La Reina es la mujer madura. Aparece sentada en un trono de piedra, rodeada de plantas por los cuatro costados. La naturaleza que comenzaba apenas a brotar en la Sota de Oros, en esta carta alcanza su punto culminante, es la explosión de vida que anuncia la época de la fecundidad. Es la misma pauta que podemos comprobar con las cartas del Caballo y el Rey de Oros, los comienzos y la eclosión de la vida que encarna la naturaleza.
Tras ella se ven las montañas, de un tono completamente azul, la elevación espiritual que está preparada para cuando la Reina quiera volverse hacia ella. Pero de momento vemos que está ocupada por otros menesteres: la contemplación de lo material. También vemos que un río fluye de forma abundante, regando la vegetación, que a su vez es nutrida por la tierra que la acoge. Es una imagen pletórica de vida, de riqueza y de abundancia.