eclesial. Sanarán los enfermos que
estén allí, los pecadores se convertirán y los incrédulos creerán”.
Por último, si la humanidad no cambia, vendrá el terrible
castigo, según palabras de Conchita: “El Castigo,
si no cambiamos, será horrible. Nosotras, Loli, Jacinta y yo, lo hemos visto;
pero yo no puedo decir en qué consiste, porque no tengo permiso de la Virgen.
Cuando lo vi, sentí un grandísimo temor, ¡y eso que estaba viendo al mismo
tiempo a la Virgen en toda su belleza e indescriptible bondad!”.
En el año 1.965 cesaron las
apariciones. La iglesia católica a día de hoy no reconoce oficialmente las
apariciones, aún cuando Conchita fue recibida por el Papa Pablo VI en 1.966, y
parece ser que se mostró bastante favorable a aceptarlas como auténticas.
En cuanto a las cuatro
videntes, tres de ellas se fueron a vivir a Estados Unidos, solamente Loli vive
en España, en la localidad de Avilés.
Todas ellas formaron sus
propias familias y, a día de hoy, se reafirman en la veracidad de la
experiencia que vivieron. Únicamente Mari Cruz, que falleció en 2.009, tuvo un
momento en el que renegó de las visiones, reconociendo que no era más que un
juego de niñas que se les fue de las manos y no supieron cómo parar. Poco
tiempo después se retractó de sus palabras aduciendo que había confesado el
fraude para evitar más sufrimiento a su madre.
A día de hoy, seguimos a la
espera de que Conchita nos anuncie la temida fecha del milagro; cada cierto
tiempo surgen rumores en internet sobre la supuesta fecha, creo que la última,
al menos que yo tenga constancia, era el 13 de abril de 2.017.
En muchos países hay
auténtica devoción por las apariciones de Garabandal, de hecho Conchita trabaja
en una organización denominada Garabandal Center, en Nueva York. Sigue siendo
un fenómeno que despierta interés, con sus seguidores y detractores, como suele
suceder en las supuestas apariciones.
Esta es solo una pequeña
pincelada del fenómeno de las apariciones de Garabandal, hay muchas historias
que las que se podría ahondar como el anuncio de la curación de la vista de
Joey Lomangino, (personaje clave en la difusión de las apariciones), anunciada
por la Virgen y que nunca se produjo; o la increíble historia de la aparición
de una hostia consagrada en la boca de Conchita, por qué Mari Cruz fue excluida
del aviso apocalíptico, las supuestas curaciones…
En fin, es una historia tan
apasionante que tenía que compartirla. Espero que la hayáis disfrutado y os
animo a indagar más sobre ella, independientemente de que se crea o no en su
veracidad, no deja de ser uno de los tantos misterios que suceden y, al estar
tan cercano en el tiempo, hay algunas grabaciones y documentos gráficos que son
verdaderamente escalofriantes.
Y, por cierto, se ha estrenado hace poco una película sobre las
apariciones “Garabandal, solo Dios lo sabe” dirigida por Brian Alexander Jackson…
¡habrá que verla!
Disculpa pero esta entrada no me ha gustado. Desde cuando la Vírgen y San Miguel Arcángel dan mensajes de miedo y castigo? Eso es anti amor y parecen más cosas del mal que se hacen pasar por ellos.
ResponderEliminarHola, desconocido
EliminarEfectivamente, es totalmente contradictorio, aunque yo me limito a contar lo que sucedió. Si te das cuenta, en la muchas de las supuestas apariciones marianas los mensajes recibidos son amenazantes y casi diría que apocalípticos.
Estos son los hechos, pienso que ante las apariciones, hay que informarse por todas las fuentes posibles y luego formarse un criterio propio.
Un saludo y gracias por tu opinión