Los Caballos o Caballeros, representan la etapa que abarca la juventud y sobre todo la primera madurez masculina. La figura del Caballero sobre su montura se recorta contra un cielo amarillo que nos recuerda la actividad mental que se lleva a cabo para desenvolverse en el mundo material. Las figuras de Oros en general, no actúan sin pensar primero, no se dejan llevar por impulsos o emociones incontroladas, calculan los riesgos antes de emprender sus aventuras.
Al fondo, de forma muy lejana, se insinúan unas montañas que se ven empequeñecidas por la distancia; al igual que sucedía con la Sota de Oros, el Caballo no atiende a la montañas, no ha llegado su momento aún, desde su posición actual es muy difícil que acierte a verlas, tal vez intuya su presencia, pero poco más, dos solitarios árboles se elevan también en la lejanía, pero tampoco atrapan su atención. Para esta carta, no ha llegado aún el momento de preocuparse por los temas espirituales, está demasiado centrada en lo más terrenal y físico.
El paisaje ya nos evoca uno de los significados principales de la carta y es el trabajo. La tierra que vemos ha sido arada, sus surcos nos recuerdan que para cosechar, primero hay que preparar la tierra, luego plantar las semillas, después cuidar el crecimiento y por último recoger los frutos, para volver a repetir el ciclo. El Caballero ha realizado el trabajo duro, el arado y la siembra, y ahora parece que nos enseña la recompensa de su trabajo, alzando ese pentáculo que podría ser el salario percibido. Todos los Oros saben que en su esfera, la material, se recoge el fruto equivalente al trabajo realizado.
Su imagen es imponente, vemos a un jinete impecablemente enfundado en su armadura, la cabeza cubierta por un yelmo con un penacho y hasta sus guantes. Sentado sobre su caballo negro, parece que observa su trabajo, pero la actitud es más bien expectante, parece como si estuviera preparado para emprender la marcha ante cualquier orden. Algunas personas se sienten confundidas por la aparente pasividad del Caballo de Oros, máxime si se compara con los Caballos de los otros palos, pero es una quietud engañosa, solo aparente. El Caballo de Oros siempre se moverá por un objetivo claro y preciso, en ese caso es imparable y tenaz.
Es un luchador pero su estrategia se basa en el orden y la planificación, por eso vemos como cumple con todos los requisitos de la vestimenta del luchador de otras épocas, ni un detalle queda descuidado. Según se dice, el penacho de su yelmo, así como el adorno sobre la cabeza del caballo, serían hojas de roble, el Duir de los celtas, un árbol mágico que simboliza la fuerza y la longevidad. El caballo es negro, un color que se asocia a la tierra, su planta es sólida, es un caballo robusto, fuerte, desde luego no se trata de un caballo de paseo o de exhibición, es de una raza destinada al trabajo duro.
Hay un poco de confusión a la hora de nombrar esta carta, supongo que es más correcto decir Caballero que Caballo, puesto que hacemos referencia más bien a características del primero que del segundo; quizás debido a la influencia que en mí ha tenido el uso de la baraja española como entretenimiento, inconscientemente siempre utilizo el nombre del Caballo. Es un debate sumamente interesante y es imprescindible, creo yo, leer un genial artículo que sobre el tema hace Pablo Robledo en su muy recomendable blog:
http://eltarot78-elwalich.blogspot.com/2010/08/los-caballos.html
Significados generales: Físicamente se asocia con personas de ojos y cabello oscuros. Su carácter sería el representativo de los signos de Tierra: Tauro, Virgo y Capricornio. Es un hombre de edad comprendida entre la juventud (ya abandonada la adolescencia) y la primera madurez.
Carácter: Persona honesta, honrada, trabajadora. Responsable, sensato, metódico y totalmente precavido. Puede ser un recién llegado, un extraño. Muchas veces representa al hombre un tanto solitario.
Es una carta de realizaciones materiales y profesionales. Los negocios son sólidos; habilidad para ganar y conservar lo ganado. Se aceleran los proyectos y las empresas. Esta carta indica que se invierte toda la energía en asuntos profesionales, asuntos económicos o incluso en el ejercicio físico.
Es una carta de buena salud y en temas emocionales representa sentimientos profundos y progresivos.
Invertida: Persona avariciosa, muy materialista, codiciosa, rencorosa e incluso intolerante. En muchos casos puede ser indeciso, perezoso, complaciente, despilfarrador. En su peor versión puede ser un aventurero, cazadotes y jugador.
Pueden darse situaciones de estancamiento, de holgazanería e incluso indolencia. Mala administración. Recesión económica.
En lo sentimental es la persona que se centra en lo físico y no quiere comprometerse. Puede llegar a ser el hombre que ve a la mujer como una posesión.
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