sábado, 15 de diciembre de 2018

LA MANSIÓN WINCHESTER


William Wirt Winchester, era el hijo de Oliver Winchester, un fabricante de camisas y hombre de negocios que comercializaba el primer rifle de repetición, el más utilizado por las tropas del Norte al estallar la Guerra Civil norteamericana. El negocio constituyó todo un éxito, ya que surtía de sus rifles tanto al gobierno como a particulares, y así fue como Oliver Winchester se enriqueció gracias a su empresa de carácter familiar Winchester Repeating Arms Company. El 30 de septiembre de 1862, William Wirt Winchester contrajo matrimonio con Sarah Lockwood Pardee, una bella joven de familia acomodada nacida en 1839, en New Haven, Connecticut.

El 15 de julio de 1866, Sarah dio a luz a su primera (y única) hija llamada Annie Pardee Winchester. Pero a los pocos días, la niña contrajo una enfermedad conocida como "marasmo", un mal asociado a la desnutrición. Y murió el 24 de julio. Sarah nunca superaría esta tragedia, se encerró en si misma, aislándose de todo y su círculo más cercano temió que acabara perdiendo la cordura. Cuando Sarah parecía recuperarse de su pérdida y empezaba a asumirla, otra desgracia la golpeó. William, ahora heredero del imperio de Winchester tras el fallecimiento de su padre en 1.880, contrajo tuberculosis y murió el 7 de marzo de 1881. Como resultado de su muerte, Sarah heredó más de 20 millones de dólares, además de una participación de casi el 50% de la Winchester Repeating Arms Company.


A pesar de la enorme fortuna que había heredado, Sarah no era feliz, nunca superó del todo la muerte de su hija y el fallecimiento de William pesaba demasiado sobre su ánimo. Hay que entender que en esa época, el espiritismo causaba furor, y alguien aconsejó a Sarah una sesión en la que pudiera contactar con el espíritu de William. Así lo hizo. La sesión tuvo unos resultados sorprendentes y supondrían un giro radical en la vida de Sarah. Según se cuenta, la medium logró invocar al espíritu de William, que acudió para advertir a su esposa sobre una maldición que pesaba sobre la familia Winchester. Esa maldición, que se había cobrado su vida y la de Annie, haría su vida imposible. La causa estaba en la creación y comercialización de las armas que habían provocado la muerte de tantas personas y cuyas almas ahora reclamaban venganza.

La solución que proponía el supuesto espíritu de William era que se deshiciese de su mansión en New Haven y que se trasladase al oeste del país. Cuando llegase al lugar adecuado lo sabría, William guiaría sus pasos. Su misión sería construir una enorme mansión en la que retendría las almas de aquellas personas que murieron por sus armas. Pero la construcción tendría una peculiar característica: Nunca podría cesar de construirse; “los martillos no debían dejar de sonar ni de día ni de noche”.

Sarah tomó al pie de la letra las recomendaciones del espíritu de William y vendió la mansión familiar de New Haven poniendo rumbo al oeste, más concretamente a California, con un objetivo claro: encontrar el sitio adecuado para cumplir con los supuestos deseos de su difunto esposo. En el año 1.884 compró una propiedad en el valle de Santa Clara, en San José (California). Se trataba de una casa que poseía 6 estancias y se hallaba en un terreno de 162 acres. Y, a partir de ese momento, se embarcó en las interminables obras que se prolongarían hasta su fallecimiento, en el año 1.922.

Sin un plan concreto, sin el asesoramiento de ningún arquitecto que tuviera en cuenta los detalles técnicos imprescindibles para asegurar la seguridad de la construcción, Sarah contató a un capataz con el que se reunía a diario para planificar el crecimiento de la casa. La mano de obra era local, así que supongo que la gente de los alrededores estaría encantada con la excéntrica señora que, aunque estaba en permanentes obras las 24 horas del día, con las molestias y ruidos que esto conlleva, proporcionó empleo a muchos trabajadores de la zona.

Vista aérea de la Mansión Winchester


Según pasaba el tiempo, la mansión fue creciendo en todas direcciones, tanto en horizontal como vertical. De hecho, amplió la altura de la edificación hasta los 7 pisos. Se construían habitaciones que se ampliaban hasta formar alas enteras, fueron surgiendo torres, escaleras que desembocaban en ningún lugar, armarios que al abrirlos no tenían fondo, chimeneas ciegas, puertas que se abrían al vacío …daba igual, el edificio en sí era lo de menos, se trataba de no dejar de construir nunca. Un detalle muy llamativo era que Sarah no reparaba en gastos, no solo gastaba lo necesario por las obras, también decoraba las habitaciones según se iban creando y dotó a la mansión de comodidades como ascensores.

Se dice que una de sus obsesiones era el número 13. La mayoría de las ventanas tenían 13 paneles de vidrio, a su vez muchas habitaciones contaban con 13 ventanas, el invernadero tenía 13 cúpulas,… Al fin y al cabo, la misión de Sarah era aumentar constantemente la casa, pero no tenía indicaciones precisas sobre cómo tenía que hacerlo, por lo tanto, dio rienda suelta a su imaginación. En el fondo, todo el edificio era una construcción incongruente, una especie de laberinto en el que los espíritus quedarían atrapados, desorientados y, lo más importante, lejos de ella.

