Nada como un halo de malditismo para que una película se promocione el triple como mínimo. Somos humanos y el morbo nos puede, resulta casi irresistible ver una película que, se dice, está maldita: se suceden hechos extraños durante los rodajes, los actores sufren sospechosos accidentes o incluso mueren de forma incomprensible y misteriosa, ¿quién quiere perdérselo?
Sinceramente Poltergeist debe su éxito, en gran medida, a la fama de supuesta maldición que la rodea y, aún comprobándose que muchos de los hechos que refutaban su malditismo resultaron ser falsos, la fama ya la tenía y eso es algo imparable. “Crea fama y échate a dormir”.
La idea original de la película proviene de un episodio de la serie “The Twilight Zone” (“Dimensión desconocida” o “En los Límites de la realidad”), llamado "Pequeña niña perdida"; basado a su vez en un relato corto de Richard Matheson (el autor de “Soy leyenda”). A Steven Spielberg, la Columbia le pidió una película de miedo, él acepto producirla, pero no dirigirla. Aunque en un principio había pensado en una historia de extraterrestres, no quiso que interfiriera con “E.T.” que estaba en proceso por aquellas fechas, así que tomando en parte la base del relato anteriormente mencionado, creó el argumento de Poltergeist. Por historias que nada tienen que ver con la maldición, así que pasaré de puntillas por ellas, Spielberg acabó llevando el proyecto a los estudios MGM.
Como director eligió a Tobe Hooper, que le había entusiasmado con “La matanza de Texas”, aunque luego hubo una batalla verbal entre ambos por atribuirse la idea original y la autoría de diversas escenas. Pero eso es lo de menos, lo importante es que ya en el rodaje de Poltergeist I sucedieron cosas extrañas. La actriz JoBeth Williams, que interpretaba el papel de la madre, Diane Freeling, contaba que durante el rodaje, cuando regresaba a su casa, se encontraba invariablemente todas las fotos y cuadros que colgaban de las paredes, caídas en el suelo.
La propia JoBeth reconoció que los esqueletos que aparecen en la escena de la piscina son reales, algo que confirmó el encargado de los efectos especiales, Craig Reardon, que confesó que resultaba más barato utilizarlos que comprarlos falsos. Según algunos, esta falta de respeto a esos cadáveres, sería el detonante de los sucesos desgraciados que acompañaron a la serie.
Como director eligió a Tobe Hooper, que le había entusiasmado con “La matanza de Texas”, aunque luego hubo una batalla verbal entre ambos por atribuirse la idea original y la autoría de diversas escenas. Pero eso es lo de menos, lo importante es que ya en el rodaje de Poltergeist I sucedieron cosas extrañas. La actriz JoBeth Williams, que interpretaba el papel de la madre, Diane Freeling, contaba que durante el rodaje, cuando regresaba a su casa, se encontraba invariablemente todas las fotos y cuadros que colgaban de las paredes, caídas en el suelo.
La propia JoBeth reconoció que los esqueletos que aparecen en la escena de la piscina son reales, algo que confirmó el encargado de los efectos especiales, Craig Reardon, que confesó que resultaba más barato utilizarlos que comprarlos falsos. Según algunos, esta falta de respeto a esos cadáveres, sería el detonante de los sucesos desgraciados que acompañaron a la serie.
Tras finalizar el rodaje, la actriz Dominique Dunne, que interpretaba a Dana, la hija mayor de la familia protagonista, murió a consecuencia del intento de estrangulamiento de su novio, John Sweeney. Hay que decir que la rumorología decía que la actriz había contado que desde que empezó el rodaje de Poltergeist, pasaban fenómenos extraños en su propio domicilio. Incluso muchos achacaron el ataque de Sweeney a la tensión que dichos fenómenos desencadenaron en la pareja.
La realidad suele ser más cutre y sencilla. Según parece ya se habían dado escenas violentas entre ellos, de hecho constaban varias denuncias por malos tratos y Dominique intentaba separarse de su novio, pero en esta ocasión, en un ataque de celos, Sweeney la estranguló; al llegar a casa la había encontrado ensayando con un compañero de la nueva serie en la que iba a participar; si bien no estaba muerta cuando llegó la ambulancia, un paro cardiaco, en el trayecto al hospital acabó con su vida. Tenía entonces 22 años.
