Otro Cuaderno Mágico de interesante uso es el que yo denomino Cuaderno de Ideas. Su función sería anotar, en cualquier momento y lugar que estemos, las ideas que nos vengan a la cabeza. Sucede con mucha frecuencia que he hecho una lectura o tal vez he tenido un sueño, o puede que haya realizado un ejercicio de meditación con el Tarot y que tenga algunos elementos que no sepa como encajar.
Si me obsesiono con ello se que no voy a conseguir nada en claro, así que me dedico a otras ocupaciones que no tienen nada que ver; hasta que, de forma repentina, una idea se abre paso en mi cabeza que me desvela la clave de lo que yo no acababa de entender. Puede que sea una imagen, una frase o una idea pura y dura, el caso es que, si no tomo nota rápidamente, se pasa el momento de inspiración y muchas veces he olvidado lo que se me había ocurrido. Es algo sencillamente frustrante.
En un principio, simplemente llevaba un papel doblado y luego traspasaba lo escrito al Cuaderno de Ideas, pero más de una vez me encontré con el problema de que una simple hoja de papel no era suficiente y mis escritos quedaban a medias. Así que, he decidido ser un poco menos cutre y siempre llevo conmigo un cuadernito estupendo por si la inspiración me quiere visitar en el sitio más inesperado. Muchas veces llegan las ideas caminando por la calle, tal vez el ejercicio físico ayude a que las ideas surjan, puede que a cada uno le lleguen de una manera distinta.
Pero yo estoy bastante acostumbrada a ir andando hacia un sitio determinado o estar en la cola del supermercado o del banco y de pronto me surge la idea genial, la pieza que me faltaba para completar la tirada que hice el otro día y que notaba incompleta, o simplemente esa inspiración genial que viene de no se sabe dónde, tal vez de mi subconsciente o, quién sabe si de algún ente distinto a mí, poco importa, el caso es que recibo algún tipo de dato o mensaje que luego he comprobado que es importante para mí. ¡Sería una pena que se perdiera en el olvido por no tener un sitio en el que apuntarlo!
Si no atrapas la idea en el momento oportuno, puede irse para no volver. Desatenderla porque estamos haciendo otra cosa, puede equivaler a decir al Universo: “Esto es secundario para mí”. Por supuesto, hay que ser sensatos, no está de más recordar que vivimos en el mundo físico, es en el que hoy en día nos debemos desenvolver, es importante aprender a combinar Magia con mundo físico, no es tan difícil. Si eres cirujano y estás en medio de una operación a vida o muerte, no parece muy lógico que detengas todo para anotar en tu cuadernito que el patito con el que soñaste anoche representa la nostalgia que sientes por tu niñez.
Lo sensato es, una vez terminada la operación, buscar un minuto para anotar esa idea que te surgió, no esperes a llegar a casa por la noche, diez horas después, para apuntarla, pues es muy probable que se te haya olvidado. Tampoco es muy adecuado, en el transcurso de una entrevista de trabajo, decir a la persona que te está entrevistando: “Disculpe un momento, que se me acaba de ocurrir lo que puede significar el sueño del patito, no sea que se me vaya a olvidar”. Probablemente la idea aclare tus dudas internas, pero no te sorprendas si el entrevistador te descarta como candidato, como mínimo por extravagante. Espera a que termine la reunión y, una vez que estés libre entonces sí que puedes sentarte en un parque o donde quieras y escribir todo lo que te parezca.
El hecho de que nos rijamos por la Magia no debe ser óbice para que no cumplamos nuestras obligaciones “terrenales”, insisto: si estamos en el mundo físico es por algo y, como también vivimos en el mundo espiritual a un mismo tiempo, tenemos que encontrar un equilibrio para lograr que ambos mundos puedan coexistir pacíficamente y que uno no salga beneficiado en detrimento del otro. Vamos a valernos de los elementos mágicos, como es el caso de los distintos tipos de Cuadernos Mágicos, para evolucionar favorablemente en todas las dimensiones de nuestra existencia.
Otro Cuaderno Mágico interesante es el de las Mancias. Aunque no siempre se da el caso, es frecuente que los estudiantes de Magia trabajemos con algún tipo de mancia, en algunos casos más de una. En mi caso es el Tarot. Hay muchas clases de mancias: runas, quiromancia, ceromancia (adivinación a través de las velas), orinomancia (adivinación a través de los sueños), geomancia, etc. Sobre todo cuando se está empezando, llevar un Cuaderno sobre el arte adivinatorio que hemos elegido, sirve de gran ayuda.
En mi caso concreto, durante muchos años he llevado dos Cuadernos de Tarot. En uno de ellos voy anotando a lo largo de los años lo que he ido aprendiendo sobre las cartas individualmente y también como grupo. Es decir: significado adivinatorio de cada una de las cartas, significado de las cartas individualmente para meditación y trabajo interno, distintos tipos de tiradas aprendidas y creadas por mí. Es decir, en este primero cuaderno apunto todo lo que aprendo del Tarot, pero también lo que se me ocurre, por ejemplo, si veo que una carta en concreto me sugiere un significado determinado, a pesar de que no está dentro de sus significados tradicionales o si tal combinación de cartas me sugiere tal idea.
Son mis investigaciones y las conclusiones a las que voy llegando a través de años de práctica y de estudio. Y es que nunca se deja de estudiar y de aprender, así que ahí sigue aumentando de volumen mi cuaderno pues sigo escribiendo en él con cierta frecuencia. Mi otro Cuaderno de Tarot, aunque a día de hoy no lo utilizo, es el de la práctica, es decir, es un registro de las tiradas que he realizado y la lectura que hacía de ellas. Con el paso del tiempo, a medida que iba aprendiendo más, releía las lecturas antiguas y veía como mi forma de leer ha ido evolucionando, detectaba errores y pensaba: “ahora esto lo interpretaría de esta otra manera”. Es una forma fantástica de ir corrigiendo errores, de aprender de ellos y de afianzar conocimientos.
