Tarot Lewellyn |
Tras
pasar por dos Arcanos de extremada dureza, como son el Diablo y la Torre, nos
encontramos con el oasis que representa la Estrella. Así pues, si hemos
descorrido el velo de la apariencia, tomado consciencia de nuestras
limitaciones y adicciones, y si hemos despertado del adormecimiento que
proporciona la satisfacción de los sentidos y todo lo externo; llega el momento
de preguntarnos: ¿y ahora qué? Bueno, pues era indispensable pasar por la
sacudida existencial que suponen las cartas anteriores para llegar al punto que
nos transmite la carta con la que trabajaremos hoy. Ya eres tú, sin disfraces
ni falsos conceptos, te has despojado de todo lo superfluo y eres la figura
central de la Estrella, que no tiene nada que esconder y se muestra tal cómo
es, con todo el candor y la pureza, dispuesta a emprender la tarea de la
construcción de su nuevo Yo.
Al
zambullirnos en el estudio y trabajo meditativo de la Estrella, es inevitable establecer
una comparativa con la carta de la Templanza. Es un fantástico ejercicio de
reflexión buscar los paralelismos así como las diferencias que encontraremos en
la confrontación de ambos Arcanos. Por ejemplo, las figuras centrales, en una
un Ángel (o Arcángel) de pie frente a la otra en la que se nos muestra a una
bella joven con una rodilla en tierra.
El
Ángel ya conoce y controla el conocimiento, por eso se nos muestra erguido, mezclando
con seguridad el líquido entre las dos copas que sostiene con sus manos, sabe
cuál es la justa medida, por eso es un trasvase perfecto y equilibrado entre lo
material y lo espiritual.
En
su momento, cuando expliqué la carta de la Estrella, recordaba la similitud de
la posición de la joven con la que se adopta en el proceso de iniciación de
algunas Ordenes Esotéricas. Es la postura de humillarse, en el sentido de acatamiento
con el que se espera recibir ese conocimiento ansiado del paso de grado. De
este modo, ella se inclina humildemente para recibir las dosis de sabiduría que
le serán transmitidas. Pero este no viene de la nada, por ciencia infusa, sino
del trabajo que ella realiza de forma metódica con sus jarras, poco a poco,
gota a gota. Es el trabajo que conocemos como la meditación, pero en este caso
se tratará de una meditación activa, con un objeto, una intención.
Podemos
apreciar también, siguiendo con esta comparación, que la figura del Arcano XIV
sumerge con seguridad un pie en el agua, mientras el otro permanece en la
tierra. En cambio, en el otro Arcano, la figura aún no tiene esa confianza, por
lo que, mientras se sostiene en la rodilla izquierda en la tierra, para guardar
mejor la estabilidad, el pie derecho apenas se apoya en la superficie del agua,
aún no está preparada para sumergirse confiadamente en el agua.
Cuando,
por medio del trabajo con el Diablo y la Torre, empezamos a desgarrar el velo
que cubre el conocimiento, hemos de avanzar paulatinamente, ajustando nuestros
sentidos físicos, nuestra mente y nuestras emociones de forma progresiva a esa
nueva realidad. Y es precisamente por medio de la meditación sistemática y
constante que iremos penetrando en el conocimiento.
Tarot Dalí |
Para
conseguir esto, la figura de la Estrella se ha despojado de cualquier
vestidura, de tal modo que nada distraiga ni contamine la experiencia. Así
hemos de actuar en la meditación, hemos de apartar en nuestra práctica los
conceptos y creencias, vaciarnos de contenidos añejos para que, una vez el
recipiente sea vaciado, pueda llenarse de ese nuevo conocimiento. La figura de
la Templanza ya pasó por ese proceso, por lo que ahora se viste con una túnica de
un blanco inmaculado, símbolo de la pureza que ha adquirido. De igual modo, el
disco solar en su frente revela que ya ha alcanzado el conocimiento.
Interesante
resulta ver las distintas formas de manejar el líquido de cada una de las
figuras. La Templanza mezcla entre sí el contenido de dos finas copas, sabe
lo que hay que hacer, sabe cuál es la medida exacta. En cambio la Estrella está
en una fase menos avanzada, utiliza dos jarras y vuelca su contenido al
exterior, está avanzando en sus primeros pasos hacia la Iluminación.
Te
invito a realizar un análisis comparativo de ambas cartas; he dado unas cuantas
sugerencias, pero hay más, este es un ejercicio muy útil para enriquecer tu
práctica del Tarot, pero también para aprender a profundizar en tu interior,
que es de lo que se trata. Recuerda que en esta sección no utilizamos las
cartas para trabajar hacia el exterior, sino hacia dentro, por lo tanto no buscamos
encontrar puntos de encuentro y diferencias en los significados adivinatorios,
sino las enseñanzas más profundas que a través de los símbolos nos muestra cada
Arcano y su aplicación personal. Cada persona, según su nivel, hallará las
respuestas que en este momento esté capacitada para recibir.