En 1.985 comenzó el rodaje de la segunda entrega, Poltergeist II. Los actores principales de la primera parte participaban en la secuela, salvo Dominique, como es lógico. Al elenco se unió el actor Julian Beck, su papel era el del perverso reverendo Kane, un predicador chiflado que murió tiempo atrás junto a los miembros de la no menos enloquecida secta que lideraba, en unas cuevas que se encontraban precisamente bajo los cimientos de la casa de los Freelin. Ahora, su malévolo espíritu trataba de llevarse a la pequeña de la familia al “otro lado”.
Beck era un actor y director teatral, cuya vida había sido un exceso continuo; en 1.983 le fue diagnosticado un cáncer de estómago para el que no existía solución. No hace falta decir que el aspecto tan impresionante que se aprecia en la película era su aspecto real, estaba muy enfermo y, muy poco tiempo después de terminar su participación en la película, falleció. Sinceramente, incluir esta muerte en la lista de las “muertes por maldición”, me parece absurdo, era un enfermo terminal de cáncer de 60 años. Aún así, muchos se empeñan en que es una muerte inexplicable.
El rodaje fue tenso y complicado. Se daban pequeños accidentes, que tomados uno a uno no significaban gran cosa, pero unidos, hicieron que los miembros de la producción estuviesen nerviosos y preocupados. Otro de los personajes nuevos de esta segunda parte intentó solucionarlo. Will Sampson, el actor que encarna a Taylor, era un gigantón indio sumamente bondadoso y además era realmente un chamán, al igual que su personaje en la película.
Se prestó de forma voluntaria para realizar una serie de exorcismos que limpiaran definitivamente el plató. Todos sus compañeros estuvieron de acuerdo y así se hizo. Según dijo Craig T. Nelson, que interpretaba al padre de la familia Freeling: “No sólo interpretaba a un chamán, sino que era realmente un chamán y creo que le costó su propia salud mantenernos a salvo”.
Tal vez no estuviera muy desencaminado. Aunque se dijo que el ambiente de trabajo, tras los rituales del chamán, se tranquilizó enormemente, lo cierto es que pocos meses después de finalizar el rodaje, Will se tuvo que someter a un doble trasplante de corazón y pulmón con carácter de urgencia. No sobrevivió, las complicaciones postoperatorias acabaron con su vida. Tenía 53 años. ¿Achacamos esta muerte a la maldición?
En el rodaje de la tercera y última película, al menos hasta la fecha, también pasaron cosas extrañas. Se dieron accidentes varios, como un coche que explotó durante la filmación de una persecución y que estuvo a punto de abrasar vivo a un miembro del equipo de rodaje. También pasaron cosas “raritas” como lo que contó Zelda Rubenstein, la entrañable Tangina: Según sus propias palabras, durante una sesión fotográfica para la promoción de la película, una luz brillante tapaba la cara de la actriz absolutamente en todas las fotos; tristemente, ese mismo día, a esa misma hora, su madre moría.
La realidad suele ser más cutre y sencilla. Según parece ya se habían dado escenas violentas entre ellos, de hecho constaban varias denuncias por malos tratos y Dominique intentaba separarse de su novio, pero en esta ocasión, en un ataque de celos, Sweeney la estranguló; al llegar a casa la había encontrado ensayando con un compañero de la nueva serie en la que iba a participar; si bien no estaba muerta cuando llegó la ambulancia, un paro cardiaco, en el trayecto al hospital acabó con su vida. Tenía entonces 22 años.
En 1.985 comenzó el rodaje de la segunda entrega, Poltergeist II. Los actores principales de la primera parte participaban en la secuela, salvo Dominique, como es lógico. Al elenco se unió el actor Julian Beck, su papel era el del perverso reverendo Kane, un predicador chiflado que murió tiempo atrás junto a los miembros de la no menos enloquecida secta que lideraba, en unas cuevas que se encontraban precisamente bajo los cimientos de la casa de los Freelin. Ahora, su malévolo espíritu trataba de llevarse a la pequeña de la familia al “otro lado”.
Beck era un actor y director teatral, cuya vida había sido un exceso continuo; en 1.983 le fue diagnosticado un cáncer de estómago para el que no existía solución. No hace falta decir que el aspecto tan impresionante que se aprecia en la película era su aspecto real, estaba muy enfermo y, muy poco tiempo después de terminar su participación en la película, falleció. Sinceramente, incluir esta muerte en la lista de las “muertes por maldición”, me parece absurdo, era un enfermo terminal de cáncer de 60 años. Aún así, muchos se empeñan en que es una muerte inexplicable.