Como ya he dicho, este último tipo de Cuaderno de Tarot lo abandoné hace tiempo y es por una explicación muy sencilla. Llevo más de veinte años leyendo las cartas; son muchas tiradas, problemas que la gente me ha ido contando, cosas buenas y cosas no tan buenas. A medida que empiezas a hacer lecturas de forma continua, resulta difícil “desconectar” de ellas y llega un momento en el que sientes que las tiradas te van acompañando y, lógicamente, junto a ellas el problema que ha llevado a la persona a consultarte.
Al llevar el Cuaderno con las tiradas, empezó a sucederme que leía y releía las tiradas y de ese modo, revivía una y otra vez los problemas de otras personas, que se unían a los míos. Así que un día, hace ya unos años, decidí que, por higiene mental, no anotaría las tiradas, salvo algún caso excepcional, y una vez hecha la tirada e interpretada, me desentendería de ella. Sin duda, mi equilibrio mental está muy agradecido.
El hecho de que nos rijamos por la Magia no debe ser óbice para que no cumplamos nuestras obligaciones “terrenales”, insisto: si estamos en el mundo físico es por algo y, como también vivimos en el mundo espiritual a un mismo tiempo, tenemos que encontrar un equilibrio para lograr que ambos mundos puedan coexistir pacíficamente y que uno no salga beneficiado en detrimento del otro. Vamos a valernos de los elementos mágicos, como es el caso de los distintos tipos de Cuadernos Mágicos, para evolucionar favorablemente en todas las dimensiones de nuestra existencia.
Otro Cuaderno Mágico interesante es el de las Mancias. Aunque no siempre se da el caso, es frecuente que los estudiantes de Magia trabajemos con algún tipo de mancia, en algunos casos más de una. En mi caso es el Tarot. Hay muchas clases de mancias: runas, quiromancia, ceromancia (adivinación a través de las velas), orinomancia (adivinación a través de los sueños), geomancia, etc. Sobre todo cuando se está empezando, llevar un Cuaderno sobre el arte adivinatorio que hemos elegido, sirve de gran ayuda.
En mi caso concreto, durante muchos años he llevado dos Cuadernos de Tarot. En uno de ellos voy anotando a lo largo de los años lo que he ido aprendiendo sobre las cartas individualmente y también como grupo. Es decir: significado adivinatorio de cada una de las cartas, significado de las cartas individualmente para meditación y trabajo interno, distintos tipos de tiradas aprendidas y creadas por mí. Es decir, en este primero cuaderno apunto todo lo que aprendo del Tarot, pero también lo que se me ocurre, por ejemplo, si veo que una carta en concreto me sugiere un significado determinado, a pesar de que no está dentro de sus significados tradicionales o si tal combinación de cartas me sugiere tal idea.
Son mis investigaciones y las conclusiones a las que voy llegando a través de años de práctica y de estudio. Y es que nunca se deja de estudiar y de aprender, así que ahí sigue aumentando de volumen mi cuaderno pues sigo escribiendo en él con cierta frecuencia. Mi otro Cuaderno de Tarot, aunque a día de hoy no lo utilizo, es el de la práctica, es decir, es un registro de las tiradas que he realizado y la lectura que hacía de ellas. Con el paso del tiempo, a medida que iba aprendiendo más, releía las lecturas antiguas y veía como mi forma de leer ha ido evolucionando, detectaba errores y pensaba: “ahora esto lo interpretaría de esta otra manera”. Es una forma fantástica de ir corrigiendo errores, de aprender de ellos y de afianzar conocimientos.
Como ya he dicho, este último tipo de Cuaderno de Tarot lo abandoné hace tiempo y es por una explicación muy sencilla. Llevo más de veinte años leyendo las cartas; son muchas tiradas, problemas que la gente me ha ido contando, cosas buenas y cosas no tan buenas. A medida que empiezas a hacer lecturas de forma continua, resulta difícil “desconectar” de ellas y llega un momento en el que sientes que las tiradas te van acompañando y, lógicamente, junto a ellas el problema que ha llevado a la persona a consultarte.
Al llevar el Cuaderno con las tiradas, empezó a sucederme que leía y releía las tiradas y de ese modo, revivía una y otra vez los problemas de otras personas, que se unían a los míos. Así que un día, hace ya unos años, decidí que, por higiene mental, no anotaría las tiradas, salvo algún caso excepcional, y una vez hecha la tirada e interpretada, me desentendería de ella. Sin duda, mi equilibrio mental está muy agradecido.
Por supuesto esta ha sido mi experiencia, estoy segura de que muchas personas tienen sus registros de tiradas (o de las lecturas que realicen según la mancia que utilizan) y les sirve de gran ayuda. A mí me sirvió, y mucho, durante años para afianzar la práctica, pero llegó un momento que dejó de serme útil y por eso dejé de usarlo. Eso no quiere decir que dentro de un tiempo decida volver a usarlo. Vamos evolucionando y atravesando etapas, cada una de ellas requiere unas herramientas y unos usos que quizás en la siguiente etapa ya no necesitemos.
Próximamente hablaré de algunos tipos de Cuadernos Mágicos más, como puede verse, es un tema que da mucho de sí. Espero que os sea de utilidad.
Próximamente hablaré de algunos tipos de Cuadernos Mágicos más, como puede verse, es un tema que da mucho de sí. Espero que os sea de utilidad.
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