El
trabajo principal con esta carta, como ya he comentado, es la meditación.
Cuando meditamos nos aislamos del mundo externo para abrirnos al mundo interno.
Solo cuando cesa el ruido mental y alejamos nuestra atención de los sentidos, podemos
adentrarnos en ese silencio en el que nos es revelado el verdadero ser. Pero en
el caso de la Estrella, más que la meditación que podríamos denominar
convencional, trabajamos con aquella que tiene un propósito, un objeto o idea
de contemplación.
La
letra hebrea que se relaciona con la Estrella es Tzaddi, su significado es
anzuelo y precisamente eso es lo que vamos a utilizar para meditar, ese anzuelo
será el objeto de contemplación. El proceso es similar a la meditación
habitual: primero adoptamos una posición cómoda que podamos mantener durante el
tiempo que dure la práctica, después relajamos el cuerpo, seguidamente
empezamos a trabajar con la respiración para calmar nuestra mente y retirar nuestros
sentidos del exterior. Estos pasos previos son imprescindibles para iniciar una
meditación, con la práctica se entra en este estado en poco tiempo, al
principio cuesta un poco más, ya que nuestra mente se empeña en llamar nuestra
atención constantemente, ya sea en forma de picores y molestias de todo tipo en
alguna parte del cuerpo, o como pensamientos insistentes que tratan de apresarnos.
No
se trata de batallar contra nuestra mente, pues esa lucha está perdida de
antemano, ya que, al fin y al cabo, es su esencia, su razón de ser, la mente no
sabe hacer otra cosa que pensar y quiere que participemos a toda costa en su
carrusel incesante de pensamientos encadenados. En vez de luchar contra ellos,
lo que hacemos es dejar que pasen, observándolos como algo ajeno, no
implicándonos en ellos, negándonos a participar; la mente quiere que te
involucres, que entres en su juego, pero si mantenemos esa distancia con
actitud completamente pasiva, gradualmente los pensamientos van perdiendo
intensidad y rapidez. Ese es el objetivo, no queremos dejar de pensar, sino que
el pensamiento no nos atrape.
Una
vez que la mente se va calmando es el momento de utilizar nuestro anzuelo, es
decir, introducimos el objeto de nuestra meditación. Como si estuviéramos
pescando en un río, primero esperamos a que se calmen las aguas y cuando esto
sucede es cuando utilizamos la caña con su anzuelo convenientemente cebado y
después… simplemente esperamos a que algún pez muerda el anzuelo. Es decir, lo
que estamos lanzando es una cuestión que queremos resolver, una duda, una
pregunta, y una vez que la hemos formulado, esperamos a que la respuesta
llegue.
Tarot Nueva Visión |
La
respuesta no tiene por qué llegar inmediatamente, ni tiene que venir en forma
de voz atronadora y espectral que retumbe en la estancia, puede venir en forma
de idea, o incluso de asociación de ideas. Salvo aquellas personas que llevan
mucho tiempo de práctica, o las que tienen unas capacidades muy desarrolladas,
lo más frecuente es que la respuesta aparezca después, en el momento más
inesperado, puede ser que alguien nos comente algo que nos resuelva la cuestión
o leemos un libro y un párrafo resulta revelador, o puede que cuando estemos en
nuestras actividades cotidianas, de pronto, nos venga una idea luminosa e
inspiradora.
Por
eso es muy importante la atención constante en el día a día, porque nunca
sabemos de dónde ni cuándo pueden llegar las respuestas que buscamos. Con
demasiada frecuencia vamos por la vida como robots, en piloto automático,
hacemos lo que tenemos que hacer de manera mecánica, mientras nuestra mente
está entretenida en su particular carrusel de ideas, conceptos y juicios de
valor. La atención plena es una práctica que no solo nos ayuda a disfrutar más
del momento presente, sino que nos permite permanecer un estado receptivo en el
que es más fácil recibir información de lo más elevado.
Es
importante, una vez que damos por finalizada la meditación, no seguir pensando
compulsivamente en la cuestión sobre la que hemos meditado, sería lo mismo que
empeñarnos en lanzar la caña de pesca una y otra vez. Si has visto a la gente
que suele practicar la pesca, después de lanzar su anzuelo, esperan
pacientemente que los peces piquen, de hecho hay quien asegura la caña en algún
soporte y se dedica a hacer otras cosas. Este tipo de meditación requiere
constancia, pero también paciencia; con estos dos ingredientes, los avances
están asegurados.
La
Estrella se asocia con la letra hebrea Tzaddi que significa anzuelo. En algunas
versiones se relaciona con la letra Peh.
En
Alquimia, hay quien la relaciona con el Albedo (segunda etapa para la
Transmutación), también con el Rocío Celeste y con la Leche de Virgen.
En
el Árbol de la Vida se sitúa en el sendero entre Netzach y Yesod.
La
relación astrológica es con el signo de Acuario.
Color:
Violeta.
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