Tal vez os sorprenda ver esta película en una sección denominada Pasarlo de Miedo, ¿no se supone que tenemos que pasar pánico y terror? Pues sí, por eso incluyo aquí "El Show de Truman" porque, disfrazada de drama con ciertos tintes de comedia, se esconde una historia cuyo trasfondo da más que miedo, pavor.
Truman Burbank (Jim Carrey) vive desde su nacimiento en una aparentemente idílica isla, Seahaven, no ha conocido otra cosa, ya que nunca ha traspasado sus límites. Su vida transcurre de forma rutinaria en su trabajo como vendedor de seguros, con su previsible esposa, Meryl (Laura Linney) y sus inocentes escapadas con su mejor amigo, Marlon (Noah Emmerich).
En
realidad todo es una gran mentira, es un mundo ficticio que se ha creado dentro
de un inmenso estudio para un programa de telerrealidad que documenta día a día
la vida de Truman, quien es el único personaje que desconoce que está
protagonizando una serie, dirigida con mano de hierro por el despiadado Christof
(Ed Harris) cuya única preocupación se centra en perpetuar su creación, con
grandes índices de audiencia y no dudará en hacer lo que sea para mantenerlos.
Truman
tiene un sueño oculto y es poder viajar a Fidji para reencontrarse con su
antiguo amor juvenil, Lauren o Sylvia (Natascha McElhone) que se supone vive
allí, pero en realidad era una extra a la que hicieron desaparecer de la serie
ya que ese romance no entraba en el guión. Ahora Sylvia abandera en el exterior
una suerte de grupo de resistencia que aboga por la liberación de Truman. Para
asegurarse de que Truman jamás ose abandonar la isla, Christof generó en él una
fobia al agua haciéndole testigo del ahogamiento de su padre en el mar. Pero
una serie de fallos técnicos provocan las sospechas de Truman, algo no funciona
bien en su mundo, aunque no es capaz de imaginar la verdadera naturaleza del
mismo.
Sinceramente,
esta película se puede analizar desde varios puntos de vista. Desde el
meramente cinematográfico, me parece una buena historia, bien contada, con
buenas actuaciones y bastante creíble dentro de lo aparentemente surrealista
del argumento.
Curiosamente,
tardé muchos años en verla por la sencilla razón de que cualquier película
interpretada por Jim Carrey carecía de interés para mí, es un actor que no me
gustaba nada; ese tipo de humor tan histriónico, recargado de muecas y gestos
exagerados no va conmigo, aunque de vez en cuando hago algunas excepciones como
en el caso de Ben Stiller o Mr. Bean o, remontándome más en la lejanía, alguna
(solo alguna) película de Jerry Lewis, pero mi sentido del humor va por otros
derroteros.
Me
hablaron muy bien de ella en su día, pero aún cuando contaba con Ed Harris, que
es un actor que me gusta mucho, me daba infinita pereza verla. Años después oí
hablar sobre su argumento y se despertó en mi cierto interés, así que decidí
armarme de valor y la vi. Me quedé muy sorprendida y es que, a pesar de que tras
el primer minuto de Jim Carrey “en vena” pensé que no podría soportar mucho
más, la historia me acabó atrapando, porque me dio materia para pensar y
plantearme ciertas cosas.
La
idea central es un interminable programa de televisión en el que miles de
cámaras siguen día a día la vida real de una persona que vive en una gran
mentira; toda la gente que conoce es falsa, solo representan un papel, ninguna
de las circunstancias que vive son reales ya que todo está programado al
milímetro, incluso sus reacciones espontáneas están controladas y son
reconducidas, de forma más o menos sutil, para que no se salgan del guión
preestablecido. Todo ello está pensado para satisfacer a una numerosa audiencia
que estoicamente consume el producto, incluidos los descarados anuncios
publicitarios, y que cree simpatizar con el protagonista, pero en el fondo no
siente hacia él ninguna compasión o empatía, ya que sigue ávidamente sus
andanzas como quien observa a una rata de laboratorio corretear por un
laberinto sin posibilidad de salida.
