Siguiendo nuestro recorrido por el hipnótico
Tarot de Crowley, llegamos al décimo Arcano, la Fortuna. Vemos una inmensa
rueda coronada por la figura de la Esfinge portando una espada, por el lado
izquierdo vemos ascendiendo a Hermanubis, el dios híbrido mezcla del Hermes
griego y el Anubis egipcio; por el derecho desciende el dios primitivo Tifón
que ya vimos en la carta anterior. Según nos dice Crowley en su obra “El libro
de Thoth”, la Esfinge sería la representación de la Sal alquímica mientras que
Hermanubis encarnaría el Mercurio y Tifón la Sal. A su alrededor observamos una
serie de relámpagos que son una fuerza creativa al mismo tiempo que
destructora.
Al llegar al Arcano número XI, nos
encontramos con una sorpresa, la Fuerza ha sido sustituida por la Lujuria. Es
una imagen realmente impactante. Vemos a una joven desnuda portando lo que
podría ser el cáliz del Santo Grial, a lomos de un león de formidables
proporciones y con la cabeza compuesta a su vez por múltiples cabezas. Parece
que ella ha logrado dominar a la bestia. Es una carta que hay que observar con
detenimiento, pues está cargada de símbolos. En la parte inferior se pueden
apreciar, entre las patas del león, unas manos en actitud de oración y una
cabeza. En la parte superior, se ven alrededor de esa energía luminosa que
desprende el cáliz, múltiples tentáculos, o tal vez sean serpientes.