El rodaje fue tenso y complicado. Se daban pequeños accidentes, que tomados uno a uno no significaban gran cosa, pero unidos, hicieron que los miembros de la producción estuviesen nerviosos y preocupados. Otro de los personajes nuevos de esta segunda parte intentó solucionarlo. Will Sampson, el actor que encarna a Taylor, era un gigantón indio sumamente bondadoso y además era realmente un chamán, al igual que su personaje en la película.
Se prestó de forma voluntaria para realizar una serie de exorcismos que limpiaran definitivamente el plató. Todos sus compañeros estuvieron de acuerdo y así se hizo. Según dijo Craig T. Nelson, que interpretaba al padre de la familia Freeling: “No sólo interpretaba a un chamán, sino que era realmente un chamán y creo que le costó su propia salud mantenernos a salvo”.
Tal vez no estuviera muy desencaminado. Aunque se dijo que el ambiente de trabajo, tras los rituales del chamán, se tranquilizó enormemente, lo cierto es que pocos meses después de finalizar el rodaje, Will se tuvo que someter a un doble trasplante de corazón y pulmón con carácter de urgencia. No sobrevivió, las complicaciones postoperatorias acabaron con su vida. Tenía 53 años. ¿Achacamos esta muerte a la maldición?
En el rodaje de la tercera y última película, al menos hasta la fecha, también pasaron cosas extrañas. Se dieron accidentes varios, como un coche que explotó durante la filmación de una persecución y que estuvo a punto de abrasar vivo a un miembro del equipo de rodaje. También pasaron cosas “raritas” como lo que contó Zelda Rubenstein, la entrañable Tangina: Según sus propias palabras, durante una sesión fotográfica para la promoción de la película, una luz brillante tapaba la cara de la actriz absolutamente en todas las fotos; tristemente, ese mismo día, a esa misma hora, su madre moría.
Pero sin duda, la estrella de la “Maldición Poltergeist” es la muerte de la pequeña Heather O’Rourke. La niña había nacido el 27 de diciembre de 1.975. A principios del año 1.987 empezó a sentir nauseas. Sus padres la llevaron al hospital varias veces, pero el diagnóstico siempre era gripe. Al poco tiempo sus pies se hinchaban, algo que no parecía muy normal en una niña de once años. Tras un ingreso para observación hospitalaria, se descubrió que tenía un parásito llamado Giardia. Se recetó la medicación adecuada y su salud pareció restablecerse.
Pero poco antes de comenzar el rodaje de Poltergeist III, en una revisión médica, se detectó que Heather tenía la temible enfermedad de Crohn, una enfermedad crónica que provoca que el sistema autoinmune del individuo ataque a su propio intestino, provocando la inflamación del mismo. Afortunadamente, tiene tratamiento.
Convenientemente medicada, se incorporó con toda la normalidad al rodaje de la película. Tal vez el tratamiento, a base de cortisona, explique la excesiva redondez de su cara en la película. Pero el 31 de enero de 1.988, cuando el rodaje estaba prácticamente acabado, Heather se encontró mal, estaba en casa con su madre y tras una serie de vómitos y problemas respiratorios, se desplomó. Se trataba de un shock ´séptico.
En la ambulancia, de camino a urgencias, la niña sufrió un paro cardiaco, aunque los médicos lograron reanimarla. Estaba muy grave, así que un helicóptero la trasladó al Hospital Infantil de San Diego. Los médicos vieron que tenía una grave obstrucción intestinal, así que decidieron operarla inmediatamente, pero ya era tarde. Murió en la misma mesa de operaciones. La madre demandó al hospital que había diagnosticado erróneamente la enfermedad de Crohn; según la autopsia, Heather tenía una estenosis congénita intestinal, es decir, una obstrucción del intestino de nacimiento, que con cirugía se podría haber corregido. Es una enfermedad rarísima, pero con un diagnóstico certero y una operación, se puede curar.
En resumen, murió por un diagnóstico equivocado. Las circunstancias tan especiales de su muerte, acrecentaron aún más la fama de maldita de la serie Poltergeist. La película se terminó de rodar con cierta polémica; el director decía que se le obligó a rodar un final distinto del previsto con una doble, los productores y miembros del equipo, aseguran que el final ya estaba rodado y que se cambiaron algunas escenas cuando la niña ya estaba muerta, utilizando una doble.