Truman
vive una vida falsa en un mundo falso sin ser consciente de ello para regocijo
de millones de mirones. Y aquí el papel de Christof es sumamente relevante, es
una especie de gran creador que no está dispuesto a que su obra desaparezca
cuando Truman empieza a sospechar que algo en su aparentemente perfecto mundo
no funciona bien. Y recurrirá a todos los trucos que tenga a su alcance, por
mezquinos que sean, para mantenerle encerrado dentro de su creación y seguir
dirigiendo su vida según su capricho.
En
esta película se puede ver una crítica a la sociedad en la que vivimos tal y
como está planteada a día de hoy. ¡Y eso que aún no se había producido la
eclosión de los llamados reallities! Vivimos en un sistema que nos manipula y
dirige nuestras acciones, incluso nuestras decisiones, todo ello adornado con
un gran colorido y una apariencia amable. Se nos dice cómo tenemos que vivir,
cómo hemos de pensar, actuar, hasta el modo de hablar y, por supuesto, se nos
imponen gustos, aficiones y necesidades.
También
es fácil relacionar esta historia de Truman con el mito de la caverna de Platón o
con el concepto de Maya del Hinduismo.
Pero
a mí la visión que más me perturbó en su momento, y lo sigue haciendo, es la
idea de la existencia de la figura de un cruel y poderoso ser que ha creado
un mundo de ilusión en el que mantiene atrapadas a sus criaturas sin que estas
sean conscientes de su esclavitud. Esta hipótesis está hoy en día muy en boga,
quizás por la influencia de la saga de películas “Mátrix”, de hecho se ha
adoptado este término para definirla. No hay más que escribir el término
“Mátrix” en cualquier buscador y aparecerán cientos de páginas que nos hablan
de la Mátrix o cómo salir de ella.
¿Y
si no somos más que el entretenimiento de un diosecillo o unos diosecillos? ¿y
si fuimos creados del mismo modo que el ser humano crea bacterias en un
laboratorio, para experimentar con nosotros, observar nuestras reacciones,
provocar eventos en nuestras vidas para estudiar cuáles son nuestras respuestas?
¿y si no somos más que marionetas moviéndose al capricho de una fuerza
superior?
En
un momento determinado de “El Show de Truman”, cuando un periodista entrevista
a Christof en directo, Sylvia-Lauren interviene en el programa cuestionando el
trato que Truman está recibiendo y su falta de libertad. Con gran cinismo
Christof responde:
“Puede
marcharse cuando quiera. Si tuviera algo más que una mínima ambición, si
estuviera absolutamente decidido a descubrir la verdad, no podríamos impedírselo.
Creo que lo que te duele en realidad, querida, es que, en definitiva, Truman
prefiere su celda”.
Lo
que es una gran mentira, ya que, si Truman desconoce que está encerrado en un
mundo virtual, no puede decidir si sale de él o prefiere quedarse; para tomar
una decisión, primero tienes que conocer las dos opciones. Además, a lo largo
de la película vamos viendo que, cada vez que Truman duda o se cuestiona algo,
automáticamente se disparan los mecanismos precisos para que desista y vuelva
al redil. ¿Cómo vas a reclamar tu libertad si no sabes que careces de ella?. No
os perdáis la conversación final entre Truman y su “creador” porque es de lo mejorcito
de la película.
De
vez en cuando, está bien ver una película que te haga pensar, cuestionarte tus
planteamientos y, en mi caso, “El show de Truman” lo consiguió. Puede que no
sea una gran obra de arte pero, para mi gusto, está muy por encima de otras
películas ampliamente publicitadas y premiadas que dejan bastante que desear,
pero están en la línea de lo que el sistema dicta, así que tienen el éxito
asegurado. Una de las muchas cosas buenas que “El Show de Truman” me aportó, es
ver a un actor como Jim Carrey con otros ojos, no diré que pasó a ser el número
de uno de mis ídolos cinematográficos, pero si cambió mi concepto sobre él. Y
más aún ha ido creciendo mi admiración, al ver cómo se ha armado una especie de
campaña de descrédito tanto a nivel profesional como personal, a raíz de sus
intentos por plantar cara a la industria del entretenimiento. Este es un tema
que da para un artículo entero… pero será en otro momento.
Por
ahora, os animo a disfrutar de la película y a practicar el sano ejercicio de
pensar sobre lo que os transmite.
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