Cabe preguntarse cómo era la vida cotidiana de Sarah. Pues, las crónicas nos cuentan que su día a día estaba centrado en la eterna obra, poco más. Sus necesidades básicas estaban totalmente cubiertas por el personal de servicio. En los pocos momentos de asueto de que disponía, tocaba el piano. Durante varios años, entre 1.888 y 1903 vivió con ella su sobrina Marion Merriman, conocida como Daisy, y por la que sentía un afecto especial. Pero, una vez que Daisy se marchó para casarse con Frederick Marriott Jr., Sarah se aisló más aún si cabe del mundo exterior.

Un suceso inesperado sacudió literalmente la Mansión Winchester en abril del año 1.906, fue el terrorífico terremoto de San Francisco. Los efectos en la zona fueron devastadores: miles de muertos, decenas de miles de viviendas arrasadas. También la mansión sufrió serios daños. Las tres plantas superiores de la casa se vinieron abajo, reduciéndose la altura a cuatro pisos. Varias de las cúpulas y las torres cayeron por completo. ¿Era un castigo de los espíritus atormentados que poblaban la casa? Tal vez, pero a pesar de este golpe, Sarah no se rindió y prosiguió con las obras de la casa.

Hay un dato que yo desconocía y que descubrí gracias a la página oficial de la Mansión Winchester; según nos cuentan aquí, Sarah no vivió siempre en la casa, ya que en el año 1.910 compró una vivienda en la pequeña localidad de Athernon, cerca de su hermana Isabelle y de su querida sobrina Daisy, y próxima a la mansión. No es que abandonara su proyecto vital, pues las obras siguieron a su habitual ritmo, pero si que parece que alternó su estancia en ambas casas. La idea que yo tenía es que siempre vivió en la Mansión Winchester y que cada noche dormía en una habitación distinta (de las 160 que se construyeron), para que los espíritus no lograran encontrarla.

El 5 de septiembre de 1.922, Sarah falleció mientras dormía. Fue entonces cuando las obras cesaron de forma definitiva. Su sobrina, Daisy, heredó sus objetos personales, más una cantidad de dinero y un fondo vitalicio. De acuerdo con el testamento de Sarah, se dividió su patrimonio, que aunque había menguado bastante por la faraónica construcción, seguía siendo elevado, entre varias organizaciones benéficas y su fiel personal de servicio. La Mansión Winchester fue vendida en subasta y los terrenos colindantes divididos. Poco tiempo después, fue abierta al público y, con los años, se han ido incorporando nuevas atracciones para que el interés por la casa no decaiga.

A día de hoy, la Mansión Winchester sigue siendo un misterio, ¿cuánto hay de verdad y cuánto de leyenda? ¿Perdió Sarah la cordura tras las dolorosas pérdidas de su hijita y su marido y la absurda construcción fue una vía de escape al sufrimiento? Se nos dice que en una edificación de semejantes dimensiones, equipada con todo tipo de comodidades y lujosamente amueblada, solo había un par de espejos, tal vez por miedo a que fueran puertas dimensionales por las que pudieran salir los espíritus y alcanzarla. ¿Son delirios de una mente enferma o realmente en la casa se produjeron sucesos que empujaron a su propietaria a protegerse de una manera tan incomprensible para el resto de los mortales?

En su día la casa tenía fama de encantada y hoy ese es precisamente uno de sus mayores atractivos para ser visitada, junto con su fantasiosa distribución, por supuesto. En realidad, los fenómenos sobrenaturales entran dentro de lo habitual en estos casos: sonidos de pasos, ventanas y puertas que golpean, zonas en las que la temperatura cae bruscamente, visitantes y personal del complejo que aseguran haber tenido encuentros con entidades…

A principios de este año (2018) se estrenó una película sobre la Mansión Winchester, centrándose especialmente en la época en la que se produjo el terremoto de San Francisco. A pesar de estar interpretada por una actriz tan premiada y famosa como Helen Mirren, no tuvo unas críticas demasiado favorables. Se titula “Winchester” pero aquí en España, con esa incomprensible manía de traducir los títulos alargándolos hasta el infinito y un poco más allá, se rebautizó como: “Winchester. La casa que construyeron los espíritus”. En la próxima entrega de la sección Pasarlo de Miedo comentaré la película y aprovecharé para dar mi opinión sobre Sarah y la Mansión Winchester.

Os dejo el enlace a la página oficial de la Mansión Winchester:

https://winchestermysteryhouse.com/

2 comentarios:

  1. Es una historia muy interesante, me gusta mucho.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola,Lacayocpa, a mi también me lo parece; tal vez es algo triste, pero ocurrió y ahí está la casa como la prueba tangible de ello. Si no la conoces, tal vez te interese la película que se hizo hace dos años basada en esta historia, te dejo el enlace de la reseña: https://lapuertadeltarot.blogspot.com/2019/03/winchester-la-casa-que-construyeron-los.html
      Un saludo y gracias por tu visita

      Eliminar

Te informo que los datos personales que proporcionas al rellenar este formulario tienen como única finalidad gestionar los comentarios, por lo que no son recogidos ni guardados en ningún fichero.
Más información en la página de Aviso legal y Política de privacidad.