No está de más hacer referencia a los distintos rumores que corrieron en su época sobre más desgracias y que el tiempo demostró que eran todos falsos. El primero de ellos fue la supuesta muerte de Craig T. Nelson, el actor que encarna el papel de Steven Freeling, el padre de la familia. Pues bien, este actor sigue vivito y coleando, si bien es verdad que no tiene papeles principales, es un secundario habitual, yo le he seguido viendo en algunas películas e interviene de vez en cuando en series de forma esporádica.
También se habló de la muerte, envuelta en misteriosas circunstancias, de Zelda Rubinstein, la médium Tangina. Tampoco era verdad, esta actriz falleció a principios de este año, 2.010 y, teniendo en cuenta que tenía cerca de los ochenta años, tampoco se puede decir que sea una muerte sorprendente y han pasado demasiados años como para asociarla con la maldición de la película. Por otro lado, se dijo que Oliver Robins, el actor que interpretaba al niño Robbie, fue atropellado por un camión, perdiendo brazos y piernas. Al poco tiempo se extendió el rumor de su fallecimiento.
Como despedida, la foto de Oliver, a día de hoy, tan feliz y tan contento, y sobre todo, tan entero, dedicado actualmente a la dirección y a escribir guiones (¡Cómo ha pasado el tiempo!). Esta es la maldición de Poltergeist, una serie de muertes que tienen una explicación bastante lógica; quizás la más inquietante es la de la niña, pero las otras tres son bastante explicables: enfermedad y malos tratos. Rumores sobre sucesos extraños, pero nunca probados, en fin estos son los hechos.
Pero poco antes de comenzar el rodaje de Poltergeist III, en una revisión médica, se detectó que Heather tenía la temible enfermedad de Crohn, una enfermedad crónica que provoca que el sistema autoinmune del individuo ataque a su propio intestino, provocando la inflamación del mismo. Afortunadamente, tiene tratamiento.
Convenientemente medicada, se incorporó con toda la normalidad al rodaje de la película. Tal vez el tratamiento, a base de cortisona, explique la excesiva redondez de su cara en la película. Pero el 31 de enero de 1.988, cuando el rodaje estaba prácticamente acabado, Heather se encontró mal, estaba en casa con su madre y tras una serie de vómitos y problemas respiratorios, se desplomó. Se trataba de un shock ´séptico.
En la ambulancia, de camino a urgencias, la niña sufrió un paro cardiaco, aunque los médicos lograron reanimarla. Estaba muy grave, así que un helicóptero la trasladó al Hospital Infantil de San Diego. Los médicos vieron que tenía una grave obstrucción intestinal, así que decidieron operarla inmediatamente, pero ya era tarde. Murió en la misma mesa de operaciones. La madre demandó al hospital que había diagnosticado erróneamente la enfermedad de Crohn; según la autopsia, Heather tenía una estenosis congénita intestinal, es decir, una obstrucción del intestino de nacimiento, que con cirugía se podría haber corregido. Es una enfermedad rarísima, pero con un diagnóstico certero y una operación, se puede curar.
En resumen, murió por un diagnóstico equivocado. Las circunstancias tan especiales de su muerte, acrecentaron aún más la fama de maldita de la serie Poltergeist. La película se terminó de rodar con cierta polémica; el director decía que se le obligó a rodar un final distinto del previsto con una doble, los productores y miembros del equipo, aseguran que el final ya estaba rodado y que se cambiaron algunas escenas cuando la niña ya estaba muerta, utilizando una doble.
No está de más hacer referencia a los distintos rumores que corrieron en su época sobre más desgracias y que el tiempo demostró que eran todos falsos. El primero de ellos fue la supuesta muerte de Craig T. Nelson, el actor que encarna el papel de Steven Freeling, el padre de la familia. Pues bien, este actor sigue vivito y coleando, si bien es verdad que no tiene papeles principales, es un secundario habitual, yo le he seguido viendo en algunas películas e interviene de vez en cuando en series de forma esporádica.
