domingo, 14 de junio de 2020

LOS ELEMENTOS SEGÚN FRANZ BARDON II

El Principio del Agua

 En el apartado anterior hemos estudiado el origen y las cualidades del elemento positivo del fuego. En éste vamos a describir el principio opuesto: el del agua. También procede del Akasha, el principio etérico; pero, en comparación con el fuego, tiene cualidades muy diferentes. Estas cualidades básicas son el frío y la contracción. Lo fundamental es que también tiene dos polos: el activo, que es constructivo, dador de vida, nutriente y protector, y el negativo, similar al del fuego, que es destructivo, diseccionante, fermentante y divisor. Como a este elemento le pertenece la cualidad básica de la constricción y la contracción, ha producido el fluido magnético. El fuego, así como el agua, opera en todas las zonas. Según las reglas de la creación, el principio del fuego no sería capaz de existir por sí mismo si no escondiese dentro de sí, como polo opuesto, al principio del agua. Estos dos elementos, fuego y agua, son los elementos básicos con cuya ayuda ha sido creado todo. A consecuencia de estos hechos, tenemos que reconocer en todas partes dos elementos principales, además de los fluidos eléctrico y magnético que representan las polaridades contrastantes.


 El Principio del Aire

Otro elemento derivado del Akasha es el del aire. Las personas iniciadas no consideran este principio como un elemento real, sino que le dan el papel de mediador entre los principios ígneo y acuoso, de modo que el principio del aire establecerá, en cierto modo, el equilibrio neutro, actuando como un medio entre las actividades activa y pasiva del agua y del fuego. Toda la vida creada se ha puesto en movimiento a través de la influencia mutua de los elementos activo y pasivo del fuego y el agua.

En su cualidad de mediador, el principio del aire ha asumido la cualidad de calor del fuego y la de humedad del agua. Sin estas dos cualidades, cualquier vida sería inconcebible. Estas dos cualidades darán también dos polaridades al principio aéreo, que son, en el resultado positivo, la polaridad dadora de vida, y, en el aspecto negativo, la polaridad destructiva.

Permítaseme añadir a todo esto que no se deben considerar los elementos mencionados como el fuego, el agua y el aire ordinarios, que representarían sólo aspectos del plano material, sino que intervienen en este caso las cualidades universales de todos los elementos implicados.

 El Principio de la Tierra

Se ha dicho del principio del aire que no representa un elemento propiamente dicho y esta afirmación vale igualmente para el principio de la tierra. Ahora bien, esto significa que el principio terrestre ha nacido de la influencia mutua de los tres elementos mencionados, como último elemento que, por su cualidad específica, la solidificación, envuelve a los otros tres. Es esta cualidad en particular la que ha dado una forma concreta a los tres elementos antedichos; pero, al mismo tiempo, la acción de los tres elementos ha sido limitada, teniendo como resultado el nacimiento del espacio, la medida, el peso y el tiempo. De este modo, la acción recíproca de los tres elementos, junto con el de la tierra, se ha vuelto tetra polar, con lo que el principio terrestre puede catalogarse ahora como un imán de cuatro polos. El fluido de la polaridad del elemento terrestre es electromagnético. Por tanto, toda la vida creada puede explicarse por el hecho de que todos los elementos están activos en el cuarto, que es el elemento terrestre. Con la realización en este elementos se produjo el fiat “hágase”.

En los apartados siguientes se encontrarán detalles relacionados con las influencias específicas de los elementos en las diversas esferas y reinos, como los reinos de la naturaleza, de los animales y de los seres humanos. Lo más importante es que el lector consiga una impresión general de la acción y efecto de los principios elementales del universo entero.

 La Luz

La luz está establecida sobre el principio del fuego. La luz sin el fuego es inconcebible y, por esta razón particular, es un aspecto del fuego y, por esta razón particular, es un aspecto del fuego. Todo elemento ígneo puede convertirse en luz y viceversa. Por consiguiente, la luz comprende todas las cualidades específicas tales como brillo, penetración y expansión.

Lo contrario de la luz es la oscuridad, que ha surgido del principio del agua. La oscuridad tiene las cualidades específicas que son contrarias a las de la luz. Sin la oscuridad, la luz no sólo permanecería irreconocible, sino que no habría nunca absolutamente nada de luz. Evidentemente la luz y la oscuridad han debido producirse por el juego mutuo de dos elementos, que son lógicamente el del fuego y el del agua. La luz tiene como resultado, por tanto, la cualidad positiva, mientras que la oscuridad tiene la negativa. Este juego mutuo está funcionando evidentemente en todas las zonas.

 

El Akasha o Principio Etéreo

Varias veces, al describir los elementos, he dicho que proceden del principio etéreo. Según esto, el principio etéreo es lo último, lo supremo, la cosa más poderosa, algo inconcebible, la causa última de todas las cosas existentes y creadas. En resumidas cuentas, la esfera causal. Por tanto, el Akasha no tiene ni espacio ni tiempo. Es lo no creado, lo incomprensible, lo indefinible. Las diversas religiones le han dado el nombre de Dios. Es el quinto poder, el poder original. Todo ha sido creado por él y es mantenido en equilibrio por él. Es el origen y la pureza de todos los pensamientos e intenciones, es el mundo causal dentro del cual se mantiene toda la creación, desde las esferas más elevadas hasta las inferiores. Es la quintaesencia de los alquimistas, es el todo en todo.

Karma, la ley de causa y efecto

Una ley inmutable, que tiene su aspecto justo en el principio del Akasha, es la ley de la causa y efecto. Toda causa libera un efecto correspondiente. Esta ley funciona en todas partes como la regla más sublime. Por consiguiente, todo acto procede de una causa o tiene como consecuencia algún resultado. Así, pues, no sólo deberíamos aceptar el Karma como una regla para realizar buenas acciones, como lo plantea la filosofía oriental, sino que su significado llega más lejos y es muy profundo. Instintivamente todos los hombres tienen la sensación de que algo bueno puede traer buenos resultados e, igualmente, que todo mal debe acabar en mal. o según dice un proverbio: "Lo que un hombre siembre, eso recogerá". Todo el mundo está obligado a conocer esta ley y a respetarla. Esta ley de causa y efecto rige también los principios elementales. No pretendo entrar en sus detalles, que podrían resumirse en unas pocas palabras lo bastante claras para que cualquier hombre razonable las entienda. Sujeta a esta ley de causa y efecto está también la ley de la evolución o desarrollo. Según esto, el desarrollo es un aspecto de la ley del Karma.


Hasta aquí este pequeño pero poderoso resumen de Los Elementos, según expuso Franz Bardon en su libro “Iniciación al Hermetismo”. Evidentemente, esta información carece de sentido si no buscamos una aplicación práctica. El acumular datos no es sino un mero trabajo intelectual, que está muy bien, para saciar la curiosidad y el deseo de conocer, pero, lo verdaderamente importante es reflexionar sobre cómo podemos llevar esto que hemos aprendido a nuestra vida cotidiana, cómo podemos incorporarlo a nuestro ser interior.


No dejes de visitar la primera parte aquí


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