También se habló de la muerte, envuelta en misteriosas circunstancias, de Zelda Rubinstein, la médium Tangina. Tampoco era verdad, esta actriz falleció a principios de este año, 2.010 y, teniendo en cuenta que tenía cerca de los ochenta años, tampoco se puede decir que sea una muerte sorprendente y han pasado demasiados años como para asociarla con la maldición de la película. Por otro lado, se dijo que Oliver Robins, el actor que interpretaba al niño Robbie, fue atropellado por un camión, perdiendo brazos y piernas. Al poco tiempo se extendió el rumor de su fallecimiento.
Como despedida, la foto de Oliver, a día de hoy, tan feliz y tan contento, y sobre todo, tan entero, dedicado actualmente a la dirección y a escribir guiones (¡Cómo ha pasado el tiempo!). Esta es la maldición de Poltergeist, una serie de muertes que tienen una explicación bastante lógica; quizás la más inquietante es la de la niña, pero las otras tres son bastante explicables: enfermedad y malos tratos. Rumores sobre sucesos extraños, pero nunca probados, en fin estos son los hechos.
A quien interese el tema de las maldiciones cinematográficas, puede encontrar referencias de Poltergeist y de otras películas como “La Semilla del Diablo” o hechos misteriosos relacionados con el cine como la muerte de Bruce Lee, en el libro en el que me he basado para hacer El Baúl de hoy: “¡Malditas películas!” de Miguel Ángel Prieto (T&B Editores), absolutamente entretenido y recomendable.
Esa pelicula me deterioró la niñez practicamente, haciendome pasar tantas malas noches, que llegaba a la escuela con mucho sueño y a veces hasta nervioso. Buen post.
ResponderEliminarHola, Anónimo
ResponderEliminarLa verdad es que es una película impactante. Tal vez a los chicos de ahora no les impresione demasiado, porque ven cosas más terribles aún (simplemente las noticias en la televisión resultan espeluznantes... y eso es real). Todo depende de cuando se ve y las circunstancias que rodean ese momento. Poltergeist era una película que veían niños y adultos, a mi me parece que no es muy adecuada para niños porque, como fue tu caso y el de mucha gente, pueden impresionarse demasiado, simplemente pensando que lo que les pasa a esos niños les puede pasar a ellos también.
En cualquier caso, cuando la vuelves a ver de adulto, ya no impacta tanto. Espero que ese sea tu caso. Gracias por compartir tu experiencia y celebro que te haya interesado el post.
Saludos
algo pasa con todas las peliculas fui a ver en emily rose y cuando entre no se movian la pagina
ResponderEliminares verdad fui a ver lo de emily rose i la pagina no se movia
ResponderEliminarHola, Anónimo
ResponderEliminarMe temo que con el cierre de páginas para descarga y, sobre todo la clausura de megaupload, han dejado de funcionar algunos de los enlaces para ver y descargar películas. Intentaré revisar los que no funcionen para ver si puedo encontrar nuevos enlaces.
En cuanto a lo que comentas de Emily Rose, no recuerdo haber comentado esa película ni haber puesto ningún enlace para verla; si mal no recuerdo creo haber mencionado de pasada la película al comentar "El Exorcista" pero nada más.
Recibe un saludo
Excelente post... Es verdad que esta pelicula influyo terroríficamente en mi infancia, el payaso , el arbol q se come a niño .... Espeluznante ... Soy un adulto ahora y no puedo dormir teniendo muñecos sonrientes frente a mi cama.... Excelente pelicula,,, y es una lastima todos los extraños sucesos que rodearon a los protagonistas
ResponderEliminarHola Anónimo
EliminarEs curioso como nos impactan las cosas según nuestra historia personal ¿verdad? A mi también me impactaron algunas escenas de Poltergeist, por ejemplo, hay dos cosas que me han causado verdadero pánico desde niña y aún hoy lo hacen: la visión de un payaso o de un maniquí es algo que me da escalofríos, así que entiendo perfectamente lo que comentas, ese payaso me produjo pesadillas.
Y, como anécdota te contaré que, tiempo después de ver la segunda entrega de Poltergeist, tuve que llevar un aparato de ortodoncia, así que te puedes imaginar la angustia que me entraba cuando recordaba la escena del niño cuando los alambres de su aparato dental empezaban a crecer ¿lo recuerdas?
Si, es lo bueno que tienen algunas películas, que nos impactan de forma increíble, esa es la magia del cine.
Saludos y gracias por compartir tus comentarios.